"Contar cuentos". La fórmula de la innovación y del éxito de Disney
Generalmente la idea de innovación está asociada a un fuerte salto tecnológico, pero muchas veces no se trata solo de eso... o, al menos, no únicamente. En este sentido, referentes de empresas y de innovación hablaron de la importancia de contar un cuento en la industria del entretenimiento y de la economía de la pasión por la cual la clase media se convierte en productora de contenidos y obtiene una renta por ellos.
En el marco del encuentro Innovación, Capítulo 6, organizado por LA NACION, Diego Lerner, presidente de The Walt Disney Company Latin America, dijo que la fórmula de la innovación de Disney, empresa que ya tiene 97 años, es básicamente "contar cuentos" y la tecnología es un medio.
"La fórmula del éxito de Disney es contar historias. Eso es lo más relevante. La tecnología es cada vez más accesible, es un commodity. La diferenciación es el cuento. Hay que tomar oportunidades de crecimiento sin dejar de ser lo que uno es y Disney es lo que es por contar cuentos a través de películas, parques de diversiones, productos digitales y juguetes", dijo Lerner, en diálogo con el secretario general de LA NACION, José Del Rio.
En este sentido, dijo que la tecnología permite un mayor acceso y fue importante en el marco de la pandemia que afectó a las experiencias out home, mientras que las in home crecieron. "La tecnología es importante en este sentido, pero hay que mantener el cuento. La tecnología también permite hacer historias animadas y rescatar clásicos, como Star Wars, El libro de la selva y muchas otras que vendrán. Hay que ver cómo combinar el cuento con la tecnología para generar un contenido poderoso como Star Wars", señaló.
Por último, se refirió a Netflix y dijo que la empresa señaló un camino y "es importante que siga creciendo", porque genera un hábito digital que es expansivo y eso ayuda a toda la industria.
A su turno, el periodista Sebastián Campanario, especialista en innovación y columnista de LA NACION, retomó el concepto de creatividad para hablar de la tendencia de la economía de la pasión, que convierte a personas de clase media en productores de contenidos con usuarios que les pagan.
Un ejemplo es Nathan Kankus, un joven de 28 años que, sin recibirse de economista, tiene un newsletter sobre la política monetaria de la Reserva Federal con 500 suscriptores por US$100 al año que le permitió independizarse e irse a vivir solo.
"Este es un ejemplo de economía de la pasión, porque antes lo hubiera hecho gratis, porque no tenía un modelo o la plataforma para vender directamente su contenido, pero ahora existen", apuntó.
Otro ejemplo que brindó Campanario tiene que ver con los asesores de sueño de bebés, una profesión que emergió en 2020 en medio de la pandemia a través de videollamadas de Zoom o Google Meet.
"Con la pandemia todos dormimos mal así que hay mucho valor en eso. Antes por ahí era algo que esas personas hubieran dado gratuitamente, pero ahora se justifica cobrar el dinero y hay plataformas que promueven las interacciones", explicó.
Por último, dijo que la economía de la pasión está dentro de la economía de la atención y, de alguna forma, permite un juego más igualitario, porque, a diferencia de la economía de la atención, que tiene pocas estrellas, como las Kardashian, la de la pasión permite el acceso de una clase media creativa donde se valora la originalidad y la espontaneidad.
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