Cuando hay paridad, los detalles son cruciales
Claves para entender los desafíos que pueden surgir en la noche del balotaje entre Milei y Massa
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En honor a Leo Messi, quien acaba de obtener su octavo Balón de Oro, ejemplificaré con el fútbol. Pero el razonamiento se puede aplicar a cualquier deporte.
Consideremos el siguiente par de situaciones. Escenario 1: 89′ minutos de juego, probable penal, verifican la jugada con ayuda del VAR. Unos 30 segundos después, el juez sanciona el tiro desde los 12 pasos. Escenario 2: 89′ minutos de juego, probable penal, verifican la jugada con ayuda del VAR. Unos 10 minutos después, el juez sanciona el tiro desde los 12 pasos.
Obviamente que, en ambos escenarios, los equipos, el árbitro y el encargado del VAR son los mismos. ¿Cómo se explica la diferente velocidad con la cual se tomaron las decisiones en ambos escenarios? En el primero el resultado era 6 a 0, mientras que en el segundo el partido estaba empatado.
¿Qué tiene que ver esto con las elecciones del 19 de noviembre próximo? Probablemente mucho.
En la primera vuelta, el pasado 22 de octubre, Sergio Massa aventajó a Javier Milei por 6,7 puntos porcentuales (36,7% a 30%). Pero tanto la volatilidad de los resultados -evidenciada en la diferencia entre el resultado de las PASO y el de la primera vuelta- como el respaldo de Mauricio Macri y Patricia Bullrich a la candidatura de Milei, sugieren que la diferencia en la intención de voto se debe haber achicado.
Todo lo cual sugiere la enorme dificultad de anticipar el resultado prestándole atención a las encuestas. Pero en la noche del 19 de noviembre próximo, lo único que nos falta a los argentinos es una diferencia de un punto porcentual entre los candidatos, un “perdedor” que no reconoce su derrota, una acusación de fraude y por consiguiente, un limbo que puede durar algunos interminables días o semanas. Ojalá no ocurra.
Si ocurre, lo bancaremos, como muchas otras cosas. Pero por aquello de que es mejor prevenir que curar, un escenario de paridad obliga a Milei a maximizar sus esfuerzos para fiscalizar el proceso eleccionario; porque en esta materia corre con desventaja frente a Massa. Lo cual no sería problema en una contienda “60 a 40″, pero es crucial si la preferencia de voto está muy pareja.
Última, pero no menos importante. Impecable la forma en que Macri explica por qué apoya a Milei. No intenta vender buzones, ni subestimar los riesgos que corre la Argentina si Milei es presidente. Pero como diría César Jarovlavky, hace política, no es un comentarista.
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