Crisis y reconversión editorial: el futuro está por escribirse para la industria del libro
En medio de un proceso de caída en las ventas, el negocio enfrenta nuevos desafíos y la obligación de transformarse ante el avance de propuestas digitales y la autoedición, y los cambios en los hábitos de lectura
Era el peor de los tiempos, era el peor de los tiempos. Esta intervención de la frase que abre la novela Historia de dos ciudades de Charles Dickens puede sonar maliciosa, pero ilustra de forma perfecta la crisis en la que se encuentra el sector editorial en la Argentina: facturación en caída libre, tiradas más cortas y un futuro incierto para el mercado que supo liderar la venta de libros per cápita en la región.
"Los datos de 2017 muestran una caída respecto de 2016 y 2015. El sector perdió casi un tercio de la facturación en estos últimos dos años", dijo a LA NACION Martín Gremmelspacher, presidente de la editorial Bonum y cabeza de la Fundación El Libro, la entidad sin fines de lucro detrás de la organización de la Feria del Libro. "La situación está más que complicada, la producción bajó 20 por ciento. Principalmente se explica por la caída del consumo, no hay poder adquisitivo y al no ser un producto de primera necesidad las ventas se resienten rápidamente", agregó.
Los sucesivos informes de la Cámara Argentina del Libro (CAL) avalan este escenario. El número de ejemplares publicados ha sufrido un derrumbe catastrófico en los últimos tres años: pasó de 129 millones en 2014 a 84 millones en 2015, 63 millones en 2016 y 51 millones en 2017. "Hasta 2015 había un gasto y una inversión estatal muy elevados, es difícil que se vuelva a repetir -comentó Julio Patricio Rovelli López, editor de El Cuenco de Plata-. Desde hace tres años estamos en una estanflación y eso recae sobre los bolsillos de los compradores. En la Argentina incluso desaparecieron los best sellers, ya no hay títulos que vendan 50.000 copias".
Javier López Llovet, CEO para la Argentina y América Latina del grupo editorial Penguin Random House, comparte esta visión. "La salud del sector estuvo siempre bastante asociada a la situación económica del país. La recesión es en alimentos, pero también en libros, por lo cual la recuperación económica macro es fundamental", sostuvo.
La novela del IVA
Las fuentes consultadas por LA NACION señalaron que entre los varios desafíos que enfrenta la industria uno de los más importantes es la aplicación del IVA al papel, que no existe en otros mercados de habla hispana como Colombia, España y México y encarece el costo del libro argentino entre un 5% y un 10%. "Es una gran desventaja competitiva", concedió Gremmelspacher.
Esto afecta también la perfomance de la producción local en el extranjero. Según datos de la Aduana y la AFIP citados por la CAL, la exportación de libros nacionales cayó 4,6% hasta los US$26 millones el año pasado, mientras que las importaciones aumentaron 63% hasta US$128 millones. "La compra internacional de libros argentinos se retrajo, especialmente desde la crisis española, ya que sus costos de producción bajaron mucho", sostuvo Rovelli López.
El IVA afecta también a las librerías, que no pueden recuperar el gravamen de sus alquileres. "Hoy, en un shopping, una tienda de ropa está en ventaja porque tiene un IVA que recupera, mientras que la librería no puede hacerlo", señaló López Llovet, quien pidió al Estado no descuidar a estos locales.
Boom de la autoedición
De un total de 28.440 novedades publicadas el año pasado, 9841 títulos correspondieron al sector editorial comercial (SEC), que se compone de 283 compañías (278 empresas pequeñas y medianas y cinco grupos grandes). A causa de la crisis, las tiradas se redujeron, pasando de 5000 ejemplares a 1000 y, en algunos casos, hasta 200.
Una tendencia en alza fue la autoedición, responsable del lanzamiento de 6609 publicaciones, que representaron el 23% de las novedades. Se trata de tiradas cortas de no más de 100 ejemplares, de los cuales el 90% solo se edita en papel. A nivel nacional existen 17 empresas abocadas a esta actividad que lanzaron 2954 títulos en 2017, alrededor del 10% del total. A pesar de estas cifras, su impacto en el circuito comercial es casi nulo.
"En Amazon, los autopublicados representan el 40% del mercado de libros", dijo Daniel Benchimol, de la consultora Proyecto451. "Hay una explosión fenomenal, incluso en la Argentina. Algunas plataformas de afuera publican tanta cantidad de libros como las grandes editoriales y hay toda una circulación de libros y ventas que no se contemplan en cualquier tipo de medición", afirmó.
Avanza el libro digital
Mientras caen las ventas de libros físicos, las de sus contrapartes digitales en español pegaron un salto en 2017: de acuerdo con un informe de la distribuidora de libros electrónicos Libranda, la Argentina experimentó una suba de 24% en unidades y 48% en valor, el mayor entre los países de habla hispana y bastante arriba del promedio global del 11 por ciento.
La empresa atribuyó este fenómeno al crecimiento de plataformas internacionales como Goodreads (propiedad de Amazon), iniciativas de las librerías locales como Bajalibros, el aumento del comercio electrónico y las llegadas de nuevos dispositivos de lectura (e-readers), como el que lanzó la empresa Noblex.
Sin embargo, aún no se trata de una cifra significativa. El mercado del libro electrónico en lengua española en todo el mundo alcanza los 68 millones de euros (no incluye textos académicos) y la Argentina apenas cuenta con una cuota del 4,8% de esa cifra, detrás de España (63,8%), México (12,2%) y Estados Unidos (10,2%). "En los últimos tres años ha conservado el mercado, pero no ha crecido", dijo Benchimol.
No todos en la industria son fanáticos del formato digital: la editorial independiente El Cuenco de Plata no lanza sus libros en ebooks. "Hay una discusión en torno al tema de la piratería. Un editor que publica un libro en el que gasta 10.000 euros de traducción y lo suma a un sistema en el que no puede garantizar que no vaya a existir una filtración termina optando por no sacar una versión digital. Por eso no lo hacemos ni lo pensamos hacer", dijo Rovelli López.
López Llovet sostuvo que la salud del libro físico no está en riesgo. "En Estados Unidos, Inglaterra y Alemania, el digital representa entre el 20% y 25% del mercado. Hace dos o tres años que está ahí, no pasó como en la música, que desapareció el CD, el libro físico resiste muy bien y se ha adaptado a la convivencia sanamente", dijo.
El audiolibro vivió su apogeo en la década del 70, pero ahora ha vuelto en todo su esplendor. En los mercados más maduros está experimentando un crecimiento de hasta 20% interanual y ha comenzado a ganar tracción en la Argentina en los últimos meses. "En España pasa lo mismo y se debería reflejar acá -señaló Benchimol-. Es un formato que está entrando de manera muy profunda porque, por un lado, atiende a una coyuntura muy concreta de personas que no tienen tiempo para leer y ponen un audiolibro mientras manejan o cocinan".
"Al tema del audiobook hay que mirarlo con atención porque el libro digital requiere dispositivos dedicados, solo un 9% de los usuarios lee ebooks en su teléfono", dijo López Llovet. "Mientras que en el audiobook tenés el dispositivo a mano, que es el teléfono, por lo cual la penetración va a ser más profunda que en el caso del libro digital. En ciudades como Buenos Aires, donde todos los días hay personas que pasan mucho tiempo en el auto, no viene mal".
Club de lectura 2.0
Nuevos tiempos exigen nuevos canales. Alibrate empezó a funcionar a comienzos de 2018 y ya convoca a unos 10.000 usuarios de toda Hispanoamérica. El sitio, una red social para lectores, permite a sus integrantes interactuar entre sí según preferencias y gustos compartidos, recomienda libros por autor y género y permite crear bibliotecas virtuales a través de un sistema de tags.
"Es una vía más para promover los libros y la lectura en un medio tan cambiante como Internet -contó su creador, Carlos Tramutola-. De hecho, desde que presentamos Alibrate, a principios de año, ya se acercaron tres o cuatro editoriales para conversar y ofrecernos su colaboración para actualizar nuestra base de datos con sus lanzamientos y nuevas publicaciones", añadió el emprendedor.
En este contexto, tampoco sorprende la importancia que han tomado para la industria en el último tiempo los booktubers y bookstagrammers, jóvenes que recomiendan libros de literatura juvenil (también conocidos en la industria como young adults) a través de aplicaciones como YouTube e Instagram.
"Son muy honestos para transmitir lo que sienten", afirmó López Llovet. "El que leyó un libro recomendado por un youtuber tiene la tentación de comprar otro. Quién sabe si después lee la saga de Harry Potter, o El Señor de los Anillos, ya lo trajiste a este mundo de la lectura", sostiene el hombre de Penguin Random House.
A la espera de Amazon
Aunque todavía no hay precisiones sobre un posible desembarco argentino de Amazon, el gigante del comercio electrónico cuyo nacimiento sigue reconfigurando los modelos de negocios de la industria editorial y el retail en general, apareció en la Argentina otro actor que tiene un modelo similar: la empresa chilena Buscalibre.
"Ofrecemos un marketplace con acceso a un catálogo enorme de libros", dijo Tomás Meabe, CEO de la filial argentina. "Importamos desde varios países donde tenemos oficina, como Chile, Estados Unidos, México, España y Colombia. Brindamos la posibilidad de acceder a libros que son difíciles de conseguir y con la facilidad de Internet", agregó.
La compañía, que ya había cerrado una experiencia poco feliz en el país entre 2013 y 2014 pero que volvió con el cambio de gobierno, invirtió $30 millones en esta nueva aventura.
"Nuestro mayor diferencial está en la variedad del catálogo y en la actualidad estamos ofreciendo más de cinco millones de libros. Sabemos que en el país hay mucho potencial y estamos apostando a que esta sea nuestra oficina más grande", asegura Meabe.
On demand
Una de las tendencias más interesantes que se han visto en el mercado es la de impresión bajo demanda. Quien lidera el rubro es Bibliomanager, una empresa nacida en 2013 que tiene sedes en la Argentina, México, Colombia, Perú y Uruguay.
"Somos el principal distribuidor de libros por demanda en idioma español, facilitamos la demanda nacional e internacional dándole servicios al editor que le permiten gestionar sus producciones de forma online, fijar los puntos de entrega y hacer llegar sus libros a los distintos países", dijo Gustavo Vorobechik, director ejecutivo de la compañía. "Hoy administramos dentro de la plataforma y los diferentes negocios un total de más de 1800 editoriales que nos aportan su catálogo para la distribución en las principales librerías de habla hispana en cada uno de los países en los que operamos. Las crisis de los gobiernos o la industria impulsan el nacimiento de este tipo de proyectos innovadores."
"Tiene que ver con ser más eficientes en la manera de imprimir y distribuir los libros -reflexionó Benchimol-. En la industria, gran parte de lo que se imprime termina siendo incinerado porque no se comercializa, se publican más ejemplares de los que se venden. Es perverso y nace de una necesidad de cubrir todos los canales. Estaba bien 25 años atrás, pero hoy no tiene sentido", concluye el ejecutivo.