Corto de fondos, Ecuador toma medidas drásticas para financiar la recuperación
PEDERNALES, Ecuador—Esta ciudad costera con bares en la playa, restaurantes de mariscos y pequeños hoteles era una de las historias de éxito de Ecuador, un localidad que gracias al reciente auge económico pasó de ser una pequeña aldea de pescadores a un pujante centro turístico.
Ahora, 80% de sus estructuras yacen en ruinas, entre las cuales los rescatistas buscan desesperadamente a sobrevivientes del devastador terremoto de magnitud 7,8 del sábado, que causó al menos 570 muertes y más de 5.700 heridos en todo el país. Todo el progreso que Pedernales tuvo en los últimos años se borró de un minuto, dicen residentes y autoridades locales.
"Pedernales está empezando de casi cero", dijo el miércoles el alcalde Gabriel Alcívar durante una breve pausa en su recorrido por las ruinas de la ciudad en medio de un calor agobiante. "Me preocupo no sólo por mañana sino del día 30, día 60, día 200. Hay miles de personas sin casa y sin trabajo".
El miércoles, el presidente Rafael Correa dijo que la reconstrucción de las casas, los puentes y las carreteras destruidos por el sismo llevará años y costará miles de millones de dólares. Ecuador no cuenta con ese dinero, en momentos en que su economía se contrae debido al colapso de los precios del petróleo y al debilitamiento de otras exportaciones tradicionales, como bananos y flores.
El miércoles por la noche, Correa anunció que para ayudar a financiar el costo de la reconstrucción elevará los impuestos a las ventas de 12% a 14% y fijará un tributo por única vez a los millonarios, según Associated Press. Los impuestos a las empresas también subirán y que considerará la venta de bienes del Estado, pero Correa no especificó cuáles.
"Es el peor momento para enfrentar una catástrofe así", dice Maggie Barreiro, economista de la Universidad San Francisco de Quito. Agrega que las arcas fiscales están vacías y hay enormes problemas de liquidez.
Con apenas US$133 millones en su Tesorería, Ecuador es el miembro más pequeño de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Se trata de uno de los niveles más bajos en al menos una década, según el banco central. Las reservas internacionales descendieron de US$4.200 millones en agosto a US$2.300 millones. La deuda externa se ha duplicado desde 2009, a US$27.000 millones, según Observatorio Fiscal, una organización con sede en Quito.
Este sombrío panorama llevó este mes al Fondo Monetario Internacional a proyectar una contracción económica de 4,5% para este año y de 4,3% en 2017, el peor desempeño de un país sudamericano después de Venezuela. A ello hay que sumar las dificultades de Ecuador para acceder al financiamiento externo, que desde que Correa optó por entrar en cesación de pagos de la deuda soberana en 2008 se ha limitado principalmente a fuentes multilaterales y a China.
"No va a tener una gran inversión de recursos, una gran inyección de dinero, no va a tener una cascada de inversión privada", vaticina Vicente Albornoz, decano de la facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad de las Américas, en Quito.
El gobierno ha tratado de mantenerse optimista y ha resaltado que la infraestructura industrial clave del país, incluidos oleoductos, refinerías y represas, está en pie. No obstante, Correa dejó en claro que el terremoto fue el peor desastre que ha azotado a Ecuador en 70 años. "Esto no va a ser tres días o tres meses. Esto puede tomar años", advirtió.
José Manuel López es consciente del largo camino que tiene por delante. Cavila sobre su futuro frente a los escombros de un edificio construido por su padre 30 años atrás y en el que vivía con su familia y tenía un gimnasio de levantamiento de pesas. Cuando el edificio colapsó, López, su esposa y sus tres hijos pequeños quedaron atrapados en los escombros y fueron socorridos por sus vecinos. Sin embargo, otras ocho personas murieron, entre ellas su madre, de 68 años. "Nos vamos, tengo familia en Quito, pero tengo que empezar de nuevo", dijo mientras trataba de recuperar sus pesas.
El terremoto más costoso de América del Sur en los últimos 35 años fue el que sacudió a Chile en 2010, un sismo de magnitud 8,8 que causó pérdidas por US$30.000 millones, según Munich Re, la mayor reaseguradora del mundo.
Se espera que los costos inmediatos del sismo de Ecuador sean cubiertos por un fondo de emergencia del gobierno de US$300 millones y otros US$600 millones aportados por organismos multilaterales. Los expertos dicen que los fondos de contingencia del gobierno no serán suficientes, y que el problema se agrava por la ausencia de seguros. "No hay dinero disponible para que estas personas puedan iniciar la reconstrucción", señala Alexander Allmann, experto en terremotos de Munich Re.
Manuel María Cusme, residente de Pedernales y propietario de Hotel El Costeñito frente a la playa principal de la ciudad, dijo estar preocupado. El hotel no se derrumbó, pero las paredes de las habitaciones se han agrietado y muchos muebles se rompieron. Lo que agrava la situación es que Cusme ha pagado sólo la mitad de un préstamo de US$221.000 que tomó para su hotel.
Cuatro días después del sismo, Pedernales estaba aún aturdida por sus efectos. El cultivo de camarones, que representa tres cuartas partes de la economía local, está devastado: las grandes piscinas se rompieron y se perdieron crustáceos. Las calles estaban obstruidas por pilas de escombros de un metro y medio de altura. La basura llenaba las aceras. Los equipos de rescate y muchos residentes llevaban máscaras quirúrgicas de papel para protegerse del polvo y del olor penetrante de la muerte, los cuerpos en descomposición.
En el estadio de fútbol de la ciudad, más de 50 nuevos ataúdes fueron apilados a la espera de cuerpos extraídos de los escombros.
Gracias a un gran impulso al turismo por parte del gobierno nacional, que incluyó la construcción de nuevas carreteras para facilitar el viaje a las regiones costeras sobre el Pacífico, hoteles de cinco a seis pisos comenzaron a proliferar en la ciudad, explicó Milton Bravo, secretario de Turismo local.
Ahora, 22 de los aproximadamente 45 hoteles de la ciudad han colapsado, y el resto ha sufrido daños estructurales, indicó Bravo. Los restaurantes frente al mar con nombres festivos como "Salsa y Cocktail" también se vieron gravemente afectados. "Estamos hablando de reconstrucción de mínimo tres o cinco años porque estamos enfrentando una crisis económica por los bajos precios del petróleo", dijo Bravo, mientras ayudaba a coordinar la distribución de alimentos.