Roxana Maurizio: "Las negociaciones entre empresas y sindicatos tomarán cada vez mayor relevancia"
La crisis causada por la pandemia exige que se procure cuidar no solo los ingresos de las familias, sino también las relaciones laborales, porque mantenerlas será una de las claves para la salida. Así lo advierte la economista Roxana Maurizio, investigadora del Instituto Interdisciplinario de Economía Política de la UBA y el Conicet. Y agrega que irán ganando espacio las negociaciones entre empleadores y sindicatos.
-¿Cómo evalúa las medidas tomadas hasta ahora?
-Esta no es una crisis más, no solo por su magnitud, sino también por la forma en que apareció. De la noche a la mañana, pasamos a estar en aislamiento obligatorio y eso implicó el parate inmediato de muchas actividades. Hoy muchos de los ocupados tienen riesgo de pérdida de ingresos y del empleo, y los más perjudicados son los cuentapropistas no profesionales que no están en actividades exceptuadas. Y esto se da en un escenario laboral que ya venía muy complicado. Hay dos tipos de medidas que considero adecuadas. Por un lado, la protección de ingresos de los individuos afectados inmediatamente por el parate, y digo inmediatamente porque se espera que esto tenga un impacto de segunda vuelta. Ahí la política más importante es el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), por el monto y por el número de beneficiarios. Y también está la protección a empresas y a sus trabajadores: ahí hay que proteger ingresos y relaciones laborales, porque eso es lo que permitirá una salida más rápida. Que se protejan las relaciones también es bueno para minimizar el impacto sobre el capital acumulado por los trabajadores. Está bien pensado que haya protección a empresas y a trabajadores. En otros países funciona el seguro de desempleo como estabilizador automático, pero acá no, porque es una institución mucho más acotada. Por eso hubo que buscar instrumentos alternativos.
-¿Cómo ve la implementación de esos instrumentos?
-En términos generales, debería haber un balance entre lograr el mayor alcance posible y focalizar bien en los grupos más necesitados, porque tenemos recursos fiscales escasos. Seguramente hay ciertos ajustes que se pueden hacer para llegar rápidamente y evitando errores. Estas medidas son dinámicas.
-¿Cuánto afecta que esto deba hacerse en un contexto de restricciones fiscales?
-Había necesidad de actuar rápidamente para dar ingresos, mantener la paz social y evitar la conflictividad. Pero también hay que ver en qué medida la expansión de recursos fiscales, con una inflación alta, puede crear más inconvenientes y complicar la salida. Pero a las medidas hay que aplicarlas y es lo que están haciendo todos los países.
-Citaba el objetivo de mantener las relaciones laborales, ¿cómo evalúa la prohibición de despidos por decreto? ¿Y qué puede pasar el día después?
-Es una medida que hay que entenderla en esta coyuntura. En una coyuntura normal no sería adecuada, porque se tiene que permitir que los empleadores tengan cierta flexibilidad para ajustar su dotación a la dinámica de los negocios. Hoy el paquete es: no despidas y yo te ayudo con parte de los salarios o con las contribuciones patronales. En cuanto al día después, un punto importante para evaluar es cuándo es el día después; si hablamos de un mes, de dos meses o de algo más... en cada caso es distinto. Las medidas se irán relajando. Si se permite que algunas actividades empiecen a funcionar de manera progresiva, la necesidad de medidas estatales debería ir reduciéndose y también la de medidas que implican restricciones, como esta sobre despidos.
-¿Lo más probable es que se extienda la prohibición?
-Sí; creo que esto va para largo. Me da la sensación de que las medidas sanitarias se van a ir tomando con miradas desde lo económico, porque en países como el nuestro hay fuertes restricciones para seguir con las ayudas en el largo plazo. Algo muy importante es el diálogo entre empleadores y sindicatos. Ya vemos negociaciones de reducciones salariales con suspensiones para evitar despidos, y cuando se vayan flexibilizando las restricciones eso va a ser un punto importante. Las negociaciones al nivel de empresas tendrán cada vez mayor relevancia, porque permitirán identificar problemáticas específicas en una situación general que será heterogénea, porque no vamos a tener actividades completamente excluidas ni otras completamente exceputadas, sino que quizá habrá cierta flexibilidad, con aperturas parciales. Estos diálogos son absolutamente necesarios, tal vez de manera complementaria a las medidas que se tomen desde el Gobierno.
-¿Qué podría hacerse para minimizar el efecto que habrá en la informalidad y la pobreza?
-Creo que las medidas referidas a ingresos se extendieron a grupos siempre excluidos; con errores de inclusión y de exclusión, el IFE permitió que la Anses tenga información de un grupo de hogares sobre el que no tenía. Algo que veníamos marcando como una limitación es que, con la informalidad existente, la población vulnerable es población invisibilizada ante los registros oficiales. En medio de todo esto, podemos tener datos que pueden ayudar a mejorar la focalización, la eficacia y la eficiencia de las políticas de protección social. Hasta ahora estaban detectados los hogares con menores, por la AUH. Pero hay otro conjunto de hogares vulnerables que habrá que analizar. Tener más información aporta algo para mejorar el diagnóstico sobre las causas de la informalidad, que tienen que ver con una estructura muy heterogénea y de baja productividad.
-¿Observó algunas medidas tomadas por otros países que podrían replicarse en el nuestro?
-Hay una diferencia entre países en cuanto a las medidas sanitarias. La diferenciación es entre países que entraron rápidamente al aislamiento, como nosotros, y países que siguieron funcionando por un tiempo. Las políticas tienen que ver en parte con eso. Sacando esas diferencias, se ha ido avanzado en el mundo en el mismo sentido, con particularidades como el hecho de que los países europeos y Estados Unidos pueden echar mano al seguro de desempleo. En nuestra región de América Latina, los países avanzan en ver cómo proteger los ingresos y las relaciones laborales. A grandes rasgos se implementan esas políticas.
-En la Argentina el seguro de desempleo es una herramienta existente pero muy rezagada.
-Nunca ha cubierto a más de 10 o 15% de los desocupados. Es una herramienta hecha para el mercado formal, mientras que una gran masa de quienes quedan desempleados aquí son informales, cuentapropistas o trabajadores formales con poca antigüedad, que entonces y dados los requisitos que hay, no acceden, o acceden pero por una cantidad muy pequeña de meses. Es un problema que atraviesa a los países de la región.
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