Con $50.000. Convirtieron su hobby en un negocio exitoso que exporta a EE. UU.
Se trata de un proyecto que nació al mismo tiempo que la llegada de la pandemia. En marzo pasado, Romina Astariz y Bárbara Cudich decidieron hacer de su hobby un negocio: fabricar hamacas que además sirvieran como decoración en el hogar. El resultado fue instantáneo: sumaron más de 33.0000 seguidores en Instagram, en su perfil de Hammäks, crearon seis modelos distintos de hamacas para adultos y niños y exportaron a Brasil y a Estados Unidos.
Cada una de las emprendedoras tenía su propio empleo que no estaba relacionado con el proyecto actual. Astariz estudió diseño gráfico, pero trabajaba hace 25 años en la empresa familiar de medicina laboral para colegios. Cudich había sido productora de televisión durante 18 años y después fundó una empresa importadora de equipamiento electrónico.
Como hobby, a Cudich, oriunda de Bariloche, le gustaba hacer objetos y muebles de madera para decorar su cabaña que tiene en el sur. "Trabajé mucho la madera de pino con herramientas muy simples y me fui dando maña. La hamaca surgió de manera muy espontánea, hice una y la colgué de una viga en el techo, para que alguien se sentara y se pudiera mecer en un espacio pequeño. Al mismo tiempo cumplía una función decorativa", cuenta.
En enero pasado, en un viaje que hicieron juntas a Miami para asistir a un recital de Celine Dion, decidieron iniciar su emprendimiento para vender muebles de madera y compraron en el supermercado Home Depot ("como el Sodimac de acá") una engrapadora a batería. "Algún uso le íbamos a dar", pensamos en ese entonces.
"Cuando volvimos, lo fuimos a ver a Gustavo Annoni, quien hace cosas con cuero y fue una pieza muy importante en la creación de Hammaks, y nos recomendó que hagamos una sola cosa que tenga nuestro sello. Por eso nos decidimos con las hamacas, que no es solo una tabla de madera con una soga", cuentan.
La inversión inicial fueron $50.000, que pusieron de sus bolsillos para comprar un par de tablas. Contaban con ventaja: ya tenían la mayoría de las herramientas.
"En marzo arrancamos con el proyecto y justo comenzó la pandemia, que creemos que nos hizo ganar muchos clientes por el encierro que había. Muchos usan la hamaca como un elemento recreativo y decorativo. Ocupa poco espacio y soporta un peso de entre 90 y 100 kilos. Hicimos distintos modelos para bebes desde seis meses y para chicos y adultos", cuentan.
Los precios de las hamacas van desde los $8300 hasta los $13.000. "Varía por los materiales que usamos o el tiempo de trabajo que toma fabricarla. Trabajamos las dos solas haciendo todo en un taller que armamos. A veces usamos cordero patagónico para las hamacas, que encarece el producto. También se le da un tratamiento especial a la madera para que resista a la intemperie", explican.
En estos meses ya vendieron más de 650 hamacas y realizaron envíos al exterior, a Estados Unidos y a Brasil. De manera que alcanzaron ventas por al menos $5 millones. "Nuestra meta es ofrecer el producto afuera, donde se valoriza mucho lo hecho a mano. Hay mucha cosa china que es distinta a nuestro producto, que tiene material noble y dedicación puesta en el detalle, lo que le da valor. Por la situación que tiene la Argentina hoy, creemos que es una gran oportunidad. Vemos que afuera se venden productos muy caros y con poca onda", dicen.
En el mercado local, descubrieron que el público era muy variado: desde abuelas que compran las hamacas para los nietos hasta empresas que las adquieren para realizar regalo corporativo. "Con las ventas fuimos creciendo paulatinamente. Es un producto novedoso y original, que se cuelga muy fácil, y disfrutamos mucho de hacerlo", concluyen.
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