¿Compro o vendo dólares? Los escenarios para no entrar en pánico
Hace poco me tocó escribir una nota donde resaltaba si últimamente estamos informados o simplemente "influenciados". Entonces se me ocurrió proponerles a ustedes casi una catarsis personal de un inversor financiero argentino.
Aclaro primero que yo soy de los que se equivocó, que preveía un escenario mucho más positivo para esta altura del calendario. Obviamente me agarró invertido en Bonar 24 y unas acciones de empresas locales. Es claro que desde ese momento dejé de ser objetivo, porque mis ganas de que esto salga bien superan el contraste de datos reales. Pero tampoco me sirve escuchar todo el tiempo informes de fondos que ya vendieron y me dicen todo el tiempo: "Esto va explotar"; tampoco son objetivos, ya vendieron. Su negativismo y mi positivismo ya forman parte de los precios actuales. ¿O ustedes creen que el que piensa que hay que dolarizar por el riesgo eleccionario va a esperar hasta el último día? Seguro ya lo está haciendo y explica los precios actuales.
Si voy viajando en un avión y cae en picada, no me salvo por haber pagado boletos en primera. No logro entender de qué me sirve una profecía autocumplida si el resultado final es que perdemos todos
Cada vez que veo un reporte de un banco de inversión global, no importa el nombre, recomendando comprar o vender un activo, automáticamente tengo el convencimiento de que busca más influir que informar. ¿Por qué me recomendaría a mí antes que a sus clientes?
Si voy viajando en un avión y cae en picada, no me salvo por haber pagado boletos en primera. No logro entender de qué me sirve una profecía autocumplida si el resultado final es que perdemos todos. En el fondo, todas las mañanas miles de laburantes nos levantamos para buscarle la vuelta, el campo nos vuelve a salvar con su productividad; a pesar de la paliza que se comieron el año pasado, volvieron a insistir e invertir. Hay inversión energética ( Vaca Muerta ) que va a lograr convertirnos al menos en no importadores, y eso es muy bueno para nuestra balanza comercial.
Ni ustedes ni yo podemos modificar el pasado, pero sí bajar un cambio y ver que las finanzas resultan de la interacción entre el miedo, la euforia y días de pánico. Los dos primeros sentimientos tienen algo positivo, el miedo me alerta y me protege, la euforia me hace arriesgar y ganar. Pero el pánico es malo, te hace tomar decisiones equivocadas
Ahora bien, empiezo la catarsis en voz alta:
- Voy perdiendo mucho. ¿Vendo ahora? Si puse 10 y hoy vale 4, ¿cuánto más puedo perder? Lo cierto es que ya no tengo 10, solo tengo 4, y si vendo, con esos 4 cómo hago para recuperar algo. Conclusión: no vale la pena vender para mí, demasiado tarde para arrepentirme, tengo que hacer el duelo de la mala decisión, aguantar, tengo más para recuperar que para perder. Tengo que dejar de leer las noticias que buscan más influir que informar.
- ¿Pagarán los bonos? Escenario lógico para mí: sí. Por el tamaño de la deuda y sobre todo a quién le debemos, perdemos más no pagando que pagando. Para ponerlo en números, hoy la Argentina tiene el doble de riesgo país que Sri Lanka, el Líbano u Honduras, y si hablo de país riesgoso me parece que estamos exagerando con nuestra mala onda. En este caso no vendo. Escenario mezquino, el que gana reestructura la deuda. En ese caso habrá quita o alargamiento de plazos, viendo lo que ya valen. En paridades debajo del 75%, me parece que hasta en ese escenario puedo no perder. Conclusión: de nuevo, no vale la pena vender, hacé el duelo de la mala decisión y aguantá, tenés más para recuperar que para perder. Dejá de leer las noticias que buscan más influir que informar.
- ¿Esto es 2001? No estoy capacitado para comparar socialmente, pero financieramente les marco algunas diferencias. A: casi todas las provincias tienen superávit fiscal, no tienen necesidad de patacones, Lecop, Lecor o como quieran llamarlo; B: no hay deuda familiar, nos prestaron poco y en pesos. Las familias no están endeudadas, en 2001 la mayoría debía dólares y ganaba en pesos; C: la deuda privada total de empresas en el sistema es mínima. De hecho, un bono de una empresa rinde la mitad que un bono soberano. Conclusión: tenemos exceso de pasado más que visión de futuro.
Finalmente, ¿saben qué? Luego de esta minicatarsis prefiero no vender. Ni ustedes ni yo podemos modificar el pasado, pero sí bajar un cambio y ver que las finanzas resultan de la interacción entre el miedo, la euforia y días de pánico. Los dos primeros sentimientos tienen algo positivo, el miedo me alerta y me protege, la euforia me hace arriesgar y ganar. Pero el pánico es malo, te hace tomar decisiones equivocadas, y uno no puede estar mucho tiempo en pánico. Una cosa es soportar un vuelo con una o dos turbulencias y otra, estar todo el vuelo en movimiento. En un momento te desesperás y te querés bajar (obvio que no será una buena decisión).
Creo que el mercado entró en pánico, que anteayer y ayer hubo catarsis, y muchos se bajaron en movimiento, pero si alguien vendió es porque otro compró. Yo hoy, al menos, vi más tranquilo al comprador que al vendedor.
* El autor es licenciado en Administración y especialista en finanzas
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