Cuáles son los mayores riesgos que enfrenta este año la economía global
Según un encuesta de la que participaron 12.000 líderes de todo el mundo, el cambio climático, las desigualdades sociales y las brechas tecnológicas son las principales amenazas; qué temas preocupan más en la Argentina
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Crisis climática y medioambiental. Desigualdad social y economías de subsistencia. Brechas tecnológicas e inseguridad digital. Migraciones. Deudas. Inflación. El escenario que se proyecta para los próximos meses está colmado de preocupaciones e incertidumbres que tienen que ver con los temas mencionados. Según el Informe Anual de Riesgos Globales 2022 elaborado por The World Economic Forum (WEF) junto con Zurich, SK Group y Marsh, esas son las principales cuestiones que tienen en vilo a los líderes mundiales. Son los grandes riesgos que, sostienen, enfrenta el mundo entero.
Mientras el planeta atraviesa el tercer año de pandemia de Covid-19 y al tiempo que sus consecuencias no dan tregua, la recuperación del impacto que tuvo principalmente la etapa de cuarentenas se presenta de manera diferente según el país que se mire, porque se acrecentaron las crisis y las desigualdades.
Según el informe, para 2022 se espera que haya un crecimiento económico global de 4,9%. Pero la evolución no será pareja y, de hecho, se señala que en los próximos años se ampliarán las brechas entre las economías avanzadas y las que están en desarrollo.
Al 84% de quienes contestaron la encuesta del WEF les inquieta el panorama de cara a 2022. Hubo en total 12.000 respuestas de líderes políticos y empresarios de 124 países, que fueron dadas entre el 8 de septiembre y el 12 de octubre de 2021.
Especialistas consultados por LA NACION coincidieron en que la velocidad y la eficiencia de la recuperación que logren los países dependen, entre otras cuestiones, de los índices de vacunación y del acceso a la tecnología.
Alejandro Vega Cigoj, Head of Commercial Insurance en Zurich Argentina (compañía que participó de la elaboración del trabajo) consideró: “Hay un comportamiento social que va a tener un impacto en la recuperación económica, y que no solo tiene que ver con la disponibilidad de la vacuna, sino también con el hecho de que los países desarrollados no logran superar la barrera del 60% de la población vacunada. Por el contrario, hay países en vías desarrollo, como los de América Latina, que tienen tasas muchos más altas, incluso con terceras dosis”.
“Hubo una desigualdad muy grande con la distribución y el acceso a las vacunas; hubo Estados más preparados que otros” (Alejandro Vega Cigoj, Zurich)
Para Gerardo Herrera, líder regional de consultoría de riesgos de Marsh, los asuntos sociales van a derivar en retos económicos importantes. “Los dos años de pandemia nos dejaron una serie de aprendizajes y desafíos. Nos preocupa el desempleo y la crisis de calidad de vida. Además, estamos sufriendo fenómenos meteorológicos extremos con impactos severos. Las deudas son un fantasma enorme que tenemos y que nos cambia la perspectiva de hacer negocios”, expresó.
El cambio climático, una de las mayores amenazas
El fracaso contra la acción climática, según marca el informe mencionado, es una de las mayores amenazas mundiales a largo plazo. Los gobiernos, las empresas y las sociedades enfrentan “una transición climática desordenada, caracterizada por trayectorias divergentes en todo el mundo y entre sectores, que separará aún más a los países y bifurcará a las sociedades, creando barreras a la cooperación”, se advierte.
Los efectos del cambio provocan climas extremos, pérdida de biodiversidad y de recursos naturales, sequías, inundaciones e incendios. Para Cigoj, eso se combate a través de una transformación sociocultural y educativa. “Las personas tienen que empezar a decidir qué consumen, qué utilizan y cómo hacen su aporte ante el cambio climático, no solo desde la declaración sino también desde la acción, y en ese sentido hay muchas empresas que somos sustentables”, dijo.
María Laura Tinelli, directora de Acrux Partners, una firma dedicada a inversiones financieras con impacto social y ambiental, opinó que en muchos casos los problemas climáticos son tan grandes que “el Estado no tiene la capacidad de dar respuesta”. Y agregó: “Debemos buscar una solución dentro del mismo grupo que causa el problema. Para resolver y construir un modelo de desarrollo económico sostenible es necesario tener reguladores”.
La manera en que los países llevan a cabo sus procesos de producción e inversión influye de manera directa en el medio ambiente y se manifiesta en términos de contaminación y nivel de empleo. “Los países que continúan por el camino de la dependencia de los sectores intensivos en carbono corren el riesgo de perder la ventaja competitiva. Sin embargo, alejarse de las industrias intensivas en carbono, que actualmente emplean a millones de trabajadores, desencadenará volatilidad económica, profundizará el desempleo y aumentará las tensiones sociales y geopolíticas”, dice el informe.
“La rapidez del cambio [en materia digital] genera el surgimiento de nuevas tecnologías y ahí se están creando las mayores grietas” (Gerardo Herrera, Marsh)
“Parte del problema tiene que ver con el modelo económico de un país y con las formas de trabajo del sector privado, que es el motor. Para que las economías y los países puedan seguir progresando es fundamental que el ámbito privado empiece a producir de manera diferente”, comentó Tinelli.
A raíz de este hecho, podría haber 200 millones de nuevos migrantes para 2050. “En muchos casos las migraciones forzadas están relacionadas con el problema medioambiental. Cada nación y cada empresa están tomando caminos diferentes hacia la transición climática. El cambio no lo podemos hacer a través de iniciativas individuales, y hemos fracasado en tomar acciones conjuntas”, expresó Herrera.
Tecnología: entre la ampliación de las brechas y las nuevas oportunidades
La pandemia disparó el uso de la tecnología y aumentó su demanda. La digitalización ganó terreno en las sociedades donde se pasó a trabajar de manera remota y a vincularse a través de las pantallas.
Como resultado de este abrupto crecimiento escaló la inseguridad cibernética, una situación que amenaza y pone en jaque la privacidad de los usuarios. Para los expertos, las sociedades no están preparadas para soportar este auge. En consecuencia, sufren la falta de información y de seguridad y también el fraude y la pérdida de confianza en los sistemas digitales. La prevención tendrá costos altos. En 2020, los ataques de malware –un software usado para introducir un virus en dispositivos electrónicos– aumentaron 358% y los de ransomware –un software para realizar el secuestro de archivos– subieron 435%.
“La modalidad de teletrabajo fue una oportunidad de empleo para un grupo importante de trabajadores, pero no para todos” (Roxana Maurizio, OIT)
Según el informe del WEF, a medida que la agresión se vuelve más grave y gana terreno, “las tensiones entre los gobiernos afectados por el delito informático y los gobiernos cómplices de estos actos aumentará, en tanto que la seguridad cibernética se convertirá en otro factor que provoca divergencia, en lugar de cooperación, entre los países”.
Vega Cigoj advirtió que faltan muchos profesionales para atacar este problema correctamente y enfatizó en que el abrupto crecimiento es abrumador en relación a las posibilidades de protección que se puede brindar. “El impacto es muy fuerte y la pandemia desmanteló una problemática, ya que pasamos a trabajar de manera digital y a usar tres veces más internet de lo que la veníamos usando”, comentó. Y agregó: “Esta situación expuso la falla de los sistemas, generando un problema y una oportunidad. El problema es la falta de talento para combatir estas situaciones y la oportunidad está en el desarrollo de talento” para cumplir con esa misión.
La velocidad con la que el cambio se manifiesta crea brechas y vulnerabilidad en materia cibernética. En el mundo hay cerca de tres billones de personas que no tienen acceso a internet. “La rapidez del cambio genera el surgimiento de nuevas tecnologías, y ahí se están creando las mayores grietas”, explicó Herrera.
Sin embargo, el auge tiene también sus beneficios. “Gente trabajando en todo el mundo para todo el mundo y cobrando a través de medios electrónicos. Este fenómeno les da a esos trabajadores la libertad de vivir donde mejor les siente para su desarrollo personal y les abre las puertas para ser ciudadanos del mundo”, opinó Vega Cigoj.
De todas maneras, Herrera afirmó que este cambio digital, “más allá de que está habilitando nuevas oportunidades, reposa sobre una infraestructura de la cual no estamos preparados”.
La sociedad como el motor de los cambios
Para este año se prevé que 205 millones de personas estarán desempleadas. Y se estima que en 2030 unas 51 millones vivirán en la extrema pobreza. El crecimiento de las desigualdades es entendido como el resultado de las crisis de subsistencia, del déficit de acceso al empleo y de las irregularidades en la obtención de vacunas contra el Covid-19.
La economista Roxana Maurizio, especialista regional en economía laboral en OIT para América Latina y el Caribe, explicó que para combatir esta situación a nivel regional y de cara al futuro, el primer desafío es “avanzar hacia la creación de nuevos puestos de trabajos formales”. Y agregó: “La recuperación del empleo debe estar enfocada tanto en el sostenimiento de los puestos formales existentes como en la creación de nuevas ocupaciones de este tipo, para evitar procesos de informalización. Otro desafío importante en la recuperación es cerrar las brechas de género, que se amplificaron en este contexto”.
“Si la Argentina no resuelve el problema de la inequidad social no habrá progreso y rápidamente se creará un conflicto interno” (María Laura Tinelli, Acrux Partners)
Las prolongadas cuarentenas y el paso al trabajo remoto causaron pérdidas de puestos e incrementos de la informalidad. Maurizio explicó que “aún queda un conjunto importante de la población que salió de la fuerza de trabajo o que continúa desocupada, especialmente en la población femenina”. En relación al teletrabajo, sostuvo que la modalidad “fue una oportunidad de empleo para un grupo importante de trabajadores”.
Entre los riesgos de carácter social, la “erosión de la cohesión” encabezó la lista de preocupaciones, según los resultados de la encuesta global. Esa erosión se acrecentó por las diferencias en el manejo de la pandemia. “La desigualdad más grande tuvo que ver con la distribución y el acceso a las vacunas. Hubo Estados más preparados que otros”, dijo Vega Cigoj.
Estas brechas causan efectos migratorios. Las personas se desplazan en busca de una mejor calidad de vida. Herrera sostuvo que “estamos teniendo migraciones importantes que no están solo relacionadas con el tema de la seguridad, sino que son vistas como una oportunidad para potenciar el nivel de vida y para mejorar las condiciones para insertarse en esta nueva realidad digital”.
Qué riesgos se ven para la Argentina en particular
La Argentina es una tierra de vaivenes. Las cinco amenazas más destacadas, según los resultados de la encuesta –en este caso, según las respuestas dadas por los argentinos participantes – son el prolongado estancamiento económico, la crisis de empleo y de subsistencia, el colapso estatal, la inflación y la desigualdad digital.
“La Argentina no tiene capacidad de gasto, de tiempo y de ahorro porque la inflación no para de subir –analizó Tinelli–. La educación, la regulación y la acción tanto del sector privado como del público son fundamentales para cambiar el panorama. El problema es la inequidad social. Si no la resolvemos no habrá progreso y rápidamente se creará un conflicto interno. Es fundamental resolver las diferencias sociales y la capacidad productiva para avanzar. Todo va de la mano”.
Antes de la pandemia, en la Argentina hacía teletrabajo entre 4 y 5% de los ocupados. Este porcentaje se acrecentó en estos dos últimos años para llegar a 26%, según dijo Maurizio. Sin embargo, agregó, no todos los trabajadores pudieron transitar hacia esta modalidad; entre ellos, los informales y los de menores calificaciones, que son quienes estuvieron más expuestos a perder su empleo”.
Entre los riesgos más nombrados no figura el del cambio climático. Sin embargo, los expertos consultados lo consideran como una gran amenaza a corto y largo plazo para el país. “Los efectos representan mayores costos y disminuyen la capacidad de inversión”, dijo Herrera.
La crisis climática impacta de lleno en el modelo económico de la Argentina, ya que es un país productor que depende de la explotación de los recursos naturales.
Para Tinelli, el aumento de la temperatura y la desertificación van a afectar la manera y la capacidad de producir y de vender. “Hay que revertir la situación, diversificar las fuentes y tratar de autoabastecer el consumo energético. Con un modelo de producción tan finito, no vamos a llegar lejos como país”, opinó.
“En el corto plazo, gran parte de los ingresos depende del clima. Este año estamos viviendo una sequía que va a generar un impacto en la cosecha y en la siembra. “Es una problemática que hay que poner en agenda”, consideró Vega Cigoj. Y concluyó: “La receta para resolverlo es la prosperidad y la inversión. Creo que a los países en desarrollo les va a costar un poco más este aspecto, porque con la pandemia de por medio fijaron otras prioridades”.
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