La Argentina, mal ubicada en el ranking de competitividad respecto de la UE y Estados Unidos
CÓRDOBA.- Cuando todavía hay interrogantes sin respuesta sobre el acuerdo firmado entre el Mercosur y la Unión Europea,el presidente Mauricio Macri adelantó que, junto a Brasil, negocian un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos. Esos avances reactualizan la necesidad de una agenda para mejorar la competitividad de la economía argentina; un primer diagnóstico lo ofrece el Índice de Competitividad del Foro Económico Mundial de Davos (WEF) en el que, en 2018, el país estaba en el puesto 81° entre 140, muy por debajo de Estados Unidos y de los competidores europeos.
Un trabajo de los economistas Marcelo Capello y Vanessa Toselli, del Ieral (instituto de investigaciones de la Fundación Mediterránea) repasa los desafíos de la Argentina en base a los datos de ese ranking. Del resto de los socios del Mercosur, Brasil ocupa el lugar 72°, Uruguay, el 53° y Paraguay –el peor ubicado-, el 95°. Estados Unidos lidera el listado con 85,6 puntos (la Argentina tiene 57,5).
De la Unión Europea, por ejemplo, Alemania se ubica en el tercer lugar (82,8 puntos); los Países Bajos están en el sexto (82,4); España está 26° (74,2) y Hungría en el 48° (64,3 puntos).
Por capítulos, la peor posición de Argentina es en "estabilidad macroeconómica", donde se ubica en la posición 136° (Estados Unidos está 34° y Suecia es el líder). También está muy mal ubicada en "mercado de productos", rubro en el que está en el lugar 120° (Estados Unidos es tercero, los Países Bajos, sextos y Alemania está séptima) y en "mercado del trabajo", donde ocupa el puesto 116° de un ránking liderado por Estados Unidos; los Países Bajos están décimos y Alemania ocupa el puesto 12°.
La Argentina también está rezagada en "sistema financiero" (97°) y "dinamismo comercial" (84°). En ambas posiciones la economía estadounidense está primera y la alemana, 21° y segunda, respectivamente. En "instituciones", la Argentina se ubica en el puesto 77° (Estados Unidos está 13° y Alemania, 16°), y en "infraestructura" ocupa el lugar 68°; en ese apartado Estados Unidos es noveno y Alemania, séptimo.
Las mejores posiciones para la Argentina se registran en "salud" (53°), "recursos humanos" (51°) y "tamaño del mercado" (34°). Con todo, el país se ubica mejor que Brasil en "dinamismo comercial", "instituciones", "tecnología", "infraestructura", "salud" y "recursos humanos". Pero, por ejemplo, está peor que Hungría en todos los capítulos, salvo en "salud" y "tamaño del mercado".
En los indicadores individuales (que son los que integran los capítulos generales), las peores posiciones de Argentina se dan en importaciones (138°), inflación (137°), prácticas de contratación y despidos (137°), flexibilidad en la determinación de salarios (137°), crédito doméstico al sector privado (135°), efectos distorsivos de impuestos y subsidios (130°), financiamiento a Pymes (129°), carga regulatoria (126°), tarifas al comercio (126°) e impuestos laborales (123°). Siempre el listado abarca a las mismas 140 economías de todo el mundo.
Otro ranking que ayuda a definir los deberes pendientes que tiene la Argentina es el de Doing Business del Banco Mundial. En ese informe las peores posiciones de Argentina entre 190 países son: permisos de la construcción (174°), pago de impuestos (169°), iniciar un negocio (128°), comercio extra fronterizo (125°), facilidad para hacer negocios (119°) y registro de la propiedad (119°).
En todos estos indicadores también el país está por debajo no sólo de los más avanzados de Europa y de Estados Unidos, sino incluso de los que pertenecían a la exEuropa del Este.
"Está claro que debe definirse un plan general de competitividad como política de Estado, que fije metas de mejoras en el tiempo, con responsabilidades en las distintas esferas del gobierno, en los tres niveles del Estado y con participación y control de los representantes del sector privado", describe Marcelo Capello.
Para el economista, el año que viene se abre una "nueva oportunidad" para generar un modelo económico "con crecimiento equilibrado entre mercado interno y externo, que no derive en sesgo antiexportador, y que permita una expansión sostenida" de la economía.
En esa línea, enfatiza que se necesitan reformas estructurales en materia fiscal (impuestos y gastos) y laboral y "asegurar una economía competitiva, tanto en lo cambiario como en lo estructural". El acuerdo del Mercosur con la Unión Europea y los posibles avances con Estados Unidos obligarán a "priorizar esta estrategia" para aprovechar mejor la producción local de bienes y servicios.
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