Cresta Roja, otra vez en una situación crítica
Trabajan 650 personas menos por una "reorganización productiva"; futuro incierto
A dos años de la quiebra y posterior venta de Cresta Roja, un nuevo capítulo volvió a escribirse ayer. Aproximadamente 650 trabajadores, de un total de 2300 que componen hoy la empresa, debieron discontinuar sus labores. Fuentes allegadas a la compañía aseguraron a LA NACION que no se trata de despidos, sino de una "reorganización productiva", aunque no pudieron indicar una fecha efectiva en la podrían volver a trabajar con normalidad. Los delegados de la avícola acusan una situación crítica y alertan que hay faltantes incluso para alimentar a los pollos.
Proteinsa SA (compuesta por las empresas Ovoprot, Tanacorsa y Grupo Lacau) ganó en octubre de 2016 la compulsa para quedarse con la avícola que llegó a faenar, en sus mejores épocas, hasta 400.000 pollos por día. Tras casi 10 meses de haber tenido la administración y explotación temporal de Cresta Roja, completó su adquisición por US$120 millones, al imponérsele a Avícola Del Plata, comanda por Granja Tres Arroyos.
Tomada como símbolo de recuperación económica por el gobierno de Mauricio Macri, uno de los primeros actos públicos de la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, fue en una de las plantas de Cresta Roja. Pero el conflicto estaba lejos de solucionarse.
Un incendio en la planta de incubación de La Aurora, ubicada en San Miguel del Monte, en julio del año pasado, fue el primer golpe fuerte que recibió Santiago Perea, titular de Ovoprot y Proteinsa. El fuego destruyó 4,6 millones de huevos fértiles y 54 plantas incubadoras, lo que le generó pérdidas, según pudo saber este medio, por US$10 millones.
La empresa faena diariamente 200.000 pollos, 50% menos que en sus mejores momentos, cuando alcanzaron el punto máximo con sus antiguos dueños, los Rasic, antes de la quiebra. La facturación anual de la compañía asciende a $3500 millones y la erogación por sueldos es de $70 millones mensuales.
Los problemas financieros no parecen fáciles de resolver, indican fuentes que conocen de cerca el funcionamiento diario de Cresta Roja. Los números son contundentes: desde julio hasta agosto del año pasado, según el Banco Central (BCRA), la compañía acumuló 1639 cheques rechazados por $189,9 millones, que, posteriormente, comenzó a abonar.
"El pollo que está llegando a la planta es una porquería", relató uno de los trabajadores, que identifica bien que ahora el problema de Cresta Roja se trasladó al campo y a las granjas de engorde. La firma tiene granjas propias en la zona de San Miguel del Monte. Y agregó: "¿Qué puede suceder? Bueno, debería aparecer alimento suficiente de modo urgente para alimentar de modo adecuado a los pollos que irán a faena en 40 días, a principios de marzo".
Por un conflicto gremial, que se prolongó desde el 29 de diciembre hasta el 11 de enero, las plantas estuvieron sin producir. La empresa y los propios delegados solo esperan que la situación no se repita y que solo sean un mal recuerdo aquellas imágenes de diciembre de 2015, previas a la quiebra, con cientos de trabajadores reclamando por sus sueldos.
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