Una Anses de puertas cerradas: ¿qué pasa, por ejemplo, si alguien necesita jubilarse durante la cuarentena?
Desde el 20 de marzo, el día en el que la Argentina entró en el actual período de aislamiento social obligatorio ahora prorrogado hasta el 10 de mayo, la Anses mantiene cerradas las puertas de sus unidades de atención al público. Incluso, días antes de la cuarentena dispuesta por decreto y que lleva ya 42 días, el organismo había decidido dar de baja los turnos que había otorgado para la atención presencial y reprogramarlos para más adelante. La idea, en aquellos días de mediados de marzo, era lograr la menor concentración posible de personas en las oficinas. Luego, con el cierre de las oficinas, los que recibieron la notificación de que no serían atendidos cuando estaba previsto, quedaron en una situación incierta con respecto a cuándo podrán concretar su gestión.
El organismo, del que ahora deja de ser titular Alejandro Vanoli,tiene habilitada una serie de trámites que pueden hacerse vía telefónica, llamando al 130, o ingresando en su página web.Por ejemplo, sin atención presencial y según la información del organismo, es posible pedir el cambio del lugar de cobro de los haberes o reclamar por beneficios impagos.
Sin embargo, hay varias gestiones que requieren, sí o sí, que el interesado sea atendido personalmente en las oficinas. Una de ellas es la prevista para jubilarse. ¿Qué pasa en estos días de cuarentena si alguien necesita pedir su jubilación? Se le otorga un turno para más adelante. Pero, por más que las personas en esta situación hayan obtenido u obtengan un turno con una fecha cierta, la verdad es que no se sabe cuándo volverán los trámites en persona. Todo indica que la cuarentena seguirá por un tiempo más. Y entonces, ¿también seguirán sin abrir las unidades de atención de la Anses? Por ahora, no se sabe.
Es cierto que el momento en el cual la persona que va a jubilarse consigue el turno (más allá de que luego la fecha dispuesta se modifique), es el momento a partir del cual comienza a devengarse el haber jubilatorio, según aclararon hace unas semanas en el organismo. Es decir: cuando se empiece a cobrar efectivamente el ingreso previsional como nuevo jubilado, se recibirá un monto en concepto de retroactivo, por el tiempo que haya pasado entre el día en que se gestionó el turno y el día en que se percibe el dinero. Pero en el mientras tanto, quien requiere el beneficio en función de sus aportes hechos y de haber cumplido con los requisitos para obtenerlo, no contará con ese ingreso durante un tiempo superior al que correspondería en tiempos de atención normal.
Otro trámite presencial es el requerido para conseguir un poder, que le permite a alguien cobrar el haber mensual en nombre del titular de una prestación. No es un tema menor justamente en estos tiempos de cuarentena por el coronavirus, en los que se intenta evitar que los adultos mayores tengan que salir de sus casas. En los últimos días, desde la Anses se estaba previendo la posibilidad de habilitar una gestión virtual, con la intervención de un escribano.
Una previsión que sí tomó el organismo previsional es la suspensión de la fe de vida, vigente por lo menos hasta el 30 de junio. Hasta esa fecha, entonces, los bancos que pagan haberes no pueden exigirles a los jubilados y pensionados el certificado de supervivencia o la fe de vida (que se puede dar a través de diferentes modalidades, según la entidad bancaria). Y, por lo tanto, el dinero de los haberes se mantendrá depositado en las cuentas, aun cuando sus titulares no vayan a buscarlo ni hagan ninguna gestión.
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