Impuesto oculto: de dónde saldrá el dinero para pagar los bonos anunciados por Alberto Fernández
El Gobierno presentó ayer una asistencia para informales, monotributistras y pasivos de hasta $18.000 cuyo costo fiscal es de $200.000 millones; Guzmán dio indicios de a quiénes afectará el impuesto a la “renta inesperada”
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El festival de bonos lanzado por Alberto Fernández para intentar paliar los efectos de la suba de precios en los ingresos no requerirá del nuevo impuesto a “la renta inesperada” para financiar el costo fiscal de $200.000 millones que tendrá la iniciativa. Irónicamente, admitieron en el Gobierno, la cuenta se pagará gracias a la mayor inflación.
Esto es así porque el Ministerio de Economía espera que el rebrote inflacionario que afecta al país como consecuencia de la tensión de la invasión de Rusia a Ucrania, las dudas que genera el recalentamiento de la interna entre Fernández y Cristina Kirchner y la inercia negativa de las políticas macroeconómicas oficiales tendrá un impacto positivo en la recaudación, sobre todo la del segundo trimestre (sería mayor a la esperada). Claro está, que las fuentes oficiales recalcan que además de los altos precios, la mejora de la situación económica suma a las arcas del Tesoro impulsadas por la AFIP.
Por eso, cerca del titular del Palacio de Hacienda, Martín Guzmán, explicaron que el pago de esta asistencia temporal –una calificación clave en materia fiscal- al segmento menos pudiente de la población no pone en riesgo los llamados criterios de desempeño (sendero fiscal, emisión monetaria y acumulación de reservas) que el Gobierno pactó con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para poder cerrar un Programa de Facilidades Extendidas (EFF, según las siglas en inglés).
“La Argentina en el primer trimestre ha cumplido con las metas en el plano fiscal, monetario y de acumulación de reservas”, afirmó el titular del Palacio de Hacienda ayer en su anuncio.
Los indicadores fijados en aquel plan requerirán de una “recalibración” –nuevas medidas- para que el Gobierno pueda cumplir las metas y hacerse de dólares. De eso, hablarán Guzmán y la directora gerente del Fondo, Kristalina Georgieva, el viernes en Washington. La primera revisión trimestral está fijada para el mes que viene, pero se descuenta que se avanzará en estos días.
Si bien los precios ayudan al Gobierno a financiar su política de ingresos, la inflación corrige la situación real de esos bolsillos. Los $10.000 del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) de abril de 2020 a valores actuales serían unos $21.800, según los cálculos de Leopoldo Tornarolli, investigador del Cedlas-UNLP. Los bonos de $18.000 en dos cuotas evitarán temporalmente más pobres, pero siguen siendo una política limitada ante el rebrote de precios que vive la Argentina y frente al corset fiscal que significa el acuerdo con el FMI ideado para enfrentar la inflación.
Otro problema sobre el que advierten algunos expertos es el recalentamiento que puede provocar una nueva marea de pesos al exacerbar la demanda –y en los precios- o en el tipo de cambio (expectativas de devaluación más brecha) en medio de la necesidad de cobertura de los privados ante las tensiones globales, las furiosas internas en el Frente de Todos y las inestabilidades aún vigentes en la política macroeconómica argentina.
“No creo que tenga impacto inflacionario, al menos no en el otro plazo”, señaló a este medio un miembro del equipo económico. “Marzo fue el pico”, afirmó otro hombre del Gobierno. Los índices de precios de junio y julio darán su veredicto final sobre la política lanzada ayer.
Las medidas oficiales
Alberto Fernández –en otro apoyo explícito al ministro de Economía, que se sentó a su lado en el anuncio- presentó ayer cuatro bonos para intentar paliar los efectos de la inflación. Uno será de $18.000 para los trabajadores informales de entre 18 y 65 años (en dos cuotas); el mismo monto se otorgará a trabajadores de las categorías A y B del monotributo; los jubilados y pensionados tendrán $12.000 en una cuota. Por último, los trabajadores de casas particulares –registradas y no registradas- también recibirán $18.000 en dos cuotas. Todo se pagará en mayo y junio.
Guzmán también dio indicios sobre su impuesto a la “renta inesperada”, una iniciativa que no es nueva en el mundo, pero que ya genera ruidos en el sector privado local. De hecho, en 1980 el entonces presidente estadounidense Jimmy Carter aprobó el “Windfall profit tax” para las compañías petroleras por los altos precios del crudo. La inflación en ese país era de dos dígitos entonces. En 2008, el candidato demócrata Barack Obama propuso en campaña ese mismo gravamen, pero cuando llegó a presidente esa opción dejó de barajarse. Ayer, algunos funcionarios distribuían a la prensa un informe del FMI en el que se discutió en un informe la posibilidad de aumentar el impuesto a las ganancias a las empresas.
De su nueva política tributaria, el ministro de Economía solo informó que se aplicará –si se aprueba en el Congreso Nacional– a empresas con ganancias netas imponibles superiores a los $1000 millones en el año y dijo que si la “renta inesperada” por el conflicto bélico en Europa se canaliza hacia la reinversión productiva se pagará menos.
El costo de los bonos
Un informe del Iaraf estimó que el gasto extra que implican los bonos oficiales oscila entre $176.000 millones y $235.000 millones; entre 0,25% y 0,33% del producto estimado para 2022. “Como toda transferencia de ingresos adicional realizada sin financiamiento específico, todo este nuevo gasto hace crecer el déficit con el que se contaba previo a la creación del mismo”, señaló el análisis de Nadín Argañaraz.
“Teniendo en cuenta la meta de reducir el déficit primario anual del 3% del PBI en 2021 al 2,5% del PBI en 2022, se comprometió una reducción del rojo primario equivalente al 0,50% del PBI. El anuncio de ayer equivale entonces a entre la mitad y las dos terceras partes de toda la corrección anual acordada con el FMI”, completó.
Cerca de Guzmán afirman que se “sobrecumplió” la meta fiscal del primer trimestre tanto en valores nominales como en porcentaje del PBI. “Dada la más elevada inflación, que incrementa el PBI nominal, el sobrecumplimiento en términos del PBI fue mayor. Esto implica que hay mayor espacio fiscal para lo que sigue”, estimaron cerca del ministro de Economía.
“Dada la dinámica inflacionaria, la nueva recaudación nominal proyectada para el segundo trimestre es mayor que la que se proyectaba antes”, agregaron. A eso sumaron que la recaudación real sigue creciendo. Esto implica, completaron, que “se requiere actualizar al alza el gasto nominal para que tanto el gasto en términos reales como el déficit primario vayan en la línea de lo programado”.
Por otra parte, recalcaron que, en el primer trimestre del año, el financiamiento monetario al Tesoro “estuvo por debajo de los valores proyectados”: fue de 0,15% del PBI aproximadamente, cuando se proyectaba más que 0,2% del PBI.
Esto le contará Guzmán a Georgieva. La búlgara, en tanto, lo esperará con el punto 14 del acuerdo firmado. “Si los ingresos reales del gobierno federal (netos del gasto asociado legalmente) fueran superiores a lo programado, nos comprometemos a aprovechar esta oportunidad para reducir debidamente el déficit fiscal según corresponda, o para asegurar que nuestro escenario base de meta fiscal se cumpla en el evento de que ocurra algún shock externo adverso, y de esta manera reflejar nuestro compromiso respecto a las políticas de estabilización macroeconómica”, dice el mismo.