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Crece el fraude a nivel mundial; mala nota para América latina
La Argentina aumentó exponencialmente su nivel de corrupción por parte de privados en los últimos tres años
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Los ejecutivos a la cabeza de las compañías más importantes del mundo temen expandir los negocios de la empresa hacia países de América latina por la alta probabilidad de verse envueltos en temas de corrupción y sobornos. Así lo manifestó el 72% de los 768 ejecutivos senior de compañías de Europa, América, Asia y África, la mitad de los cuales pertenecen a empresas que facturan por encima de los 500 millones de dólares por año. Entre ellos, el 27% directamente desistió de operar en esta región por ese motivo. Así se desprende del último informe de la consultora Kroll llamado 2016 Global Fraud Report, realizado en conjunto con la Unidad de Inteligencia de The Economist y difundido en exclusividad en LA NACION y en el Financial Times.
De las tres regiones que cometen más fraudes a nivel mundial, que son África, Europa Oriental y America latina, esta última tristemente es puntera, es decir, tiene el mayor índice de fraude y corrupción, lo que lleva a pérdidas multimillonarias en materia de inversiones.
"La mala imagen de la Argentina y también de la región no se revierte en poco tiempo", dijo Matías Nahon, managing director & office head de Kroll Associates Argentina, quien agregó que hubo un crecimiento interanual del 25% en materia de investigaciones privadas de fraude. También, un dato que sorprende: los protagonistas tienen cargos altos dentro de las compañías.
"Como todos saben, hay un continuo crecimiento de la globalización de la economía. Los países desarrollados tienen los recursos para invertir en economías en desarrollo, pero perciben que estos países tienen una vulnerabilidad muy alta y el fraude es mucho mayor", dijo Nahon
Leyes cada vez más estrictas, como las de Estados Unidos y el Reino Unido, que también tienen incidencia sobre prácticas en otros países, llevan a que los inversores repiensen dónde hacer negocios.
Tal como dice Tommy Helsby, director de Kroll en Londres en el informe, el fraude dentro de las empresas es un tema cada vez menos barrido debajo de la alfombra y suma más títulos de tapa en los diarios del mundo. "Hoy los medios se concentran en temas de fraude, corrupción y violaciones a las regulaciones por parte de las empresas mucho más que en temas de negocios como fusiones y adquisiciones. Además, las regulaciones internacionales establecen multas millonarias cuando la empresa es responsable de algún fraude, y debe responder ante sus accionistas".
¿Qué pasa específicamente con la Argentina? También ocupa individualmente un lugar muy alto en cuanto a la percepción de país corrupto y acciones reales de fraudulentas. "Esta tendencia no se cambia de la noche a la mañana, es un problema cultural y estructural y toma tiempo resolverlo", dijo Nahon.
"Las empresas más comprometidas en la Argentina son grandes y multinacionales. No son pymes, "quizás por esto de que "el ojo del amo engorda al ganado", explicó el directivo de Kroll. La inestabilidad económica y la falta de controles son el caldo de cultivo perfecto para aprovechar oportunidades ilícitas. "Va a ser un proceso arduo porque han sido muchos los años en que las cosas no se hicieron como se debía para prevenir o mitigar el fraude. Tengo 19 años trabajando en esta materia y viví muchos ciclos dentro de la historia del país. Los últimos dos o tres años hemos visto un crecimiento muy importante en el tema de la corrupción privada."
Pero también la Argentina no califica desde el punto de vista de la corrupción pública. El último informe de Transparency International dice que aunque el país tiene una legislación adecuada para prevenir la corrupción especialmente en el sector público, su aplicación es débil, por lo que reina la impunidad.
"Si se hace un estudio del informe mas reconocido a nivel mundial, el de Trasparency Internatinal, los índices de corrupción en el sector público van de la mano del los índices del corrupción privada. Muchas veces interactúan", agrega Nahon.
Volviendo a lo que pasa en el mundo, que no es ajeno a estas prácticas, el 75% de las empresas que participaron de la encuesta de Kroll reportaron al menos un fraude en el último año. Tres de cada cuatro compañías dijeron haber sido víctimas de un fraude durante el último año, un porcentaje que aumentó un 14% si se compara con el año 2012.
Las compañías se sienten más vulnerables en este sentido. Reportan que han sufrido robo de activos y también de información. La gran preocupación son los posibles ciberataques, y, aunque tomam medidas preventivas, el temor sigue vigente por la constante evolución de la informática.
Es cierto que el fraude de la mano de la tecnología es cada vez más sofisticado, y los directores de las compañías sienten que no tienen el control sobre este tipo de delito. De alguna manera, es algo que los supera ya que todos los días hay nuevas, innovadoras y creativas maneras de cometer este delito.
Cuatro de cada cinco compañías reportaron que el perpetrador pertenece a la empresa. Las jerarquías no están exentas de cometer un fraude. Una de cada tres víctimas denunció que el perpetrador pertenecía a su propio equipo o era un mando medio, y solo un poco menos de la mitad afirmó que se trataba de un empleado junior.
Sobre hackers
En cuanto a los ciberataques, tan temidos en general la mayoría de los encuestados afirmó que si sufrieron este delito, fue llevado adelante por un empleado de la compañía y en menor medida por algún proveedor. Solo el 2% tuvo un ataque externo de un hacker, lo que marca una impronta algo fantasiosa a la figura del hacker delincuente que no pertenece a la compañía.
¿Por qué aumentó el riesgo de que sean los propios empleados quienes cometen fraude contra sus empleadores? Los altos ejecutivos entrevistados creen que la altísima rotación que viven hoy las empresas puede ser una de las razones.
En este contexto, durante el último año fue el llamado whislebolower (un denunciante interno y anónimo) el responsable del 41% de detección de casos.
"Implementar un sistema de control es fundamental. También, una línea de denuncias anónima y realizar auditorías internas y externas de manera aleatoria para saber qué está ocurriendo en la compañía", cerró Nahon.
Las áreas más sensibles donde suelen cometerse más actos de fraude son compras, marketing, ventas y logística. El sector financiero es el más sensible, pero justamente por ello está más blindado en materia de prevención.