Cómo se gestó y qué significa la visita de Obama a la Argentina
El vértigo de los acontecimientos de los últimos dos meses respecto de una agenda hiperactiva en materia de visitas, viajes a los Estados Unidos, encuentros y todo enmarcado en el relanzamiento de las relaciones de la Argentina con el resto del mundo, nos permite repasar cómo se fue gestando y qué significa para nuestro país la presencia del líder mundial Barack Obama en la Argentina el miércoles y jueves próximos.
La visita del presidente estadounidense es la prueba fehaciente de que la Argentina está reinsertándose, reabriendo vínculos con el Hemisferio Occidental y con todos los interlocutores y los potenciales socios en el mundo. Que Obama haya decidido venir dentro del primer trimestre del año y luego de su visita a Cuba, sin esperar la próxima visita a la región (programada para agosto), es otra clara muestra del interés y de la prioridad que los Estados Unidos asignan a nuestro país y de cómo valorizan esta nueva relación.
La visita en estas últimas semanas de Charles Rivkin (assistant secretary, Bureau of Economic and Business Affairs, State Department), Kristie Kenney (senior advisor to the secretary, State Department) y un grupo de cinco representantes del Congreso Americano (CoDel), son elementos adicionales que muestran el interés que se generó con motivo de la vista de Obama y para reunir información muy útil.
Con una amplia agenda, centrada en inversiones y comercio como prioridad, y todo lo que tenga ver con oportunidades en las áreas que más nos interesan, como las energías renovables, la infraestructura, las tecnologías y la innovación, la agroindustria y el turismo estarán en la mesa de discusión. Varios serán los acuerdos que se firmen, todos importantes para la construcción de una agenda bilateral de trabajo que seguramente continuará luego de su visita.
Desde AmCham entendemos que es prioridad dialogar y generar un trabajo en común a largo plazo que abarque revisiones en materia de:
1) Acuerdos comerciales, con la evaluación de la participación de la Argentina o el Mercosur en la Alianza del Pacífico, la inclusión del país en el Sistema Generalizado de Preferencias (actualmente suspendido) y la aprobación del PCT (Patent Cooperation Treaty), entre otras.
2) Mecanismos de financiamiento tanto para empresas estadounidenses que deseen desarrollar negocios en el país en áreas de salud, telecomunicaciones o infraestructura como también el apoyo de los Estados Unidos en los directorios de los organismos multilaterales de crédito y el apoyo político para la obtención de nuevas líneas de crédito tanto para el sector público como el privado, entre otros.
3) Mercado y barreras al comercio, como la revisión permanente del sistema de administración del comercio, la flexibilización progresiva del sistema SIMI (de licencias automáticas y no automáticas), capacitaciones vía el FDA (organismo sanitario) para los exportadores argentinos en regulaciones sanitarias, apoyo político de los Estados Unidos en los procesos de internacionalización y comercio de nuestro país, y la revisión de la tasa de reciprocidad y de gestión de visas.
Podemos anticipar que, además de las inversiones financieras o a través de mecanismos de uniones y adquisiciones de empresas, las inversiones productivas en infraestructura, telecomunicaciones, energía, salud, innovación y agronegocios serán los sectores que marcarán el ritmo de la contribución de las empresas americanas en esta nueva etapa, a medida que se vayan propiciando las condiciones de certidumbre macroeconómicas y de reglas claras y consistentes para invertir. Estamos viendo una Argentina reinsertada en el mundo con capacidad de desarrollarse, proponer nuevos empleos de calidad y generar bienestar e inclusión para todos los habitantes.
El autor es CEO de AmCham Argentina