¿Conviene proteger las inversiones de riesgos externos?
El índice de acciones S&P500 lleva diez meses sin caídas; dudas por las repercusiones que podría tener una corrección
Desde el fondo de la crisis en 2009, el índice de acciones S&P 500 emprendió una escalada sin tropiezos: les devuelve a los inversores un acumulado de 270% en dólares, lo que lo convierte en el segundo mercado alcista entre los más importantes desde la posguerra y, recientemente, en un mar de dudas y contrapuntos entre inversores. Lleva diez meses sin caídas y una volatilidad clavada en mínimos. El dato es especialmente sensible cuando vuelan misiles sobre Japón, en Corea del Sur bufa el calor atómico y los desastres naturales están a la orden del día. ¿Cómo se percibe en la Argentina un mercado externo que digiere esa negatividad?
En el país, los papeles del Merval –también en niveles máximos– subieron un 14% desde las PASO y el riesgo país se reubica en mínimos de diez años. Las encuestas de cara a octubre dan cierta sensación de alivio. El principal riesgo político para los activos locales se percibe parcialmente disipado, por lo que el radar de riesgos latentes se traslada al frente externo. Si bien la visión optimista es generalizada, se observan una serie de retoques en las estrategias para proteger los portafolios de cualquier disgusto internacional.
“EL S&P 500 actúa como un termómetro de apetito por riesgo global, por lo que ante correcciones aún pendientes resulta apropiado tomar alguna cobertura en la cartera, más cuando a nivel local se vuelve a dar un proceso de apreciación del peso tras las primarias, que acentúa el atraso cambiario”, dice el economista Gustavo Ber, quien sugiere una mayor dolarización en la cartera, sea de forma directa o sintética para quien apuesta al carry trade. Por caso, una posición en Lebac cubierta con un futuro –elimina el riesgo cambiario, pero pone techo al retorno– redondea una tasa anualizada en dólares de entre 3% y 4%.
Los expertos coinciden en que la mayoría de los ratios sobre acciones de EE.UU. devuelven señales amarillas si se los compara con valuaciones históricas. Lucen caras si se razona que el mercado paga hoy, por cada dólar de ganancias, un 25% más que hace diez años. Históricamente, ha sido menos generoso. A su vez, el rally Trump basado en un presidente superbenigno para las empresas se cae de las expectativas, pero no de los precios, que siguen subiendo.
“No veo riesgo local importante los próximos 18 meses, pero hay un par de frentes afuera que se pueden complicar”, dice Germán Fermo, director de la Maestría en Finanzas de la UTDT. “Un S&P500 en máximos y una volatilidad en mínimos habla de un mercado totalmente eufórico y desprotegido que hace un año que no para de subir. Si uno le agrega un frente de tasas de la Reserva Federal y que desde afuera la Argentina luce bien priceada, creo que tomar ganancias tiene sentido. Rotar cartera hacia bonos dolarizados cortos y mirar desde afuera un tiempo. Lo difícil era comprar Argentina con el dólar a $ 18,20 y el kirchnerismo primero, pero eso no pasó”, agrega.
La última vez que el S&P 500 corrigió fue a fines de 2015: cayó cerca de 11,5% en un mes. En esa oportunidad, su efecto arrastre en el Merval fue del orden del 30%. Según un trabajo de la firma Criteria, las tres últimas correcciones (superiores al 10%) en el mercado de EE.UU. generaron réplicas promedio de más del doble de intensidad en la plaza local. A su vez, los bonos emergentes se alejaron de la tasa “madre” del Tesoro norteamericano unos 100 puntos básicos, cada vez.
Algunos consejos pasan por la compra de cobertura sobre el índice de EE.UU. con una opción de venta o “put” durante los próximos meses. Muerden rentabilidad de la cartera, pero la protegen de correcciones bruscas al asegurarse de antemano un eventual precio de salida. El costo de la prima es de 1% sobre el índice.
El mercado local tiene una herramienta: compra y venta de futuros sobre la cotización del Merval. Lanzados en 2015, resultan un producto incipiente y muy esperado por los jugadores locales. Tomaron impulso tras el no ascenso a emergentes y hoy negocian unos $ 60 millones diarios, según Rofex. Hoy no anticipan corrección, sino crecimiento adicional del 6% hacia diciembre.
El timing defensivo no es unánime. “Lo estamos viendo (al escenario externo), pero no estamos convencidos aún, salvo por un ambiente de corrección técnica de corto plazo que vemos armándose. En los fundamentales, la política de EE.UU. juega a favor de cubrirse, pero las tasas y ganancias todavía no”, dice Daniel Marx, de Quantum. Para Marcelo Elbaum, de Allaria, el escenario externo aún “no nos preocupa”.
“La deuda larga emergente tiene sensibilidad con el S&P 500, con lo cual es la que más podría sufrir en un esquema de corrección y ampliación de spreads. Hoy el escenario es ideal: tasas bajas e ingreso de capitales, pero hay que estar atentos”, dice Federico Furiase, del Estudio Bein. Y agrega: “Me gustan los bonos largos, pero el que ve algo complicado de afuera y se quiere cubrir puede tomar títulos soberanos cortos”.
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