Conectividad, alfabetización digital y nuevas tecnologías: los desafíos que enfrenta América Latina
Las enseñanzas de la pandemia y el reto de digitalizar a una población que sufre las “barreras de conectividad”; una mirada optimista del futuro en un mundo que camina al olvido de lo analógico
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Conforme avanza el tiempo, el mundo digital toma más relevancia en el día a día de las personas. Lo analógico queda en segundo plano, mientras las grandes tecnologías avanzan y eventos mundiales como la pandemia ponen en evidencia la importancia de una sociedad digitalizada.
El desafío está en la mesa y alcanza no solo a gobiernos y grandes empresas, sino a cada hogar de cada región del mundo. En el marco del evento La revolución de la economía digital: capítulo 4, organizado por LA NACION, fue José Juan Haro, director de Negocio Mayorista y Asuntos públicos de Telefónica Hispanoamérica, quien brindó una mirada abarcativa sobre los desafíos de conectividad.
En su mano a mano con José Del Río, secretario general de Redacción en LA NACION, explicó cómo “la pandemia, particularmente en América Latina, nos ha dejado claro la importancia de la digitalización”. “Cuando uno tiene que encerrarse en su casa, detrás de cuatro paredes, y no puede conectarse con el mundo, la economía de lo material se vuelve imposible, pero la economía digital está allí en la medida en que uno tenga conexión, una computadora o un celular; está allí en la medida en que uno tenga capacidad para utilizar esos aparatos. Quien no tiene esos elementos, como lo vimos en la pandemia, se coloca fuera de la economía”, sentenció.
Hablar de “economía digital” es, para Haro, hablar de “la economía de lo desmaterializado”. “La economía tradicional, a través de toda la historia de la humanidad, ha consistido en la transacción de bienes y servicios existentes. Evidentemente, la economía fue evolucionando en el tiempo y la economía digital del día de hoy es el último estadío. El que permite que, mediante la aplicación de tecnologías de información, algo que antes era físico pueda convertirse en algo desmaterializado; y la desmaterialización hace cosas como las que estamos pudiendo hacer el día de hoy: conexiones remotas, permitir que un libro, música, contenidos, servicios viajen a través de la red y viajen muchísimo más rápido que un bien a cualquier lugar del mundo”, contempló.
En un mundo que camina hacia esos horizontes, donde cada día toma mayor relevancia lo digital, hay problemáticas básicas que se tienen que cubrir. Barreras que impiden que todas las sociedades vayan a la par en lo que se podría calificar como “revolución digital”.
“En América Latina seguimos teniendo una barrera de conectividad”, señaló Haro. “Se habla mucho de la necesidad de conectar a todos, pero es un objetivo que no se ha cumplido al 100% en la mayoría de los países”, aclaró. Pero eso no es todo. Según el representante de Telefónica Hispanoamérica, existen otros dos obstáculos más: problemas con las terminales y la alfabetización digital. “La capacidad de entender y explotar verdaderamente los servicios y contenidos digitales va mucho más allá que montar videitos en YouTube o en TikTok”, advirtió.
El camino no es fácil y la alfabetización digital, tal como él la llama, es compleja para algunos sectores de la población. “Creo que hoy no hay un solo segmento de la población que pueda excluirse de la economía digital y una obligación de los estados y empresas es intentar acercar estas tecnologías a todos”, precisó. No hay una receta infalible para lograrlo, pero sí proyectos que intentan acercar la digitalización a quienes por sus propios medios no logran hacerlo. “En Chile lanzamos un proyecto que se llama “Renacer digital” que pusimos en activación durante la pandemia para ayudar a los abuelos y personas mayores a usar la tecnología. Estas personas estaban encerradas en sus casas o una residencia para ancianos y no podían comunicarse con sus seres queridos; no porque no quisieran ni tuvieran un dispositivo a mano, sino simple y sencillamente porque la tecnología era difícil de entender y de gestionar para ellos”, repasó Haro.
Analógico vs. digital: “Una competencia temporal”
Si bien hay muchas generaciones que conviven con estas tecnologías desde que nacieron, hay otras tantas que no y la disputa entre lo analógico y lo digital sigue siendo tema de debate aún al día de hoy. José Juan Haro, sin embargo, entiende a esta dicotomía como algo “temporal”. “Es como hablar de la competencia entre la Revolución Agrícola y la Industrial. Hay que entender que en 10, 20, 30 años, la economía digital dejará de llamarse economía digital y será simplemente “economía”. No podemos pensar en un mundo en donde todo lo que se pueda digitalizar no sea digitalizado. Tratar de oponerse al proceso es, como se dice en España, intentar ponerle cercas al campo”, resumió.
Ahora bien, proyectar de acá a varios años tiene sus desafíos. Es fácil imaginar un mundo 100% tecnológico donde todos tienen alcance a los nuevos dispositivos en diez años, pero lo verdaderamente complicado es materializarlo conforme pase el tiempo. Cada región irá a su ritmo y en algunas partes del mundo, el objetivo llegará antes. Para Haro, “el primer reto no es el de desplegar las tecnologías más actuales, sino asegurarse de que previamente hayamos sido capaces de cubrir la totalidad del territorio, entregar servicios de conectividad a todos los argentinos o hispanoamericanos” y en pos de eso, continúan las tareas de “despliegue de tecnología 4G” y “preparación de nuestras redes para dar el siguiente salto”.
El factor humano será fundamental, pero no suficiente. “Hay que tener desde la Argentina mucho orgullo de que empresas como Mercado Libre, por ejemplo, hayan nacido en el país. Está claro que capital humano hay para convertirse en productores en el mundo de lo digital. Pero no basta con eso, es necesario que toda la población tenga capacidades digitales no solamente para poder usar las tecnologías, sino eventualmente para poder colocarse en el mercado laboral a futuro”, advirtió Haro. “Esto es una apuesta central de la sociedad y aquella que no se dé cuenta de que en 20 o 30 años toda la economía será digital y no se ponga la tarea de darle estos contenidos y capacidades a su población, estará ciertamente en desventaja”, agregó.
Antes de cerrar su participación en el evento, dejó una reflexión de cara a lo que se viene y habló desde los años de experiencia que Telefónica tiene en la región. “Esto ha venido para quedarse y, por tanto, nuestro rol como proveedores de conectividad en Telefónica es asegurarnos que estamos a la altura de ese desafío. Se puede mirar a largo plazo con orgullo mirando hacia atrás. Cuando uno tiene 30 años en esta región y ha pasado por todo tipo de momentos y ciclos macroeconómicos y ha ratificado desde siempre su compromiso con Argentina y Latinoamérica, no tiene nada que temer. Conocemos a los latinoamericanos y vemos con optimismo al futuro. El pesimismo no está en nuestro ADN así que por lo que vendrá, sin dudas, será mejor y esperamos que Argentina e Hispanoamérica puedan explotar todo su potencial”.
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