Cuando ‘Made in China’ no significa barato
El país exporta bienes más sofisticados y de mayor valor agregado
El alza en los costos de la mano de obra está haciendo que la fabricación de camisetas, jeans y productos similares emigre de China, pero el país ha logrado compensar esa pérdida centrándose en exportaciones más sofisticadas.
Nada ilustra mejor el cambio que el puente que une San Francisco con Oakland, en California. Cada noche, cuando comienza el show de luces que durante dos años decorará el puente, la electricidad corre a través de sofisticados aparatos producidos por la fábrica de Gary Hua, cerca de Shanghai.
En los seis años transcurridos desde que fundó Inventronics Inc., la empresa ha crecido hasta emplear a 1.000 personas, que el año pasado produjeron tres millones de fuentes de alimentación para diodos emisores de luz de alta eficiencia. La empresa espera duplicar su producción este año y exportar más de la mitad.
Inventronics ilustra el cambio de dirección de China hacia la producción de artículos de mayor calidad que están alimentando el motor exportador del país. China está aumentando las exportaciones de computadoras, autopartes, lámparas con tecnología de punta y equipos de cirugía óptica, entre otros productos, según un análisis de The Wall Street Journal de datos comerciales de China, la Unión Europea y Estados Unidos.
Economistas de HSBC estiman que la participación de China en las exportaciones globales creció a 11% el año pasado, en comparación al 9% de antes de la crisis financiera de 2008 y 5% al principio del milenio. Las exportaciones de China se expandieron 8% el año pasado, mientras que el comercio global apenas avanzó 1,6%, según la Oficina de Análisis de Política Económica de Holanda.
El empleo chino en otras industrias de mayor valor agregado, como la producción de equipos eléctricos y de comunicaciones, ha aumentado desde 2008 y ahora supera la mano de obra en textiles, ropa y artículos de cuero, señala el economista de Royal Bank of Scotland Louis Kuijs.
Los bienes de alta calidad tienen más valor y representan un mercado mayor que la confección. En los últimos dos años, las exportaciones de electrónicos de alta tecnología, autopartes y aparatos ópticos de China a EE.UU. crecieron 24% para sumar US$129.000 millones, mientras que las ventas al extranjero de vestuario y calzado apenas aumentaron 5%, a US$47.000 millones.
Una porción de lo que aparece etiquetado como Made in China es fabricado con partes y diseños que se originaron en otros lugares, lo que hace que los datos comerciales puedan ser confusos. Los chips en las luces LED de Inventronics son de EE.UU., por ejemplo.
Sin embargo, las exportaciones de China contienen un porcentaje cada vez mayor de materiales fabricados en el país, según la Organización Mundial del Comercio y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.
Hua fundó Inventronics en Hangzhou, a unos 170 kilómetros de Shanghai, para tener acceso a una base de ingenieros altamente capacitados y ubicar la fábrica cerca de sus proveedores. Eso ayuda a Inventronics a desarrollar productos con rapidez y adaptarlos a las especificaciones de sus clientes. "Esa es una de las principales ventajas de estar ubicado en China", dice el empresario de 48 años.
Una mano de obra calificada, un gigantesco mercado interno y una red de proveedores se han convertido en ventajas importantes que los incrementos salariales y el fortalecimiento de la moneda (que encarece las exportaciones), no anularán en el corto plazo. Además, el creciente mercado de consumo de China significa que si el alza de costos le resta rentabilidad a las exportaciones, los fabricantes podrán vender más productos en el país.
El alza en los costos de la mano de obra y los materiales en el Sudeste Asiático y América Latina también beneficia a China, dijo Kuijs, de RBS.
Talaris, que fabrica las máquinas que cuentan y clasifican dinero en efectivo que utilizan los bancos, trasladó el año pasado su producción de Suecia a China, donde llega a emplear a 1.000 personas durante el auge de la producción. El cambio redujo el costo de fabricar cada máquina en más de 25% y la calidad ha mejorado, asegura la compañía británica.
"Tenemos una concentración de proveedores que se vuelven cada vez más fuertes y competitivos", dijo el presidente ejecutivo de Talaris, Paul Adams. Talaris evaluó instalar su fábrica en Taiwán, Corea del Sur o el Sudeste Asiático, pero China ofrecía la ventaja de una red de proveedores de partes que compiten entre sí y mantienen los precios bajos, explicó.
En torno a 90% del valor de cada máquina de Talaris se produce en China. Los sensores de alta tecnología, que representan 10% del costo total, se fabrican en Japón. Pero los diodos, los capacitadores y las piezas de acero y plástico provienen de Shenzhen, en el sur de China. "La mano de obra es sólo un componente pequeño en la toma de decisiones", aseguró Adams.
Mientras tanto, empresarios de otros países se quejan de que el gobierno chino concede ventajas injustas a sus empresas mediante subsidios, financiamiento barato y un tipo de cambio más bajo del que determinaría el mercado.