Pocas reservas de divisas en las arcas del Banco Central y, en definitiva, poca liquidez. Estos son dos de los principales males que acechan la economía de la Argentina ciclo tras ciclo y la mantienen al borde del abismo. Para los mercados, este abismo tiene nombre:default.
Es decir, el incumplimiento de los compromisos financieros adquiridos con los inversionistas que prestaron dinero al gobierno argentino.
Desde la contundente victoria de peronismo en las elecciones primarias del pasado 11 de agosto la inestabilidad económica que vive el país desde hace meses se ha agudizado, con consecuencias directas para el bolsillo de sus ciudadanos.
El candidato kirchnerista Alberto Fernández se impuso en las primarias a la presidencia del país al actual presidente, Mauricio Macri.
Estas primarias, conocidas como PASO, suelen ser un termómetro confiable para medir el ánimo del electorado argentino antes de las presidenciales, que tendrán lugar el 27 de octubre.
Los resultados apuntan a la vuelta al poder del kirchnerismo, la fuerza que por 12 años gobernó Argentina (2003-2015) con una fuerte intervención estatal sobre la economía y una retórica anti-mercados.
Alejo Czerwonko, del equipo de Mercados Emergentes del banco suizo UBS, asegura que la posible llegada al poder de Fernández -con Cristina Fernández como vicepresidenta- despierta inquietud entre los inversionistas.
"[Alberto] Fernández y su equipo sugirieron que dejarían de pagar intereses de los bonos conocidos como Leliq (deuda a muy corto plazo) emitidos por el Banco Central, pretenden renegociar el acuerdo con el FMI y han manifestado su intención de reintroducir algún tipo de control de capital".
Para el analista, estas advertencias están "lejos de ser constructivas" y ponen de relieve la posibilidad de que un cambio de gobierno conlleve un incumplimiento de las obligaciones financieras de Argentina.
Pero la crisis argentina viene de lejos. El gran talón de Aquiles de la presidencia de Macri ha sido la economía. A pesar de que prometió reducir la inflación y llevar la pobreza a "cero", ambos aumentaron durante su gobierno.
La situación más grave se dio en 2018, cuando el peso argentino perdió más de la mitad de su valor contra el dólar. Se disparó la inflación y el gobierno debió pedir un préstamo multimillonario al FMI.
La Argentina se encuentra actualmente en recesión y registró una inflación del 22% durante el primer semestre del año,
A continuación te presentamos tres datos que muestran la delicada situación por la que atraviesa la economía de la nación latinoamericana.
1.- Deterioro de las reservas internacionales en dólares del Banco Central
Las reservas de dólares son para una economía como la de Argentina de suma importancia. Suponen una herramienta de política monetaria vital para evitar la devaluación de su moneda, el peso argentino.
Además son el indicador más fiable de la solvencia de un país, de si el Estado puede hacer frente a los pagos comprometidos.
La posición de Argentina, que sufre una insuficiencia de moneda extranjera, se ha visto agravada por la salida de capitales del país.
Eso ha estrangulado aún más sus finanzas en un momento en el que el entorno económico sigue siendo altamente volátil.
Las reservas internacionales de dólares en el Banco Central cerraron el pasado viernes en US$54.098 millones, según un comunicado oficial.
Esto supone US$12.211 menos con respecto al 9 de agosto, dos días antes de las elecciones primarias, cuando las reservas estaban en US$66.309 millones.
En un intento por frenar la depreciación del peso argentino, el Banco Central ha estado utilizando una media de unos US$300 millones al día, según medios locales.
Pero su intervención en el mercado cambiario no ha podido frenar la devaluación. Y si el Banco Central no lo consigue "es probable que una nueva la depreciación de la moneda empuje la inflación al alza y obligue a tomar políticas fiscales y monetarias más estrictas", explica el equipo análisis económico de la gestora AXA IM.
"Además, disminuirá el crecimiento económico y llevará automáticamente la relación deuda/PIB a niveles insostenibles", añaden.
2.-Depreciación del peso argentino y el "dólar blue"
El presidente Mauricio Macri sabe que la depreciación afecta al bolsillo de los ciudadanos y que si no consigue recuperar el control de la situación, no sólo su reelección se complica sino que el país estará a un paso de declararse en quiebra. Es el temido default.
El peso ha perdido más del 20% de su valor y para comprar un dólar ahora hacen falta 60 pesos aproximadamente. Las empresas con deudas denominadas en dólares la tienen ahora un poco más difícil para mantenerse a flote.
Los argentinos saben bien lo que eso significa: en pocos países existe un vínculo tan directo entre devaluación e inflación y entre inflación y pobreza.
La economía argentina se contrajo un 5,8% en el primer trimestre de 2019, después de haber retrocedido un 2,5% el año pasado. Durante 2018, 3 millones de personas cayeron en la pobreza.
En un intento desesperado por evitar el descalabro y el agotamiento de las reservas de dólares del Banco Central, el equipo de Macri impuso una de las medidas que más había criticado a su antecesora Cristina Fernández de Kirchner: el control de cambio.
El gobierno restringirá las compras de divisas por parte de las empresas, que tendrán que solicitar el permiso del Banco Central para vender pesos y comprar divisas y para realizar transferencias al exterior. Los particulares podrán seguir comprando dólares hasta un máximo de US$10.000 al mes.
Con este "cepo cambiario", Macri quiere reducir la intervención del Banco Central en el mercado, ayudándole a preservar las reservas internacionales.
Durante el gobierno de Cristina Fernández (2007-2015), los argentinos también se vieron obligados a pedir autorización para comprar dólares y hacer transferencias al exterior, pagando una tasa adicional por las compras con tarjeta en el extranjero.
Todo esto provocó la aparición de un mercado informal de divisas conocido como "el dólar blue" o dólar paralelo.
3.- El préstamo del FMI
La aplicación de controles cambiarios ha hecho dudar de que el FMI vaya a desembolsar en septiembre un nuevo tramo del rescate solicitado por el gobierno de Macri en 2018. El importe del préstamo previsto para este mes asciende a US$5400 millones.
La Argentina busca también aplazar los pagos de la deuda al FMI para enfrentar la crisis. Una delegación del FMI visitó Argentina la semana pasada para reunirse con autoridades del gobierno de Macri y del Banco Central argentino, así como con el candidato presidencial Alberto Fernández y su posible equipo económico.
El organismo internacional emitía un comunicado el domingo respaldando las medidas adoptadas "El personal del FMI está analizando los detalles de las medidas", dijo un portavoz del organismo en un comunicado.
Y añadió que seguirán en "estrecho contacto" con las autoridades en el próximo período al tiempo que afirmó que el Fondo continuará al lado de la Argentina durante "estos tiempos desafiantes".
Alejandro Hardziej, analista del banco suizo Julius Baer, considera que la ayuda no está en peligro porque el gobierno de Macri ha seguido las pautas fijadas por el FMI para calificar para la ayuda financiera.
Para conseguir este préstamo la Argentina se comprometió a reducir el gasto público y con eso bajar el déficit fiscal, que para el FMI y muchos inversionistas es la fuente de los desequilibrios del país.
BBC Mundo