Cuáles son los tres cambios incluidos en el proyecto de Bienes Personales y cómo impactarán en la clase media
El texto prevé la suba del mínimo no imponible y del valor exento de la vivienda y, además, un mecanismo de actualización anual de las cifras; cuáles son los efectos prácticos
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El proyecto de ley que fue aprobado en octubre por unanimidad en el Senado y que el oficialismo se resiste a considerar en Diputados, incluye tres modificaciones a la normativa actual: la actualización del valor del patrimonio gravado a partir del cual se debe tributar; el reajuste del monto hasta el cual se encuentra exenta la vivienda, y un mecanismo de ajuste automático anual de esas dos variables.
Por presión de la oposición, finalmente el debate sobre el tema llegará mañana, martes 21, a la cámara baja, aunque desde el kirchnerismo intentarán imponer otro texto. A continuación, qué implica cada uno de los cambios previstos en la iniciativa ya votada en la cámara alta.
1. Actualización de la base imponible
La iniciativa prevé que el llamado mínimo no imponible sea de $6 millones. La cifra se refiere al valor que, según las normas específicas que rigen para Bienes Personales, suman los activos gravados al 31 de diciembre de cada año. Desde el ejercicio fiscal 2019 esa base está en $2 millones.
Si el proyecto se aprueba antes de que termine el año, la nueva pauta regirá para el impuesto correspondiente a 2021 (hay opiniones de abogados y tributaristas en el sentido de que también el cambio sería válido si se votara después, ya que se trata de una modificación a favor de los contribuyentes y no sería cuestionada). Los vencimientos para la presentación de la declaración jurada y el pago del saldo resultante llegarán durante 2022. Pero un dato fundamental a tener en cuenta es que el patrimonio que se observa, en cuanto a su valor y a su composición, es el que tiene cada persona el último día de cada año.
Más allá de que las variables del impuesto tienen una fuerte desactualización histórica, lo cierto es que solo en el bienio 2020-2021 se habrá acumulado una inflación superior al 100% y una suba del dólar (según el valor de referencia que se considera para la declaración impositiva) de alrededor de 74%. Por eso, no actualizar el mínimo no imponible no significa que todo quede igual. En términos prácticos, la omisión implica claramente un incremento de la presión impositiva: más personas quedan alcanzadas por esta carga fiscal solamente por efecto de la inflación cuando, en realidad, no tuvieron un incremento real de sus patrimonios.
El valor de los bienes sí va teniendo reajustes. Por ejemplo, para determinar por cuánto declarar los inmuebles, una de las referencias es el valor fiscal de diciembre de 2017 actualizado por el Índice de Precios al Consumidor de 2018, 2019, 2020 y 2021. Y en el caso de la tenencia de dólares (no depositados en cajas de ahorro o plazo fijo, lo cual los deja exentos), para su conversión a pesos cada unidad de la divisa deberá multiplicarse, en la declaración del impuesto 2021, por 101 (si se mantiene la valuación actual), mientras que en 2020 ese multiplicador fue 83,95 y en 2019, 58.
Así, alguien que tenga guardados US$20.000 quedaría este año alcanzado por Bienes Personales solo por esa tenencia (de no haber cambios en la ley), sin que necesariamente haya mejorado su situación patrimonial. Y lo cierto es que con $2.020.000 (la cifra que correspondería declarar) pueden adquirirse en 2021 menos bienes y servicios que en 2020 con $1.679.000 (el resultado de multiplicar 20.000 por 83,95, la cotización de la divisa el último día de ese año). Otro caso es el valor de los vehículos, que también se fue incrementando (pagan Bienes Personales hasta el quinto año desde el ingreso al patrimonio).
Más allá del aumento de la base imponible, el proyecto no considera ningún reajuste para los montos de la tabla que definen, según el patrimonio, qué alícuota se aplica para definir cuánto se paga. Eso hace que la actualización que se propone sea incompleta, porque hay contribuyentes que pasarían a tributar con un nivel de imposición mayor que en años anteriores, sin que su patrimonio realmente valga más.
2. Reajuste del valor exento de la vivienda
Desde 2019 y por una reforma legal aprobada el año previo, la vivienda no está alcanzada por Bienes Personales hasta un valor de $18 millones. Sí se paga el tributo, eventualmente, por lo que excede de ese monto. Esa cifra no tuvo hasta ahora actualizaciones y el proyecto busca llevarla a $30 millones.
3. Actualización automática
Se propone establecer que tanto el mínimo no imponible de Bienes Personales como el valor hasta el cual está exenta la vivienda se reajusten cada mes de diciembre “utilizando lo establecido en el artículo 27 de la presente norma legal”. ¿A qué se refiere? El citado artículo de la ley de Bienes Personales, un tributo creado en 1991, estableció que la Dirección General Impositiva debía elaborar anualmente los coeficientes de actualización “sobre la base de los datos relativos a la variación de índices de precios al por mayor, nivel general, que deberá suministrar el Instituto Nacional de Estadística y Censos”.
Esa cláusula no se cumplió. El impuesto nació con una base imponible de 1000 millones de australes, que luego fue llevada a $102.300. Pese al regreso de la inflación en 2002, esa cifra se mantuvo sin cambios hasta 2006. En 2007 se la elevó a $305.000 y nuevamente quedó congelada hasta 2015, es decir, durante los dos mandatos presidenciales de Cristina Kirchner, un período de ocho años en el cual la inflación minorista acumuló más de 500%, según mediciones alternativas a la del entonces intervenido y no creíble Indec.
En 2016, la base para comenzar a pagar subió a $800.000; en 2017, a $950.000; en 2018, a $1.050.000 y en 2019, a $2.000.000. En ese período el reajuste fue de 555% (considerando 2015 como punto de partida), lo cual compensó la inflación, de casi 400%, pero no alcanzó para recuperar el terreno perdido previamente.
Una votación en época preelectoral
La iniciativa para actualizar la base del impuesto fue llevada al Congreso a fines de septiembre de este año, luego de que el Gobierno perdiera en las PASO, por el entonces senador Carlos Caserio (Córdoba - Frente de todos), quien intentaba renovar su banca, objetivo para el cual no le alcanzaron los votos que finalmente obtuvo en las elecciones del domingo 14 de noviembre. El texto original preveía un mínimo no imponible de $8 millones y un valor tope para la exención de la vivienda de $50 millones; pero esas cifras fueron moderadas.
El texto fue votado por unanimidad en el Senado y girado a la cámara baja en los primeros días de noviembre. Allí, el oficialismo decidió que no se le daría curso, tal como advirtió dos semanas atrás LA NACION. Finalmente, el tema fue introducido por legisladores de la oposición en el debate sobre el presupuesto nacional para 2022 y, allí, se votó una moción para que el proyecto sea tratado antes de fin de año. Esa moción fue aprobada por el voto de la mayoría y con la disidencia del kirchnerismo.
En defensa de su proyecto, Caserio había advertido que, en caso de no actualizarse la base imponible y el valor exento para la vivienda, “comenzaríamos a gravar a personas que no corresponde, algo que consideramos injusto”. Y agregó: “Seguramente ese contribuyente ni se dé por enterado de su obligación fiscal respecto de Bienes Personales y menos de las consecuencias del no pago y la no presentación de las respectivas declaraciones juradas”.
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