De la empresa comercial a la empresa social
Según el informe "Tendencias Globales de Capital Humano 2018", elaborado por Deloitte, esa transformación es uno de los principales desafíos que enfrentan los líderes empresariales para que sus organizaciones puedan adaptarse de modo exitoso a las nuevas reglas del mercado. Ganar dinero sí, pero no de cualquier forma.
En tiempos de cambios, la tradicional empresa comercial se reinventa: llegó la hora de la empresa social, una organización que combina el crecimiento de los ingresos y la obtención de beneficios con el respeto y apoyo de su entorno y el de las diferentes redes con las que interactúa.
En medio de los profundos cambios que acarrea la denominada "Cuarta Revolución", emerge, cada vez con más fuerza, el formato de las empresas sociales.
¿En qué consisten las empresas sociales? Para entenderlo es clave tener en claro que hoy las organizaciones ya no solo se evalúan en función de métricas tradicionales, como el rendimiento financiero o la calidad de sus productos y servicios. Por el contrario, cada vez tiene más peso la relación que establezcan con sus trabajadores, clientes y comunidades, así como su impacto en la sociedad en general.
En ese nuevo esquema -en donde calidad cuenta más que cantidad-, tanto dentro como fuera de la organización, la empresa social asume las responsabilidades de un buen ciudadano según el informe "Tendencias Globales de Capital Humano 2018", elaborado por Deloitte.
El trabajo señala que uno de los principales desafíos que enfrentan los líderes empresariales es cómo incrementar el capital social para reconfigurar sus organizaciones.
"Los nuevos roles y habilidades del trabajador se focalizan en lo esencialmente humano, más que en lo técnico; previéndose una demanda muy significativa para habilidades tales como la innovación, la creatividad y la solución de problemas complejos, la capacidad cognitiva no rutinaria (por ejemplo, el trabajo gerencial) y las habilidades sociales, tales como la capacidad para comunicarse con otra gente y la comunicación efectiva" comentó Claudio Giaimo, Managing Partner de Deloitte.
Parte del éxito de una empresa social pasa por incorporar tendencias, perspectivas y voces externas mediante el relacionamiento no solo con sus clientes y empleados, sino con las comunidades en las que actúa, los reguladores y otras partes.
Y que quede claro: no es una cuestión de altruismo. Ejercitar esta nueva cultura es fundamental para mantener la reputación de una organización, atraer, retener e involucrar a trabajadores críticos, y cultivar la lealtad entre los clientes.
¿Por qué ahora?
Si efectivamente este es el tiempo de las empresas sociales, ¿por qué se da este cambio ahora? Según la investigación de Deloitte, el impulso principal viene dado por los cambios sociales, económicos, políticos y tecnológicos que surgieron luego de la última gran crisis financiera mundial.
A pesar de la recuperación económica que se registró desde 2008, son muchos los que sienten que las ganancias financieras no mejoraron la calidad de vida de las personas ni abordaron los problemas sociales o fortalecieron la estabilidad política. Por eso hoy las sociedades confían en que serán líderes empresariales más que instituciones políticas y sociales los que ayuden a superar esas brechas.
Aunque son varios los factores que contribuyen al aumento de las empresas sociales, tanto en la Argentina como en el mundo, hay tres fuerzas protagónicas que impulsan el cambio:
1) Efecto millenials. Con la nueva generación a la cabeza, el poder de los individuos se fortalece. Por primera vez en la historia de los mercados, los jóvenes cuestionan activamente las premisas fundamentales del comportamiento corporativo y los principios sociales que guiaron el modelo hasta ahora.
2) Vacancia de liderazgo. Se espera que las empresas llenen un creciente vacío de liderazgo en la sociedad. En todo el mundo, existe una percepción de que los sistemas políticos están cada vez más polarizados y los ciudadanos miran a las empresas para que llenen el vacío en temas críticos como inequidad, salud y diversidad, entre otros, para ayudar a un mundo con más equidad y justicia.
3) Shock tecnológico. El impacto de la tecnología está teniendo efectos imprevistos en la sociedad. Al mismo tiempo que crea oportunidades masivas para lograr un crecimiento sostenible e inclusivo, los avances en la inteligencia artificial y las nuevas tecnologías de comunicación están cambiando la forma en la que se trabaja, quién trabaja y cómo eso influye en la sociedad.
"Las organizaciones buscan capitalizar los beneficios de la inteligencia artificial, la robótica, las herramientas de conectividad, pero deberían a la vez contribuir a mitigar los efectos negativos no deseados. Las herramientas señaladas resultarán en un rediseño de la arquitectura del trabajo y aumentarán la productividad, pero las organizaciones también deben prestar atención y respetar su impacto en la fuerza de trabajo en general", manifestó Giaimo. "Para ser capaces de maximizar el valor potencial de los avances tecnológicos y minimizar los efectos adversos potenciales que puedan tener en la fuerza de trabajo, las organizaciones deben sumar a los humanos a este viaje – rediseñando el trabajo, re-entrenando a sus empleados y reorganizándose, para aprovechar las capacidades esencialmente humanas de sus trabajadores. La ventaja no es automatizar el trabajo de rutina o rediseñar trabajos existentes, pero re-pensar la arquitectura del trabajo como un todo. Las organizaciones deben cambiar a un modelo donde las personas cuenten con poder para adquirir experiencia valiosa, explorar nuevos roles y reinventarse a sí mismos continuamente", dijo.
En definitiva, convertirse en una empresa social no deja de ser ampliar la mirada y el radio de acción -y de interacción- de las organizaciones; pensar no solo en la carrera del individuo, sino también en un entorno de trabajo que promueva el bienestar en las esferas física, mental y financiera.
Al sumarse a esta transformación, una organización invierte tanto en su propia fuerza laboral como en el ecosistema de la fuerza de trabajo como un todo, lo que produce beneficios tanto a la organización como a la sociedad en general.
Deloitte ha lanzado una nueva encuesta, que contará con la participación de ejecutivos de C-suite, líderes empresariales y profesionales de recursos humanos de todo el mundo, compartiendo su perspectiva como miembros del ecosistema global de capital humano y ayudando a impulsar la conversación sobre la fuerza laboral, el lugar de trabajo y la naturaleza cambiante del trabajo en sí mismo.
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