Cuatro traspiés: el Gobierno inició el año electoral con el pie izquierdo
La inflación se mantiene en torno al 6%, el Banco Central perdió US$1159 millones de reservas desde que empezó 2023, las noticias internacionales no acompañaron y el déficit fiscal del primer bimestre superó lo esperado
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El Gobierno llegará a las elecciones presidenciales de este año con las principales variables macroeconómicas deterioradas. Los dólares siguen sin llegar a las arcas del Banco Central (BCRA), la inflación no da signos de retroceder -pese a los acuerdos de precios- y la actividad económica comienza a enfriarse. Un cúmulo de malas noticias que se consolidaron en los primeros meses del año y pone al oficialismo contra las cuerdas, y con escaso margen de maniobra para actuar de cara a los comicios.
“Estos traspiés ponen en evidencia las falencias del ‘Plan Llegar’. Entre el adelantamiento de divisas y los incentivos que generó el dólar soja, sumado a los primeros efectos de la sequía, el primer bimestre del año fue el más pobre en lo que se refiere a liquidación de divisas del agro. Con los efectos climáticos, el cumplimiento de la meta parece imposible, por eso el Ministerio de Economía intenta negociar con el Fondo Monetario Internacional un cambio en las metas”, dijo Santiago Franco, de la sociedad de bolsa GMA Capital, en referencia a un plan anunciado por el Gobierno que, sin embargo, todavía no tiene definiciones.
En ese contexto, sin la posibilidad de un ajuste discreto del tipo de cambio, por el eventual impacto en la inflación, el economista advirtió que la cuenta externa cierra con un mayor control sobre las importaciones. Y, en consecuencia, en una caída de la actividad económica. En esa situación, el Gobierno tiene “poco margen” pese al año electoral. “Intentar recalentar la demanda agregada con política fiscal o monetaria no hará más que echar leña al fuego inflacionario, que en febrero casi con seguridad alcanzará 100% interanual”, agregó.
1. Un Banco Central sin dólares
El Banco Central no logra acumular reservas. Se trata de una historia repetida, que viene de 2022, pero que no se detiene aun con las restricciones para importar. En febrero, la autoridad monetaria cerró el peor saldo para ese mes en veinte años. Y sin el incentivo del dólar soja -la versión I en septiembre pasado y la II en diciembre-, desde que empezó el año hasta este jueves 9 de marzo acumuló un rojo de US$1324 millones.
“La preocupación de febrero se centró en los dólares. El Banco Central vendió US$889 en un mes, pagó US$260 millones de importaciones de GNL, el agro liquidó solo US$653 millones y encima el Tesoro usó dólares para recomprar bonos por US$200 millones. Así, las reservas netas en febrero cerraron en US$4500 millones, muy lejos de la meta de marzo de US$7700 millones”, enumeró Fernando Marull, economista de FMyA.
En ese escenario, el Ministerio de Economía está negociando con el Fondo Monetario Internacional (FMI) la flexibilización de la meta de reservas. El oficialismo justificó la falta por la sequía en el complejo agroexportador, ya que según estimaciones de CREA este año el sector liquidará unos US$20.000 millones menos de divisas.
2. ¿Estanflación?
Inflación alta y una economía estancada. A eso se refiere el término estanflación, un proceso que define a la Argentina. En enero, el costo de vida se encareció un 6% mensual, cifra que cortó con la desaceleración que se había registrado en los dos meses previos. En paralelo, el Estimador Mensual de Actividad Económica desestacionalizado se contrajo un 1% en diciembre, cuarto mes consecutivo de caída.
“La inflación sigue elevada y la sequía golpea a la actividad en lo que perfila al año como uno de recesión e inflación alta. Esperamos que el alivio de la meta de reservas permita que la actividad no sufra tanto como era esperable, de todas formas, la demanda infinita por importaciones que supone el diferencial cambiario hace difícil la administración de los dólares que ingresan por el comercio y las escasas reservas del BCRA”, advirtió Guido Lorenzo, director ejecutivo de LCG.
La consultora económica señaló que “preocupa la desigualdad” que se genera en el mercado de trabajo debido a las diferencias en la cobertura contra la inflación en las distintas formas de contratación. Los ingresos de los sectores informales no logran empardar a la suba de precios. “Eso genera un descontento fuerte que trasciende la economía y lo convierte en desencanto político. Sin dudas, un año desafiante para cualquier espacio político que quiera participar en las elecciones nacionales de este año”, completó.
La dinámica inflacionaria no da tregua, y los economistas esperan que el año termine con una suba acumulada de entre 99,9% y 102,9%, según el último Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) del Central. En tanto, desde GMA Capital consideran que si la actividad económica se mantiene a estos niveles por el resto de 2023, el PBI caerá 1,4%. “La sequía afectará tanto directa como indirectamente a través de un mayor endurecimiento del cepo”, auguró.
3. Vientos de frente
Las noticias internacionales tampoco colaboran con el panorama. En Estados Unidos la inflación continúa en niveles elevados y el mercado laboral sigue robusto, indicadores que dan la pauta de que la Reserva Federal (Fed) continuará con una política monetaria más dura. Es un escenario diferente al que se esperaba en el mercado en el mes de enero. Eso repercutió en los mercados emergentes, incluidos los títulos soberanos de deuda argentina, que en el último mes se hundieron hasta un 20% en dólares.
“El cuadro internacional sigue manteniéndose complejo para la economía argentina. En particular, la dinámica inflacionaria en Estados Unidos prevé al menos la continuidad de la política de tasas elevadas por parte de la Reserva Federal”, señalaron desde Analytica, quienes enumeraron dos impactos que podría tener en el país. Por un lado, la suba de tasas dificulta la posibilidad de colocar deuda en los mercados internacionales. Por el otro, el dólar se aprecia a nivel local y hace caer el precio de las commodities, por ende, el valor de las exportaciones argentinas.
4. Más déficit fiscal
Durante el primer mes del año, el Gobierno registró un déficit fiscal de $204.000 millones. Para Franco, pese a que enero no suele traer complicaciones en materia fiscal, representó el peor registro para un enero en años. Si además se facturan los intereses, el rojo fiscal ascendió a $538.000 millones. Con una meta con el FMI que plantea un límite de $441.500 millones, ya se consumió el 46% del exceso de gasto primario por sobre los ingresos del fisco.
“Surgen grandes inquietudes acerca del sendero fiscal de los próximos meses, y las dudas ya no solo se limitan al cumplimiento de la meta de reservas. Si la expansión fiscal electoral ya comenzó, el objetivo presupuestario pactado con el Fondo será cada vez más difícil de alcanzar. En ese caso, la irresponsabilidad fiscal vendrá de la mano de una mayor emisión monetaria (ya sea directa o indirectamente), lo que garantizará nuevas dosis de presión sobre la brecha y los precios”, cerró.
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