Darío Martínez, secretario de Energía: "El que pueda pagar el costo de las tarifas, lo va a pagar"
Tranquilo, con un pie en Neuquén y otro en el Palacio de Hacienda, el secretario de Energía, Darío Martínez, está a la espera de que se reglamente el Plan Gas, el programa de estímulo a la producción que anunció junto con el presidenteAlberto Fernández en Vaca Muerta, y el que explicó en detalle ante el FMI. "El circuito acá dentro lleva sus tiempos", dice, al explicar la demora en la reglamentación, en una entrevista con LA NACION.
Mientras tanto, está trabajando en implementar un nuevo esquema de subsidios sobre las tarifas de gas y luz, de forma tal que el año que viene las asistencias al sector no aumenten en términos del PBI (para este año se espera un gasto total de 1,7% del PBI). "No vamos a aumentar los subsidios, eso sí es una definición", comentó, lo que abre a puerta a aumentos de tarifas. Sin afirmarlo completamente, admitió que "la aplicación de un subsidio mucho más individualizado y eficiente nos permitirá que un porcentaje de la población que puede pagar el costo de la tarifa, lo pague".
Martínez cumple menos de tres meses en el cargo, al que llegó en reemplazo de Sergio Lanziani. Anteriormente representaba a la provincia de Neuquén en la Cámara de Diputados. Ayer, además, fueron oficializados en sus cargos los subsecretarios que componen su equipo de trabajo: Maggie Luz Videla Oporto (Hidrocarburos), Javier Papa (Planeamiento Energético), Federico Basualdo (Energía Eléctrica, ex interventor del ENRE) y Santiago Yanotti (Coordinación Institucional).
–¿Aumentan las tarifas de luz y gas? ¿Cuándo?
–Hoy el Estado tiene potestad de congelar tarifas hasta diciembre, producto de la ley de Solidaridad, que obedeció a la situación crítica en la cual estaba la Argentina a fines de 2019, con la industria casi 50% paralizada, un nivel de endeudamiento al que era imposible hacerle frente, ni siquiera a los intereses, con el poder adquisitivo caído y un nivel de desempleo alto. Luego sucedió una pandemia que agudizó muchos de esos indicadores. En diciembre se tomará la decisión en virtud de cómo está la sociedad, cómo están los argentinos y qué capacidad tienen de afrontar el costo de la tarifa o no. Independientemente de esa decisión, nosotros creemos que se puede establecer un esquema de subsidios mucho más eficiente. La pandemia nos trajo herramientas que antes no teníamos y el Estado reaccionó de una manera muy ágil para detectar a aquel que peor la estaba pasando. Todas estas herramientas nos van a servir para tener elementos en la aplicación de un subsidio mucho más individualizado y eficiente, que nos permitirá que un porcentaje de la población que puede pagar el costo de la tarifa, la pague.
–Todo los factores que justificaron el congelamiento de tarifas en diciembre de 2019 empeoraron este año, producto de la pandemia.
–En el momento que se tomó la decisión, la situación estaba muy mal. Independientemente de la pandemia, no son los mismos valores que tenemos de la macro ahora de los que teníamos cuando arrancó el coronavirus y tampoco serán iguales en diciembre. Hay que ir analizando ese esquema y en función de eso tomar la decisión del descongelamiento o no.
–Para diciembre falta un mes nada más. Y en el presupuesto se estima que subirán las tarifas en línea con la inflación proyectada, en el orden del 30%.
–Nosotros establecemos mantener los subsidios constantes en términos del PBI. No vamos a aumentar los subsidios, eso sí es una definición.
–Pero si no aumentan subsidios, la otra alternativa es subir tarifas.
–No vamos a aumentar los subsidios en términos del producto, este año terminarán en 1,7% del PBI. Vamos a tener una política totalmente distinta a lo que se venía haciendo para ver cómo se aplican esos subsidios.
–El congelamiento de tarifas trajo consecuencias. Por el lado del gas, está la deuda de Metrogas con las productoras, quienes reclaman el cobro y algunas ya dejaron de abastecer a esa empresa. ¿Se piensa dar alguna ayuda financiera a las distribuidoras?
–Estamos reuniéndonos con las empresas. Estamos viendo el estado de situación y el comparativo entre todas las distribuidoras. Porque es cierto que hay un fuerte indicador de morosidad relacionado con la pandemia, pero no es el mismo en todas las distribuidoras. Así que no es solo la pandemia.
–¿Cuánto están atrasadas las tarifas de gas?
–Depende de qué esquema se use. Estamos haciendo el cálculo con un traslado de 2,3 dólares [el millón de BTU, medida inglesa que se utiliza en el sector]. Acabamos de lanzar un Plan Gas y ahí habrá una decisión de cuánto se traslada del precio que salga de las subastas o no, y en función de eso podríamos decir la tarifa. Al escuchar a los sectores, ellos siempre vienen con una posición sectorial. Nosotros tenemos una visión más sistémica e integral. Y también tiene que ver el atraso o no que haya en el plan de inversiones. En los últimos años se analizaba el precio de la tarifa y no se pedía a cambio un plan de inversión, y eso nos trajo consecuencias. En la producción de gas, por ejemplo, hubo un declino importante. Hubo decisiones contradictorias en la política energética que hicieron que eso generara una desconfianza y por eso no hubo inversiones. En gas hubo declino y en energía eléctrica se concentraron más en dar tarifa que en controlar inversiones, y eso hizo que tengamos cortes. Vamos a trabajar en el sistema para ver cómo lo revertimos.
–Pero cuando uno ve los datos, la producción de gas aumentó.
–La producción de gas aumentó por la resolución 46 [el programa de estímulos que lanzó el gobierno anterior en 2017], con un incentivo grande.
–Pero ahora se lanzó el Plan Gas, justamente para que la producción se incremente.
–Aumentó con la resolución 46 y un esfuerzo fiscal importantísimo, a tal punto que el propio gobierno que tomó esa decisión de golpe dijo que no podía cubrirla. Luego empezó a caer en 2019 y sigue cayendo. Tenemos que revertir ese declino. Por eso estamos lanzando este plan de estímulo, que nos generará un ahorro de divisas de US$5600 millones.
–En cuanto a los cortes de luz, las estadísticas dicen que bajó la duración en los últimos años en el área metropolitana.
–Nosotros seguimos teniendo cortes de luz y tenemos que seguir bajando el esquema, para eso hay que hacer una planificación a mediano y largo plazo. Vamos a poner ahora $4100 millones para cancelar una deuda de la provincia de Buenos Aires con las distribuidoras, pero con una asignación específica para determinadas obras que necesitamos hacer y que el ENRE controlará. Es una deuda con Edenor y Edesur por el consumo eléctrico en los asentamientos. Ya pedimos en el presupuesto del año que viene un monto superior a eso y ya planteé la necesidad de que sea también en 2022, para bajar realmente a la mínima expresión la cantidad de cortes. Es un esquema de planificación a largo plazo.
–Hay una deuda también de más de $123.000 millones que tienen en total las distribuidoras con Cammesa (la compañía con control estatal encargada del despacho eléctrico).
–Sí, eso les permitió financiarse. Nos vamos a sentar y discutir eso, por eso pusimos un artículo especial en el presupuesto. Pero también entendemos que son realidades distintas las que tienen las distribuidoras de acá, las provinciales y las cooperativas. También tuvimos en cuenta en la moratoria que propusimos los distritos que cumplieron y las provincias que están al día con Cammesa.
–Ayer salió el balance de Edesur y mostró fuertes pérdidas. Las distribuidoras dicen que no les alcanzan los ingresos para cubrir todos los costos, por eso priorizan salarios y obras de mantenimiento y dejan de pagarle a Cammesa.
–No es tan así. Este era ya un año complicado, la pandemia no ayudó. Más allá de los números que están presentando, la verdad es que venían teniendo años atrás utilidades importantes. Y en 2016, 2017 y 2018 invirtieron menos que en 2014 y 2015, cuando no habían tenido tantas ganancias. El periodo en que más utilidades tuvieron, no fue en el que más invirtieron. Hubo años anteriores en los cuales había un proceso que según ellos había un atraso de tarifas, que invirtieron más.
–¿Qué pasó con la deuda con las productoras, reconocida en el DNU 1053, que apareció en la Comisión de Presupuesto de Diputados, pero cuando se le iba a dar media sanción, se eliminó?
–Si estuviera en la Cámara de Diputados te contestaría claramente, pero soy muy respetuoso de los legisladores. Por qué lo habrán incluido y por qué lo sacaron es una decisión de ellos.
–Es un tema de Energía, después de todo...
–Sí, pero no es un tema que la Secretaría planteó ponerlo ni planteó sacarlo. Es un tema del Legislativo y uno tiene que ser respetuoso de ese poder. Nosotros no redactamos ese artículo y tampoco pedimos que lo saquen.
–¿Qué se hará con esa deuda? Las productoras la reclamaban antes de entrar en el Plan Gas.
–Entiendo esa situación y la vamos a analizar para ver qué hacemos. Es un tema que está arriba de la mesa. Soy de hablar mucho con todos los actores. Este tema no estuvo ni siquiera en la discusión del Plan Gas, nunca lo trajeron. Lo traen ahora que apareció este episodio del artículo. Vengo hablando con ellos y nunca hubo un solo planteo relacionado con eso que afecte el borrador del decreto del Plan Gas.
–¿Cómo se les garantiza a las empresas que se les va a pagar, si todavía el Estado debe subsidios de programas anteriores o esta deuda generada por la devaluación de 2018?
–En un mundo de incertidumbre y de pandemia, el Presidente da una señal de certeza y de largo plazo y pone en el Plan Gas un esquema donde establece una garantía de pago. Ya tiene media sanción en Diputados y falta que se apruebe en el Senado. Nosotros sí propusimos la redacción de ese artículo. Es una clara señal del Estado de dar previsibilidad y reglas claras. Queremos reconstruir la confianza que se perdió por las decisiones contradictorias de los últimos años en política energética. Estamos también trabajando en los primeros borradores de la ley de Promoción de Inversiones, que busca reconstruir la confianza. Si no hay confianza, no hay inversiones y no se produce energía.
–¿Por qué Energía es un sector tan "caliente" dentro del Estado? En los últimos cinco años hubo cinco secretarios del área.
–No sé la estadística de cuántos ministros de Economía... No sé si es el área más caliente o hay varias. Es mi primer cargo ejecutivo y para mí está bárbaro, soy un apasionado de esto y creo que vamos a poder establecer objetivos de largo plazo. Hay que entender que las decisiones coyunturales van en ese objetivo. A los jugadores les puede gustar más o menos, pero entienden hacia dónde vamos. Tengo que trabajar en un grado de satisfacción del sector, ellos tiran para arriba porque tienen una visión sectorial, y yo tengo una visión integral y sistémica de cómo afecta esto. Otro gran acierto del Presidente es hacer que la Secretaría dependa de Economía, porque nuestras decisiones afectan mucho la macro. Con Martín [Guzmán] estoy todas las semanas reunido, trabajando, y eso nos permite darle agilidad.
–Durante el gobierno anterior también la Secretaría dependía de Economía. ¿Por qué se decidió pasarlo a Desarrollo Productivo en diciembre pasado?
–Es un gran acierto lo que hizo Alberto [Fernández] ahora. El gobierno anterior quizá por momentos confundía los intereses que defendía desde la Secretaría. Las empresas buscan desde su visión sectorial ganar lo más posible, lo más rápido posible, y generalmente esas herramientas son de corto plazo y son un problema. Con el gran esquema de la resolución 46, llamativamente el que más sabía de gas no entró en la dimensión que entraron otros. Eso fue raro.
–El Plan Gas se anunció hace tres semanas, ¿por qué todavía no se reglamentó?
–Porque el circuito acá dentro lleva sus tiempos. Mi designación tardó mucho y recién hoy tengo oficializado los subsecretarios. Esa implementación lleva su tiempo, pero estamos a días de tener el decreto formalizado.
–Se dijo que faltaba arreglar con Tecpetrol cómo sería el empalme de la resolución 46 con el nuevo programa.
–No, las reglas están claras para todos. Por supuesto que el que tiene la 46 tiene limitaciones para que no desvirtúe o genere desequilibrios en el proceso de licitación. La subasta tiene algunos beneficios, como que el que presenta el precio más bajo es el primero para quedarse con los contratos de exportación en firme. Pero el que tiene la 46, no, porque es un sobre costo, ya que tengo que pagar la diferencia [entre el precio de subsidio y el de la subasta]. Eso está claro en el plan que les mandé a las empresas antes que estuviera en Neuquén anunciando esto.
–Se decía también que está tardando en salir porque el ministro Guzmán está negociando con el FMI y le quería dar una señal de que el gasto fiscal va a bajar, y por eso quería avanzar primero con el aumento de tarifas antes de lanzar el Plan Gas.
–Hay una contradicción en esa aseveración. El Plan Gas hará que baje el costo, no que suba. Es una inversión fiscal, pero que en definitiva en tres años es un ahorro y en cuatro, mucho más. Yo expuse con el Fondo y eso es un caballito de batalla. De no hacerlo, el 7,5% que hay de declino por año se transforma en un fuerte gasto fiscal. Esto es un ahorro fiscal, no un gasto. No hacerlo significaría un costo fiscal muy alto, que tenemos cuantificado y medido. El esfuerzo fiscal también depende de cuánto se decida trasladar a tarifa del precio de subasta, pero rápidamente se transforma en un ahorro, porque ir a importar energía es mucho más caro.
–A medida que se atrasa el lanzamiento, ¿no se pone en peligro que llegue a tiempo la mayor producción necesaria para el invierno próximo?
–No se atrasa. Siempre pusimos plazos de noviembre y diciembre para la licitación, para llegar con la producción al invierno que viene. Esto está blanqueado con toda la industria y saben que ese es el plazo. Estoy esperando que hagan público al esquema.
–¿Vuelve el barril criollo?
–El barril criollo se decidió en un momento en donde el precio y el consumo se habían desplomado. Hoy ambas variables se recuperaron, a niveles mayores de cuando se tomó esa decisión. Son dos momentos distintos, pero siempre lo tengo en carpeta.
–¿Habrá una ley de hidrocarburos?
–El espíritu de la ley la desarrolló Alberto Fernández cuando dio el discurso y hablaba de una ley desarrollista con un claro objetivo. Lo que cambió es el mundo, que dejó de consumir petróleo por un tiempo. Ahora seguimos buscando el mismo espíritu, a medida que tengamos valores normales de consumo y de precio. La ley tiene que generar confianza, previsibilidad y reglas a mediano y largo plazo. El primer paso es el Plan Gas. Un presidente, en pandemia y en un mundo de incertidumbre, con una Argentina que estaba devastada y que la pandemia agudizó, da una señal clara de certidumbre. No hay muchas decisiones así. Es muy valiosa. Sin que esté el decreto, ya el lunes lo invitan al Presidente a un primer pozo de gas que sube YPF.
–¿Las naftas van a seguir aumentando?
–Si te llevás por la visión sectorial, para las empresas deberíamos subir mucho. Pero nosotros no tenemos esa visión, la nuestra es más sistémica.
–¿Qué ocurrirá con los biocombustibles?
–Los precios estaban congelados y nosotros lo actualizamos un poco, y se está avanzando en el Congreso en un esquema de prorrogar la ley.
–¿Y con renovables?
–Llegaron para quedarse y para crecer. A todos los que tienen contratos para comenzar proyectos y no pueden avanzar les dimos tiempo hasta el 15 de noviembre para que nos hagan una devolución de las causas de ese parate. La idea es que aquel que no lo va a desarrollar, que libere megas para los que sí tienen ganas. No es a cualquier costo. Tenemos que revisar muy bien los contratos y los sobre costos que tienen. Creo que se puede bajar mucho el contrato.
–¿El buque regasificador vuelve a Bahía Blanca el año que viene?
–Hay un problema medioambiental con Escobar que estamos viendo cómo lo resolvemos para que esté disponible en caso de que sea necesario. El plan de estímulo no nos evita 100% la importación.
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