Cómo funciona el barco que está abasteciendo de gas al país
El buque de GNL de Petrobras llegó ayer por la tarde, pero empezó a descargar el cargamento hoy a media mañana
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Luego de varias idas y vueltas por problemas en las formas de pago, finalmente hoy a la mañana se hicieron las maniobras para que el buque con cargamento de gas natural licuado (GNL) de Petrobras se aproxime al puerto de Escobar. Allí está emplazado hace más de 13 años el barco regasificador de la empresa Excelerate, que convierte el gas de estado líquido a gaseoso para inyectarlo al sistema.
El buque de Petrobras se esperaba para ayer a la tarde. De hecho, hasta las 16 se daba como un hecho el amarre, pero un llamado de los directivos de la petrolera brasileña al capitán del buque frenaron la maniobra.
La nota de crédito que había realizado la empresa estatal Energía Argentina (Enarsa), a través de una carta de crédito emitida por el Banco Nación (BNA) el viernes pasado, fue rechazada porque Petrobras objetó una cláusula. La operación se canalizó a través de un banco alemán que, según el gobierno argentino, había emitido una carta de crédito idéntica para un cargamento de otro proveedor.
La situación se volvió desesperante en el Gobierno. Pasadas las 19, la canciller Diana Mondino y el presidente de Enarsa, Juan Carlos Doncel Jones, hicieron llamadas al embajador de Brasil en la Argentina, Julio Bitelli, para pedir ayudar para acelerar los trámites. No entendían por qué la nota de crédito no había sido aceptada.
“No hubo ningún problema político, fue un tema comercial que se retrasó por los requisitos legales. La primera carta de garantías estaba incompleta y no era aprobada por la dirección de legales de Petrobras. Intervenimos para ayudar a entender qué estaba pasado y se solucionó”, dijo Bitelli, el embajador brasileño, a LA NACION ante la pregunta sobre si había habido un conflicto político.
Recién hoy pasadas las 9 de la mañana, Enarsa confirmó que la nota de crédito había sido aceptada. “Hoy a las 9.10 se recibió la confirmación de la carta de crédito emitida por el BNA, de parte del banco designado por Petrobras. La situación se produjo por una disconformidad del proveedor respecto a la carta de crédito emitida el pasado viernes 24, a pesar de que la misma fue emitida en los términos requeridos por el proveedor, destacándose que el banco había recibido una igual para un cargamento similar en las últimas semanas”, dijo la empresa estatal en la red social X.
La petrolera Petrobras, en tanto, dijo a este medio que “la operación de venta de GNL se llevó a cabo según lo acordado en el contrato. Ambas compañías trabajaron para posibilitar el inicio del suministro, que ya se está produciendo, en el menor tiempo posible”.
Enarsa compró el buque de Petrobras de emergencia, por la extensión de las bajas temperaturas del otoño. No llamó a licitación pública, como se hizo con los otros 30 buques restantes que ya compró la empresa para afrontar el invierno. Cada cargamento de GNL cuesta entre US$22 y US$33 millones, según la capacidad de GNL.
Los barcos de GNL que llegan al puerto de Escobar en general tienen una capacidad de 51 millones de metros cúbicos (m3), pero el de Petrobras tiene un cargamento de 44 millones. El barco regasificador de Excelerate puede regasificar por día 22 millones de m3, que se inyectan directo al sistema de gasoductos del centro del país.
Este invierno, el Gobierno decidió no contar con el segundo buque regasificador en el puerto de Bahía Blanca, que empezó a traerse al país desde 2008 (con excepción de tres años) para los meses de bajas temperatura, cuando durante el gobierno de Cristina Kirchner se desplomó la producción de gas por el congelamiento de tarifas y la falta de inversión.
La decisión de no contar con el segundo buque se debió a la construcción del gasoducto Néstor Kirchner, que conecta Vaca Muerta con los principales centros de consumo. Además de ser producción nacional más económico, permite cuidar las escasas divisas del Banco Central.
El gas de Vaca Muerta cuesta alrededor de US$5 el millón de BTU (medida inglesa que se utiliza en el sector), mientras que el GNL tiene un valor de US$10 el millón de BTU. Al faltar gas, las generadoras térmicas de electricidad también debieron sustituir el insumo por combustibles líquidos (gasoil y fueloil), que son más caros (cuestan alrededor de US$18 el millón de BTU).
El gasoducto Néstor Kirchner, sin embargo, todavía funciona a media máquina, ya que no se terminaron de instalar las tres plantas compresoras que permiten, como dice su nombre, comprimir el gas para duplicar la capacidad de transporte. Para esta altura del año, el gasoducto debería estar transportando 22 millones de m3/d, en vez de los 11 millones con los que opera actualmente.
“Si el gobierno anterior no hubiera demorado los pagos a los contratistas y la importación de equipamientos de las plantas compresoras Tratayén, Salliqueló y Mercedes, hoy tendríamos capacidad para inyectar 10 millones de m3/d más desde Vaca Muerta”, mastican bronca en la gestión actual.
Las empresas constructoras dicen que advirtieron sobre esta situación en diciembre pasado, pero el Gobierno priorizó cuidar el superávit fiscal y frenar la obra pública.
El mercado de gas tiene dos características que lo hacen mucho más complejo que el de petróleo. Por un lado, el consumo residencial no es constante todo el año, sino que se triplica durante los tres meses de invierno (en un gráfico, tiene la forma de una campana). Esto genera que en el invierno haya que complementar la producción local con importaciones para cubrir los picos de demanda. Para las empresas, no es rentable aumentar la producción para abastecer solo tres meses del año, ya que los pozos no son una canilla que se pueden abrir y cerrar fácilmente, sin perder rentabilidad.
Este problema se complementa con la segunda característica del gas: por su composición, es muy costoso almacenarlo. Para hacerlo, tiene que pasar por el proceso de licuefacción, que significa enfriar el gas natural a 160 grados bajo cero para pasarlo a estado líquido y convertirlo en GNL.
El barco regasificador que se encuentra amarrado en Escobar hace el proceso de regasificación: recibe los buques de gas líquido y lo convierte a estado gaseoso para inyectarlo en los gasoductos. Esto es más caro que importar gas de Bolivia.
La Argentina tiene con Vaca Muerta la segunda mayor reserva de gas no convencional. Es decir, se podría producir para abastecer el consumo durante todo el año, pero para ello hace falta infraestructura que le garantice a las empresas que en verano van a tener demanda y no van a perder la producción.
La opción que más atractivo generó durante los distintos gobiernos es construir una planta de licuefacción que permita al país exportar el GNL. La Argentina cuenta con la ventaja de estar en el hemisferio sur y, por lo tanto, le sobra gas justamente cuándo más lo necesitan Europa, Japón y China.
La planta de licuefacción no es barata. Tiene un costo de más de US$4000 millones y tarda tres años en construirse. El presidente y CEO de YPF, Horacio Marín, tiene un proyecto para convertir a la Argentina en un jugador mundial de exportación de GNL para 2030 e incrementar las exportaciones argentinas en US$15.000 millones.
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