Crece la presión sobre las finanzas de Francia
Moody’s dijo que hay amenazas a su calificación triple A
PARÍS.- La capacidad de Francia para jugar un papel de liderazgo junto con Alemania en la solución de la prolongada crisis de deuda soberana en Europa fue puesta en duda ayer, luego de que una calificadora de riesgo expresó que Francia se enfrenta a crecientes desafíos en el manejo de sus propias finanzas.
La advertencia tiene lugar días antes de una reunión de los líderes europeos que apunta a ofrecer un gran plan, diseñado por las dos economías más grandes de la zona euro, para hacer frente a la profundización de la crisis de la deuda soberana.
En su informe de crédito anual sobre Francia, Moody’s Investors Service expresó que el país podría enfrentar una serie de problemas en los próximos meses, como la posible necesidad de apoyar a otras naciones europeas o a su propio sistema bancario, y que eso estaba "ejerciendo presión sobre la calificación estable de la deuda del gobierno [triple A]"
"La situación está cambiando debido a que tenemos muchos riesgos adicionales que no teníamos en el pasado, lo que significa que además del perfil de riesgo del país tenemos sucesos dentro de la zona euro" que pueden afectarlo, opina Alexander Kockerbeck, ejecutivo de crédito y analista líder para Francia de Moody’s.
El país galo es un actor clave en el rescate de miembros con problemas del bloque económico. Si la situación financiera de Francia se debilita de manera significativa podría amenazar su capacidad para cumplir con esos compromisos.
Una rebaja de la calificación crediticia del país también podría tener amplias consecuencias para el Presidente Nicolás Sarkozy, quien se espera que el año próximo busque la reelección y quien ha hecho una prioridad el control de las finanzas de Francia y la conservación de la preciada calificación crediticia.
A fines de agosto, el gobierno francés dio a conocer un paquete de austeridad, luego de que en el segundo trimestre el crecimiento se estancara y el nerviosismo sobre la calificación crediticia y la exposición de los bancos franceses a Grecia y otros países en problemas de la zona euro alimentara la crisis de los mercados financieros.
Al mismo tiempo, el gobierno redujo su pronóstico de crecimiento para este y el próximo año a 1,75%.
Pero la advertencia de Moody’s aumentó la presión para adoptar medidas adicionales. El ministro de Finanzas francés, François Baroin, reconoció ayer que las previsiones del gobierno para el crecimiento del próximo año son "muy altas, probablemente demasiado altas", y subrayó que hará lo necesario para salvaguardar su calificación crediticia.
"Tenemos que mantener la cabeza fría y adaptarnos a la situación económica", dijo Baroin a la televisión francesa. "Vamos a estar allí para defender la triple A".
Cabe aclarar que Francia mantiene una calificación máxima, con una perspectiva estable, de las tres principales calificadoras de crédito.
Moody’s afirma que la calificación triple A refleja la fortaleza económica de Francia y una solidez financiera muy alta. Pero añadió que la segunda parte se ha debilitado, como ha ocurrido en otras partes de la zona euro, debido a la crisis financiera y económica global.
Muchos analistas ven un eventual cambio como una conclusión inevitable. Gary Jenkins, estratega de renta fija de Evolution Securities, en Londres, dijo que es probable que haya un cambio de perspectiva "como mínimo" a principios de 2012.
La diferencia entre el rendimiento de los bonos de referencia alemanes a 10 años y sus equivalentes franceses alcanzó el martes un nuevo máximo desde la creación del euro. Las acciones bancarias francesas también se vieron afectadas.
La rebaja de la calificación de Francia sería devastadora para el Fondo Económico de Estabilidad Financiera (FEEF), el fondo de rescate de 440.000 millones de euros (unos US$604.000 millones) que es fundamental para solucionar la crisis del bloque. Sin Francia y su máxima calificación crediticia, el FEEF, tal como está estructurado, podría perder más de un tercio de su poder.
El FEEF pide dinero prestado en los mercados financieros, respaldado por garantías de los países de la zona euro, y lo presta a aquellas naciones en problemas.
El fondo de rescate en sí está diseñado para tener una calificación triple A, lo que significa que no va a pedir prestado más de lo que suman las garantías de los países contribuyentes con calificación triple A y cualquiera que sea el dinero en efectivo que posea. Aunque los países calificados por debajo de triple A también proveen garantías para el fondo, tales garantías no contribuyen a la cantidad que el fondo puede pedir prestado, y por lo tanto el monto que puede gastar en ayuda.
Sólo seis países en la eurozona cuentan con calificación triple A: Alemania, Francia, Holanda, Austria, Finlandia y Luxemburgo.
Las garantías están relacionadas con los tamaños de los países, y después de un reciente incremento del FEEF, Alemania es el más grande, con 211.000 millones de euros; seguido por Francia, cuya garantía está por encima de los 158.000 millones de euros. Si se pierde el apoyo francés, el fondo actual pasaría de contar con 440.000 millones de euros a tener menos de 300.000 millones de euros.
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