Después de un inusual día soleado en medio del gris invierno británico, cerca de 30 hongkoneses se reúnen en un bufé “todo lo que puedas comer” en Blackpool, la ciudad con la más alta concentración de barrios desfavorecidos de todo Reino Unido.
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Algunos tienen meses en el país, la mayoría solo un par de semanas. A mi izquierda se sienta una mujer de mediana edad que llegó a Blackpool con su hijo de veintitantos hace apenas 11 días.
“Mi inglés no es muy bueno”, se disculpa con una gran sonrisa. Alrededor de nosotros todos continúan sus conversaciones en cantonés. Yo no entiendo nada.
“Estamos hablando de Hong Kong: siempre terminamos hablando de Hong Kong”, explica Johnny, sentado frente a mí, al ver mi cara de desconcierto.
Las edades y el nivel socioeconómico del grupo varían, pero todos comparten el haberse visto “forzados a escapar” de Hong Kong después de que Pekín aprobara en 2020 la controvertida Ley de Seguridad Nacional, vista por sus detractores como un golpe definitivo contra las libertades de las que gozaban en Hong Kong bajo el principio de “un país, dos sistemas” y defendida por el gobierno chino, que argumenta que la norma es necesaria para la estabilidad en la región.
“La situación en Hong Kong se deterioró rápidamente y las acciones del PCCh (Partido Comunista de China) me hicieron darme cuenta de que Hong Kong ya no era un buen sitio para vivir si eres joven”, me contó Kent, de 27 años, más tarde desde su nuevo hogar: un hotel en el centro de Blackpool.
“Hong Kong ya no es una democracia y yo quiero vivir en libertad. Ahora tengo al menos la esperanza de tener un mejor futuro aquí en Inglaterra”, añade.
Kent llegó al país a principios de diciembre del año pasado. Es uno de los más de 100.000 hongkoneses que han solicitado una visa especial creada a principios de 2021 por el gobierno británico.
El objetivo es dar residencia a aquellos hongkoneses con pasaporte británico de ultramar (BNO, por sus siglas en inglés) y sus familiares que quieran abandonar el territorio tras la aprobación de la severa ley de seguridad pues, según Londres, la norma “restringe los derechos y libertades” del pueblo de Hong Kong.
Solo los hongkoneses que se registraron como ciudadanos británicos antes del 1 de julio de 1997, cuando Reino Unido le devolvió Hong Kong a China, pueden obtener un pasaporte BNO y su respectiva visa para estudiar y vivir en la nación europea.
Tras insistir en que los asuntos de Hong Kong son un problema interno y que Reino Unido no debería entrometerse, China dejó de reconocer los pasaportes BNO como documentos de viaje o de identidad válidos, y advirtió el año pasado que “se reservaría el derecho de tomar medidas adicionales”.
La gran mayoría de las solicitudes de visa BNO ha sido aprobadas (97.057 hasta el 31 de diciembre de 2021, según datos del gobierno) y son muchos los hongkoneses que ya se han mudado a Reino Unido. Blackpool se ha convertido en una buena opción por lo caro que es vivir en el país.
Un balneario caído en desgracia
“Es barato y hay mucho espacio”, me dice Chi, un agricultor de 40 años, mientras llegamos a otro hotel en el que se hospeda una decena de hongkoneses.
Fueron precisamente los precios de la ciudad que atrajeron la atención de Johnny y Tony, quienes crearon esta pequeña comunidad al comprar tres hoteles en el centro de Blackpool con el fin de alojar a sus compatriotas recién llegados, quienes sueñan con comenzar una nueva vida bajo los valores democráticos en los que creen.
“Buscamos en internet dónde podíamos obtener una mejor ganga y dónde nos podíamos permitir una propiedad y dimos con los hoteles en Blackpool”, explica Johnny, quien tuvo que vivir por seis meses en un Airbnb tras llegar a Reino Unido en junio de 2020.
“Luego consideramos comenzar un proyecto aquí, comprar una propiedad y ayudar a otros hongkoneses a venirse a vivir aquí”, prosigue.
Blackpool fue durante gran parte de los siglos XIX y XX un importante e icónico destino turístico, debido a sus atracciones y playa arenosa.
Pero como muchos otros balnearios ingleses, cayó en desgracia con el aumento de la popularidad de las aerolíneas de bajo coste y los paquetes al Mediterráneo en las décadas de 1960 y 1970.
Hoy, ocho de los diez barrios más desfavorecidos de Inglaterra se concentran en Blackpool, según estadísticas del gobierno británico publicadas en 2019, esto la convierte en una de las ciudades con más pobreza en todo el país.
“Era peligroso para nosotros quedarnos”
El desempleo en la ciudad es alto. Cerca del 22% de sus habitantes en edad de trabajar reclama Universal Credit, un pago de seguridad social que reciben las personas con bajos ingresos en Reino Unido.
Y, según una investigación de la Escuela de Salud Pública del Imperial College de Londres, los hombres en Blackpool viven en promedio 68,3 años. Eso es 27 menos que en Kensington y Chelsea (95,3), uno de los distritos más ricos de Londres.
Johnny, que el año pasado cumplió 40, era abogado en Hong Kong. Trabajó voluntariamente ayudando a manifestantes que fueron detenidos durante la Revolución de los Paraguas en 2014 a obtener fianzas.
Pero cuando el gobierno aprobó la Ley de Seguridad Nacional cinco años más tarde, no le quedó más remedio que preparar sus maletas, cuenta.
“Era peligroso para nosotros quedarnos. Tenemos un programa en YouTube en el que protestamos contra el gobierno. El régimen no nos quiere y esa ley fue creada para arrestar a aquellos que, como nosotros, dicen cosas que al gobierno no le gusta”, dice el activista.
Desde la implementación de la ley, más de 120 personas han sido arrestadas, en su mayoría estudiantes, periodistas, activistas y políticos prodemocracia. Han sido acusados de actos de secesión, subversión, terrorismo u otros delitos que castiga la ley.
Preguntado al respecto, Jie Fu, portavoz de la embajada de China en Reino Unido, defiende que la Ley de Seguridad Nacional tiene como objetivo “tapar las lagunas legales” en la seguridad nacional de Hong Kong y está dirigida a “un número muy reducido de delincuentes que la ponen en peligro”.
“Los derechos y libertades de los residentes de Hong Kong están protegidos de conformidad con la ley. Mientras tanto, nadie puede realizar actividades delictivas con el pretexto de defender los derechos humanos”, le dice a BBC Mundo.
“Como sucede en cualquier sociedad bajo el imperio de la ley, todos son iguales ante la ley, y quienes la infrinjan serán llevados ante la justicia”.
US$400 mensuales por habitación
Gracias al podcast “Tuesdayroad media” (升旗易得道), conducido por Johnny y su socio Tony, muchos hongkoneses encontraron un lugar para hospedarse al emigrar a Reino Unido.
“Yo soy una gran fan de Johnny y Tony, escucho su podcast en YouTube todos los días”, me cuenta Anne, una traductora de unos 50 años que está por cumplir un mes en Blackpool.
En el podcast, ambos activistas hablan de economía, política y cualquier tema que les pueda interesar a sus compatriotas.
“Los escuché hablar sobre estos hoteles en Blackpool y pensé que si venía a Reino Unido quería quedarme aquí. El hecho de que sean manejados por hongkoneses es positivo para nosotros que acabamos de llegar”, añade Anne.
Johnny y Tony compraron los primeros dos hoteles en febrero de 2020 y un tercero en septiembre del mismo año.
Los migrantes pagan alrededor de US$400 mensuales, menos de lo que cobran los hoteles en la zona. Y, según Johnny, aquellos que realmente no pueden permitirse el alquiler quedan exentos.
“La verdad es que todos estamos muy agradecidos con Johnny y Tony. Ellos han hecho mucho por nosotros y por nuestra comunidad”, murmura Anne.
Chi me da un tour por el hotel, que describe como “el más inglés de todos”, cubierto de alfombras y paredes tapizadas. Él también llegó allí tras haberse enterado de los hoteles en el podcast “Tuesdayroad”.
El hongkonés de 40 años se convirtió en el gerente de los tres establecimientos cuando Johnny y Tony se mudaron a Londres en agosto del año pasado.
“La vida es muy divertida en Blackpool”
A diferencia de la mayoría, para quienes Blackpool es solo un trampolín hacia otra ciudad que pueda ofrecer más oportunidades, Chi pretende hacer vida en el balneario.
“Realmente me gusta Blackpool y aquí me quiero quedar”, dice.
“La vida es muy relajada y divertida en Blackpool. Se ve que la gente disfruta de la vida. No solo trabajan, sino que también tienen tiempo para pasar con la familia y con sus amigos y esta es la vida que quiero”.
Chi fue uno de los millones de hongkoneses que tomó las calles en 2019 para protestar contra la Ley de Seguridad Nacional y temía por su libertad.
“Como trabajaba para el gobierno como agricultor era solamente cuestión de tiempo que me encontraran”, explica.
“Tenía miedo de expresar mis opiniones sobre política con otros colegas en la oficina porque temía que me reportaran al gobierno”, me dice mientras me muestra una de las habitaciones.
Son pequeñas y tienen todo lo básico. La mayoría cuenta con una cama individual, una mesita de noche, un guardarropas y una tetera.
En el primer piso del hotel hay un gimnasio minúsculo, con una bicicleta estática en el medio y un adoslescente de 16 años que juega con su teléfono.
“Me entristece que en Blackpool no haya muchas oportunidades laborales, quizá si las hubiera la gente se quedaría”, comenta Chi.
“Alquilar es más difícil que conseguir un trabajo”
Los hoteles de Johnny y Tony hospedan actualmente a unos 30 hongkoneses, pero por ellos ya han pasado casi 100.
“Se quedan aquí por uno o dos meses. Algunos se quedan más tiempo, medio año o más. Otros todavía están aquí desde que llegaron”, explica Johnny.
Algunos de los inquilinos actuales ya tienen fecha de partida. Kent está a punto de mudarse a Preston, una ciudad a unos 25 kilómetros de Blackpool, y Viny, quien llegó a la ciudad a finales de noviembre, ya consiguió un alojamiento en Nottingham, en las Midlands de Inglaterra, gracias a un amigo.
Yip, un mecánico y constructor de 32 años, con apenas 10 días en Reino Unido, confirma que alquilar una vivienda en el país es “más difícil que conseguir un trabajo”.
“Hacen demasiados chequeos y piden demasiadas cosas. El gobierno nos da la visa, pero eso es todo. Luego nos dejan a la deriva”, agrega.
Un portavoz del gobierno británico le dijo a BBC Mundo que Reino Unido ha apoyado a las decenas de miles de hongkoneses que han llegado al país a través de un “programa de bienvenida” con fondos de hasta 43,1 millones de libras esterlinas (US$56 millones).
“Anunciamos más de 2,6 millones de libras esterlinas de financiación para proyectos en todo Reino Unido, que incluyen capacitación para desollar habilidades, iniciativas para encontrar trabajo y establecer un negocio, clases de inglés, apoyo a la salud mental y eventos locales para ayudarlos a instalarse en sus nuevas comunidades”.
Chi, quien administra los hoteles, asegura que no ha visto ni se ha beneficiado de “ningún programa de bienvenida” desde que llegó, pero reconoce que muchos de sus compatriotas se han beneficiado de los cursos de inglés gratuitos que ofrece el Consejo de Blackpool, la autoridad local.
Pese a lo “difícil” que ha sido comenzar de nuevo, su compatriota Johnny se siente agradecido con el gobierno británico.
“Aprobaron la visa BNO y gracias a ello nos podemos quedar aquí. La otra opción que tenemos es aplicar por asilo, por persecución política”, añade.
5,4 millones son elegibles para la visa
Tony, su socio, nunca tuvo un pasaporte BNO. Llegó a Reino Unido en julio de 2020 y aún espera que le aprueben su solicitud de asilo político.
“Algunos hongkoneses no pueden obtener una visa BNO y todavía necesitan ayuda del gobierno británico. Están en Hong Kong, muchos son muy jóvenes y están siendo perseguidos, pero no pueden venir porque no tienen un pasaporte BNO”.
Él guarda la esperanza de que el gobierno británico abra una ruta migratoria para los más jóvenes.
Reino Unido estima que 5,4 millones de residentes de Hong Kong son elegibles para el esquema, eso es aproximadamente el 72% de la población del territorio de 7,5 millones.
Esta cifra incluye a 2,9 millones de hongkoneses que tienen un pasaporte BNO, así como sus dependientes (2,3 millones) y cerca de 187.000 jóvenes de 18 a 23 años con al menos un padre con el pasaporte.
Un informe del gobierno publicado en 2020 estimó que alrededor de 300.000 hongkoneses tomarían la ruta migratoria durante los primeros cinco años.
“Yo nunca planeé vivir aquí hasta que el gobierno británico anunció la visa BNO”, admite Viny, una profesora hongkonesa de unos 60 años. Ella dejó su trabajo en Macao, una región especial en el suroeste de China cercana a Hong Kong, y planea jubilarse pronto.
Asegura que le preocupa el futuro de los más jóvenes que se quedaron en Hong Kong, pues “no hay esperanzas” para un cambio.
“Las libertades se están reduciendo (…) los medios de comunicación están siendo cerrados. No sabemos cuándo van a cerrar todo Hong Kong y para ese tiempo no habrá opciones; (la gente) se quedará atrapada allá”, añade.
“Tengo la esperanza de regresar”
Según una encuesta del Ministerio del Interior británico publicada el 31 de enero -exactamente un año después de que se lanzara el programa de visas-, la mayoría de los hongkoneses que la obtuvieron tiene educación universitaria y el 96% de ellos no planea regresar a vivir en el territorio.
Los titulares tienen la posibilidad de obtener la ciudadanía británica después de cumplir seis años viviendo en Reino Unido.
Pese a que dice sentirse segura en Inglaterra, Viny prefiere ocultar su identidad. “Todavía planeo y tengo la esperanza de regresar a Hong Kong para visitar a mi familia”, explica.
Como Viny, la mayoría de los migrantes en Blackpool confiesa que extraña Hong Kong, así como los amigos y parientes que dejaron atrás, pero se sienten dichosos por la oportunidad de comenzar de nuevo en un lugar “libre, abierto y democrático”.
“Pero en cuanto a bufés, Hong Kong es mejor. En Hong Kong se puede conseguir cualquier cocina del mundo, japonés, tailandesa…”, interviene Chi.
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