Con los residuos de Vaca Muerta hace indumentaria para un público exclusivo
Tres años atrás Ornella Basilotta, que tiene su propia marca de indumentaria desde hace una década, empezó un camino hacia la sustentabilidad. "Me di cuenta que la moda es la segunda industria que más contamina después del petróleo y ya no quería seguir haciendo eso; no como lo había hecho hasta entonces", dice a LA NACION.
En ese proceso la diseñadora viajó a Neuquén a buscar fibras naturales. No le fue bien con las tejedoras, pero por casualidad alguien la invitó a conocer una planta tratadora de residuos de petróleo. En un momento del recorrido, le mostraron los bolsones en los que llega hasta el yacimiento de Vaca Muerta la arena que se usa para extraer petróleo con el método de fracking (fractura). Le dijeron que eran "el cáncer para tratar en la planta", porque eran miles y el proceso que implicaba quemarlos era muy complejo. "Esto es lo que vine a buscar", pensó.
Ese fue el origen de Fracking Backpack, la marca que Basilotta comenzó a comercializar hace un año y medio. La planta de tratamiento de residuos Comarsa, ubicada en la ciudad neuquina de Añelo, le envía alrededor de 250 bolsones lavados por semana, sin cargo, y ella los termina de esterilizar con calor y acondicionar para enviarlos a confección en cooperativas textiles. Sin embargo, Basilotta destaca que "no son un textil más": son muy resistentes porque están preparados para soportar 1500 kilos de arena y apilarse en torres de ocho bolsones como mínimo. Además, son todos distintos porque la arena -que debe tener unas características muy específicas- llega a Vaca Muerta desde distintos puntos del país y el mundo.
La línea de Fracking Backpack está inspirada en "toda la gente que va y viene a Añelo", que es muchísima y ha revolucionado la ciudad desde que explotó la actividad en Vaca Muerta. Son bolsos de viaje, fundas para computadoras, necessaires, pantuflas. "Todas sin género", aclara la diseñadora.
El promedio de precio de los productos de la colección es de $3900 y apuntan a un segmento exclusivo. "Lo que quiero es despegar la palabra ‘reciclado’ de ‘hippie’. Cuando se piensa en algo sustentable no se imagina algo lindo, pero este es un producto súper premium", agrega.
Si bien tiene base en la Capital Federal, Basilotta atiende a LA NACION desde Córdoba, donde se encuentra realizando una venta mayorista de la línea. Su marca tiene como puntos fuertes Buenos Aires, Córdoba y Rosario, pero ahora también sumó a Neuquén como núcleo estratégico. Además, la marca realiza venta online, tiene un local propio Villa Crespo y dos franquicias en Mendoza, una en San Luis y dos en Tucumán.
Según dijo la diseñadora -que trabaja junto a sus hermanos Carla, Mora y Franco- la recepción de la nueva línea fue muy buena. "Hay mucho interés y nos encanta ayudar a cambiar la cabeza de los clientes, que se alinean con esta filosofía nuestra de consumo responsable", apuntó Basilotta. "Nos importa aportar a la mitigación de la huella de carbono ya que este material en su mayoría se quema, no se recicla".
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