Coronavirus. El sector privado puso en marcha el mayor operativo de su historia
Los memoriosos dicen que no tienen recuerdo de algo parecido en las últimas décadas. La referencia más cercana se remonta a la Guerra de Malvinas, en 1982, en un contexto muy distinto, tanto por el tipo de lucha como por las condiciones en que se desarrollaba el mundo del trabajo, donde no había Internet.
La amenaza del coronavirus llevó a que casi todas las grandes empresas argentinas cambiaran en cuestión de días y de forma radical su funcionamiento cotidiano. No se trata de una modificación planificada y orgánica, aunque las decisiones que se toman caso por caso van en la misma línea.
Muchas de las compañías con sede en el país, pero con origen extranjero, incluso se anticiparon por semanas a las disposiciones oficiales, porque sus jefes tenían información de antemano. El Citibank, por caso, conocía las dificultades que provocaba el virus debido a que se expandió antes en los EE.UU. que en América latina, y le dio la orden a todos sus ejecutivos de cambiar conductas. Algunos fueron sorprendidos en pleno viaje fuera de la Argentina y debieron anticipar su regreso.
Algo similar le pasó al Banco Santander, de origen español, donde la pandemia golpeó mucho antes. En sus pasillos cuentan que como el brote llegó hace dos semanas allá, la casa matriz les anticipó medidas que ahora son comunes. Por ejemplo, armaron protocolos para espacios en los que confluyen varias personas. Así, no pueden entrar al ascensor más de un grupo reducido de personas, algo que se repite en otras firmas.
El cambio más evidente en el día a día de las empresas es el llamado generalizado al teletrabajo. En algunos casos se convirtió en obligatorio y en otros tomó la forma de sugerencia vehemente, pero en todos se profundizó una tendencia que creció de la mano de la proliferación de la conectividad a Internet.
Si bien se trata de una modalidad conocida, los especialistas consideran que la pandemia llevó el crecimiento del home office a un punto tan alto que, cuando pase la crisis, se mantendrá por encima de los niveles anteriores.
Las estaciones de servicio de YPF, Shell y Axion estuvieron el fin de semana identificando a los grupos de riesgo dentro de su plantilla dedicada al despacho de combustibles para aislarlos de la exposición al público. Con menos gente trabajando en las bocas de expendio, las compañías priorizarán llenar el tanque de sus clientes antes que la venta en tiendas de conveniencia y lubricentros. Las empresas, además, les harán esas recomendaciones a sus expendedores.
El mundo corporativo, afecto a las reuniones, las recortó drásticamente. La primera indicación es utilizar teleconferencias para evitar el contacto, pero, si eso no es posible, muchas compañías dispusieron que los encuentros no superen las 10 personas. En varios casos en la última semana, antes del recrudecimiento de las normativas oficiales, distintos ejecutivos de primera línea debieron turnarse para participar en encuentros porque excedían el cupo, relataron a LA NACION.
La distancia entre las personas parece ser el común denominador de quienes atiendan al público en negocios chicos y grandes. Los bancos, por ejemplo, hacen pasar de a pocas personas, al igual que negocios más pequeños, como ocurrió este fin de semana en el local de pastas La Juvenil en General Pacheco. El espaciamiento no afectó las ventas: en un día se vendió tanto como en medio mes.
Pan American Energy, una de las mayores compañías privadas del país, le recomendó al personal que por sus tareas tiene dificultades para dejar de asistir al trabajo que vaya antes y se retire antes o que entre más tarde y se vaya también después de su horario habitual. Así busca evitar la afluencia de empleados en horarios pico de transporte público.
Otras compañías se inclinaron por pagarles la mayor parte de los costos de Internet a sus empleados, como EY. Un comunicado difundido entre su plantilla también les recomienda a quienes tengan que ir a la oficina estar preparados para lo "inesperado" y llevar su computadora a casa al final del día. La empresa, además, les dio máxima flexibilidad para organizar el tiempo de trabajo y el personal tras el cierre de jardines, escuelas y guarderías.
Accenture, por su parte, también dispuso home office indefinido. La mayoría de las empresas comenzó a trabajar con dotaciones mínimas. Eso incluye trabajos en los que la ausencia de personal queda expuesta, quizás, con más claridad que en otros casos. Ocurre, por ejemplo, con la televisión, donde ESPN dispuso que fueran a trabajar sólo las personas indispensables para garantizar la salida al aire. Fue una indicación de Disney, que probablemente hizo extensiva la recomendación a todas sus señales.
Otros canales consultados por LA NACION habían aplicado medidas similares o estaban en camino de hacerlo.
Las empresas del sector eléctrico también se anticiparon a imprevistos. Edesur, por caso, puso en marcha un nuevo centro de respaldo. Uno es el de siempre, y otro es el backup por si aparece algún caso de coronavirus en el primero.
Con la colaboración de Esteban Lafuente y Sofía Terrile.