Con Ferraro de licencia, Infraestructura no desapareció y depende la palabra de Caputo y la firma de Cúneo Libarona
Pese a que el funcionario no gestiona y que se anunció que las secretarías pasaban a la órbita de Economía, la cartera aún existe y, por ahora, el titular de Justicia tiene que rubricar los actos administrativos
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Dicen los conocedores de los pasillos de poder que los funcionarios no son de gastar mucho las suela de los mocasines. Pero hay algunos que por estos días no dejan en paz a los pobres zapatos. Caminan y caminan, algo así como peregrinos burocráticos con escasos resultados.
Se trata, pues, de los secretarios y subsecretarios que fueron nombrados por el desplazado ministro de Infraestructura, Guillermo Ferraro. La mayoría permanecen en un estado latente, con poca posibilidad de gestión. Pero lo que llama la atención es que formalmente, el Ministerio de Infraestructura aún existe, pese a que se anunció que todo lo que de él dependía pasaría a manos del titular del Palacio de Hacienda, Luis Caputo.
Pero hay un condimento más como para entender aquel caminar constante de los funcionarios. De hecho, gran parte de las secretarías arreglan sus temas con el también exministro de Finanzas del gobierno de Mauricio Macri. Pero la limitación es absoluta porque, más allá de esa situación, la firma del despacho que fue de Ferraro está delegada en Mariano Cúneo Libarona, ministro de Justicia. Esta situación no es azarosa. Sucede que en el Estado hay una norma que establece quién tendrá la delegación de firma ante la ausencia de un miembro del Gabinete. Ante la ausencia de Ferraro se sabía que le tocaría al número uno de Justicia.
En el Gobierno dicen que son las últimas horas de esta situación; se especula que finalmente, la cartera desaparecerá. El remedio administrativo será, finalmente, la absorción de todo el Ministerio de Infraestructura dentro del Palacio de Hacienda. Se llegará a aquel número promedito por el presidente Javier Milei en campaña cuando decía que iba a gobernar con ocho ministerios. Promesa cumplida, podrá afirmar si se elige esta alternativa.
Hay un tema más. Formalmente, Ferraro no ha renunciado sino que está de licencia. En su momento, cuando Milei decidió correrlo de su lugar, se optó por esta solución hasta que esté finalizado el organigrama, una suerte de pausa mientras se conjugue la parte burocrática del traspaso. Esa condición se mantiene, al menos, hasta el 29 de febrero, día en que se vence aquella licencia pedida hace un mes. Entonces se escribió que se trataba de “razones personales” y trascendió que había un fuerte enojo del Jefe de Estado por alguna filtración a la prensa de algunos dichos que se dijeron una reunión de Gabinete y que luego salieron publicados. Sin embargo, entonces ya se había tensado la relación de Ferraro con el Jefe de Gabinete, Nicolás Posse y ese habría sido la principal razón de su alejamiento. Pero más allá de los motivos, no hay renuncia aceptada y se mantiene la licencia.
Así están las cosas, enturbiadas y trabadas, el sector que maneja el transporte, las obras públicas, las viviendas y las comunicaciones. “Hablamos con Caputo todo lo que es día a día, pero el tema es que no tiene firma ya que el ministerio aún existe; no se modificó el organigrama y tampoco las partidas. Entonces, para cualquier acto administrativo hay que tener la firma de Cúneo Libarona, que no está al tanto de la gestión del área. Con lo cual, la traba es total. Está difícil la gestión”, confesaba un funcionario de esos que ya debería cambiar alguna que otra suela después de deambular por despachos sin decisión.
La situación se ha visto reflejada en algunos, pocos, actos administrativos que se han dado estos días. El 15 de febrero, por caso, se designó como subsecretario de Integración Socio - Urbana de la Secretaría de Desarrollo Territorial, Hábitat y Vivienda del Ministerio de Infraestructura al abogado Sebastián Pareja. El funcionario era uno de los cinco senadores bonaerenses elegidos en las listas de La Libertad Avanza (LLA) que contaba con el apoyo oficial ya que los otros cuatro rompieron con el partido. Su nombramiento como miembro del Poder Ejecutivo se realizó mediante el decreto 145/2024, firmado por el presidente Javier Milei, y por Cúneo Libarona.
La cuestión más importante, mucho más allá del organigrama, es la falta de nombres propios en lugares claves. Sin una conducción clara y sin firma, Caputo no ha nombrado a ninguno de los suyos en la nueva estructura que, en principio, manejaría. No son caprichosas las palabras “en principio”. Nadie se atreve a dar certezas de que efectivamente la fusión de los dos ministerios sucederá o no. Se han escuchado algunos apellidos como para mantener la división y comandar la cartera.
Entre los lugares que están vacantes, por ejemplo, se encuentra Vialidad Nacional, un verdadero vergel de tropelías que comenten viarios funcionarios que fueron nombrados por la anterior administración y todavía resisten en las trincheras burocráticas. Recién el viernes se publicó el nombramiento del cordobés Raúl Bertola como titular de la dependencia vial. Mientras estos días de indefiniciones se sucedían, los generales de la vieja guardia aún hacen de las suyas con horas extras, choferes, autos que se usan como propios, traslados para esconderse en los pliegues del organismo, entre otros vicios que no se cortaron. Sin un titular fuerte y con decisión política, los jerarcas viales se ríen a carcajadas de la motosierra de Milei. Una fiesta que continúa con plata del Estado.
Otro lugar de indecisiones es el mundo de la obra pública. El secretario, Luis Giovine, un cordobés que fue director de la Empresa Provincial de Energía de Córdoba (Epec), no tiene la silla asegurada aún pero, nadie confirma o no si seguirá en el puesto cuando se decida el destino final de la cartera que manejaba el licenciado Ferraro.
Con semejante incertidumbre, ha dejado de ser un interlocutor válido, sobre todo después del enojo de Milei con los legisladores cordobeses y con el gobernador de esa provincia, Martín Llaryora después del fracaso de la ley ómnibus. De hecho, hace pocos días, dirigentes de la Cámara Argentina de la Construcción se reunieron con Luis Caputo. Los constructores contaron que fue una reunión clara y sincera, la gran mayoría respeta el trabajo y las formas del ministro de Economía, pero salieron con la sensación de que por ahora no había un interlocutor válido para temas centrales como la paralización de la obra pública o los pagos atrasados y desactualizados que quedaron de la anterior administración. Las rutas, el transporte, con Franco Mogetta, y la obra pública están en manos de cordobeses en medio de una fuerte tensión entre los gobiernos provincial y nacional.
La situación anómala de un ministerio central se puede apreciar, también, en la ejecución presupuestaria. Una parte importante del ajuste y el superávit que logró el Gobierno en enero se debe a la paralización total de todos los proyectos de obra pública. De acuerdo a datos del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), la inversión real directa, donde se encuadran estos proyectos explica el 12% del recorte.
El aún latente Ministerio de Infraestructura ha ejecutado el 9,40% del presupuesto anual que tiene asignado para todo 2024, un indicador promedio. La gran mayoría de los gastos que se hicieron son pagos de sueldos y subsidios. Ahora bien, cuando se miran los programas aparecen decenas de ellos con “0,00%” de ejecución. Así, tal cual se puede ver en los datos oficiales del Ministerio de Economía, sin siquiera una décima de dinero ejecutado.
Por caso, en la Secretaría de Transporte se ejecutó el 22,71% del programa “Formulación y Ejecución de Políticas de Movilidad Integral de Transporte” y el 17,24% de otro llamado ”Actividades Comunes a los Programas de la Secretaría de Transporte”. Pero hay 0,04% de ejecución en otros como “Ejecución de Planes, Programas y Proyectos para el Mejoramiento del Transporte”.
Como se dijo, uno de los casos paradigmáticos de la falta de conducción es Vialidad. Programas como “Construcciones de Obras Viales fuera de la Red Vial Nacional”, “Construcción de Rutas Seguras”, “Ejecución de Obras, Operación y Mantenimiento en Corredores Viales” o “Ejecución Obras de Seguridad en Rutas Nacionales” son algunos de los 9 items de Vialidad que muestran el triple cero en el nivel de gasto. La paralización es total y nadie sabe cómo seguirá. Comentan en Economía que se evaluará proyecto por proyecto y se le dará curso a los que estén cerca de 80% de ejecución. Pero la sensación es que esto es más un lineamiento general que un plan concreto para mañana a la mañana.
Desde el lado de los constructores, la situación no es alentadora. Entre las empresas se miran con desconcierto. Como gran parte de la clase política, no logran decodificar la nueva administración. Mientras, acumulan dos problemas. Por un lado, la paralización a cero de las obras; por el otro, las indefiniciones respecto de cuál será la solución para los pagos que han quedado pendientes de la anterior administración anterior.
“Nadie sabe cómo va a seguir el asunto. Lo que sí le puedo decir es que toda esa deuda está sin actualizar. Le digo más, si mañana aparece toda la plata y se pagan las deudas nominales, es posible que la mayoría de las obras tampoco comiencen porque los costos que tienen presupuestados están totalmente fuera de mercado”, se sinceraba un constructor que peregrinó por varias oficinas públicas y que ya ha tenido un par de interlocutores desautorizados desde fines de noviembre.
Otro gran interrogante es qué pasará con las obras que cuentan con financiamiento internacional. Por caso, el viaducto que se construye en el ramal Belgrano Sur. Mediante la operación CFA011175, el banco de desarrollo regional CAF acordó prestar US$150.000.000 de los que ya entregó US$71.274.890, de acuerdo a datos oficiales actualizados al 26 enero pasado. “Por ahora, el proyecto está totalmente parado. No hay definiciones respecto de cómo seguirá. Los desembolsos han sido cero en estos poco más de dos meses”, dijo un funcionario que conoce el trámite burocrático del expediente.
En la Secretaría de Viviendas, que tiene en sus manos, entre otros programas, el plan Procrear, también se paralizaron las obras. Varias empresas ya suspendieron sus empleados. Constructora Niro, por caso, tiene una obra del Procrear en Avellaneda, puntualmente en Wilde. La localización no es casualidad. Desde la época de Jorge Ferraresi como ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat, casualmente se dieron muchas obras en el distrito. Entonces, el funcionario había pedido licencia en la municipalidad ed Avellaneda, puesto que retomó cuando dejó el gabinete nacional.
Más allá de la anécdota, la constructora que tenía la obra no recibió pagos desde noviembre y entonces se vio forzada a prescindir de 1200 trabajadores. Antes de irse dejaron una postal: en la obra, armaron una instalación con sus cascos y una cruz en una loma de arena. Un símbolo de la parálisis.
En las empresas públicas que están en el área de Infraestructura tampoco ha habido movimientos fuertes. Es verdad que en la cúpula de las más importantes, AySA, Aerolíneas Argentinas y las relacionadas con los ferrocarriles, fue donde despuntó aquella interna entre Posse y Ferraro. Justamente, la conducción de cada una de ellas terminó por decantar el poder del Jefe de Gabinete por sobre el ministro licenciado. En la línea aérea y en los trenes se optó por la continuidad de la anterior administración. En Aerolíneas, Posse sentó como presidente a Fabián Lombardo, Director Comercial, de Planeamiento y de Gestión de Rutas en la línea aérea estatal durante tiempos de La Cámpora; en la Operadora Ferroviaria, la más grande de todas las relacionadas con los rieles, a Luis Luque, exgerente de Legales de la gestión de Sergio Massa, verdadero número uno del área en la administración de Alberto Fernández. “Todo está en veremos, no hay muchas definiciones. En la empresa ferroviaria lo que se hace es ver cuál es el tamaño de la deuda que quedó, y tratar de empezar a pagar. Pero planes para adelante todavía no hay”, dijo un funcionario de Infraestructura.
Así transcurren los días en un sector clave para la Argentina. Transporte, Vivienda y Obras Públicas, de vuelta, en principio, dependerán de Caputo. Comunicaciones, que también estaba en el universo de Ferraro, podría pasar a manos de Posse, de acuerdo a estos movimientos informales que se ven y que trascienden. Pero nada está seguro aún y no están claros los interlocutores. Quizá sean las últimas horas de esta situación anómala. Pero si eso sucede, serán las primeras de una nueva etapa donde probablemente, se cambien los equipos que funcionaron desde poco antes del 10 de diciembre. El ministro de Economía tendrá la última palabra.
En la semana, por caso, hubo paro ferroviario de La Fraternidad. La negociación con ellos dependía de un ministro licenciado, otro que no tiene funciones de derecho, más allá de que se ocupa de la mayoría de los temas concretos, y de un tercero que tiene firma pero no gestión. Ferraro, Caputo y Cúneo Libarona, tres de nueve miembros del Gabinete. O tres de ocho, si avanza la desaparición de una cartera que nació como un superministerio y tuvo un mes y medio de vida.
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