Con Coca-Cola a la cabeza, crece la rebelión de las bebidas por la reforma fiscal
La firma dijo que analiza frenar una inversión de US$ 1000 millones por la suba de gravámenes; críticas de las espirituosas y del sector azucarero
Este hechizo parece haberse roto. "Una vez más, como hace 75 años, Coca-Cola vuelve a confiar en los argentinos", había afirmado el presidente Mauricio Macri en junio de 2016 mientras participaba de un acto en Entre Ríos. Tan buena era la sintonía entonces que la multinacional había emitido toda una señal: triplicaría la compra de jugo concentrado de naranja para el mercado local para 2025 y pasaría de 6000 a 18.000 toneladas.
"Estamos haciendo reformas para que más empresas inviertan en la Argentina", prometió Macri al comienzo de esta semana, en Estados Unidos, frente a Alfredo Rivera, líder de Coca-Cola Company para América latina.
Todo parece haberse quebrado en los últimos días. La ruptura llegó luego de que el Gobierno anunció la reforma tributaria y la suba de impuestos internos a las bebidas alcohólicas y azucaradas, pero la herida se reabrió cuando el Ministerio de Hacienda dio marcha atrás sólo con los incrementos para el vino, la sidra, el champagne y la cerveza luego del fuerte lobby de esos sectores a través de sus empresas y de los gobernadores de varias provincias.
Ayer, Coca-Cola Argentina afirmó que analiza frenar una inversión de US$ 1000 millones en el país anunciada el año pasado y dejar de comprar insumos, con el consecuente impacto económico que eso tendría en varias provincias, sobre todo en el NOA.
En el Gobierno dijeron ayer que es una "extorsión" y no cayó bien. El Poder Ejecutivo está más cerca de mantener el aumento previsto en la reforma tributaria para las bebidas azucaradas (que pasará de entre 4% y 8% a un 17%). Para las light, en cambio, se sostendría la baja al 0 por ciento. Tampoco habría cambios en las bebidas espirituosas, que verían incrementar su impuesto específico del actual 20% a entre 20% y 29%.
En el Ministerio de Hacienda evitaron hacer referencia específicamente a la situación de la firma norteamericana. "Los recibimos. Escuchamos sus inquietudes y a partir de ahora analizaremos su propuesta y el impacto", dijeron desde la cartera que conduce Nicolás Dujovne.
En el oficialismo creen que el caso del vino era diferente, no sólo porque el impacto era significativo en varias cadenas productivas (algo que no consideran igual en el caso de las azucaradas), sino porque en el Gobierno afirman que siempre se consideró el impuesto al sector vitivinícola como "un fusible". Además, el Ejecutivo cree tener ya a los gobernadores a bordo con la reforma tal como se presentará pasado mañana.
El rumor del freno de las inversiones por parte de Coca-Cola comenzó, sugestivamente, entre sus proveedores y se esparció a toda velocidad luego de que en la compañía confirmaron que la posibilidad era cierta. "Nos dicen que en Coca-Cola están pensando en dar marcha atrás con las inversiones anunciadas", contaron temprano los azucareros. Esos industriales no sólo están preocupados por la suba de impuestos a las bebidas azucaradas, sino por una medida dispuesta esta semana que, según ellos, reduce un 30% el precio del etanol. A eso se suma que -según cuestionaron a los arquitectos oficiales de la reforma en la última reunión de la Unión Industrial Argentina- los cambios laborales propuestos (entre ellos, la eliminación del crédito fiscal para las cargas patronales por zona) implicarían un aumento del costo regional.
"Además, están amenazando con no comprar más frutas, citrus y jugos, entre otros insumos", contaron justamente los proveedores que ayer hacían más ruido. Según Coca-Cola, la firma es uno de los principales compradores de jugo concentrado de frutas. Además de naranja, compra a productores locales jugo de limón, pomelo, manzana, uva, pera y durazno, que se producen en el Litoral, el noroeste argentino, el Alto Valle y Cuyo. En total, Coca-Cola adquirió 42.000 toneladas de esos productos en 2015, por un valor de US$ 240 millones. El 82% se destina a exportación para producir bases de distintas bebidas en 21 países que, a su vez, abastecen globalmente al sistema Coca-Cola.
No son los únicos que se sienten perjudicados. Guillermo Padilla, presidente de la Federación de la Industria de Bebidas Espirituosas, criticó también al Gobierno. "Nos están discriminando; sólo aportamos el 13% del alcohol", argumentó. El ícono de los lamentos en estos días era cordobés: el fernet con Coca, trago que será impactado doblemente, por azucarado y por espirituoso.
La cámara del sector habla de "discriminación"
Ante la reforma tributaria, la Cámara Argentina de la Industria de Bebidas Sin Alcohol (Cadibsa) pidió ayer, en un comunicado, "reglas equitativas" para las economías regionales que componen su cadena de valor.
"La eliminación del impuesto interno al vino, al champagne y a la cerveza, y el incremento de impuestos sólo a las bebidas sin alcohol azucaradas son medidas claramente discriminatorias contra las economías regionales de 12 provincias productoras de insumos como azúcar y jugos de frutas", señaló la institución. Recalcó que el 50% del precio al consumidor son impuestos.
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