Los niveles de pobreza e indigencia podrían empeorar durante 2024
Según distintos especialistas, los números podrían agravarse durante el primer semestre ya que dependen directamente de la dinámica que se dé entre los aumentos de los precios de los alimentos y los ajustes de salarios
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Los datos de incremento de la pobreza proporcionada por la Universidad Católica Argentina (UCA) durante el fin de semana confirmaron con estadísticas concretas lo que ya se sospechaba por el vertiginoso aumento de los precios y la disminución de los ingresos. Frente a este impacto (casi el 60% de la población argentina se encuentra en situación de pobreza), diversos analistas advierten que la perspectiva no parece muy alentadora.
“La aceleración tan rápida del precio de los alimentos en muy poco tiempo, sin que sea acompañada por políticas de contención por parte del Gobierno, no da lugar a ser optimistas”, sostuvo Claudio Caprarulo, director de Analytica, para quien el aumento de la pobreza, tanto como de la indigencia, “es evidente”.
Por su parte, Rocío Bisang, de la consultora EcoGo, explicó que la cuestión no se centra en observar si la inflación baja o no, sino en cómo se desenvuelve la dinámica precios-salarios: “Si la desaceleración de los precios se sostiene a costa de una recesión muy fuerte y hay pérdida en el nivel de empleo, o si se mantiene, pero los salarios aumentan por detrás, el efecto de la desaceleración sobre la pobreza no sería tan claro”, detalló.
Por el contrario, la especialista enfatizó que si los salarios siguieran el ritmo de la inflación, teniendo en cuenta que se indexan con la variación del mes anterior, y esta desacelera, los ingresos podrían recuperarse y tener un impacto positivo sobre los niveles de pobreza, aunque el escenario es difícil de predecir todavía.
En cuanto a esta dinámica, Alejandro Giacoia, de Econviews, también remarcó la importancia de analizar qué sucede con los precios de los alimentos en relación con los ingresos. De hecho, mientras que en la primera semana de febrero las mediciones de consultoras privadas arrojaron aumentos en el rubro alimentos y bebidas de entre el 3,4% y el 3,8%, el último informe de LCG mostró una aceleración de 0,6 puntos porcentuales en la segunda semana, lo que elevó el número a 4%, con un acumulado de 7,5% en lo que va del mes solo en ese sensible sector.
“Creo que estos meses todavía puede subir más el nivel de pobreza, que se revertiría recién cuando los salarios empiecen a ganarle a la inflación, o, sobre todo, a la variación de los alimentos, que tienen mucho peso en la canasta básica y que es lo que se usa para calcular la línea de pobreza”, comentó Giacoia.
Si los salarios, sobre todo de los trabajadores informales, se empiezan a recuperar, podrá pensarse en una estabilización, o incluso en un descenso de las tasas de pobreza e indigencia. “Pero me parece que en este primer semestre todavía va a ser complicado”, concluyó.
Caprarulo sostuvo al respecto que la proyección del IPC, más allá de la posible desaceleración para la segunda mitad del año, no permite estimar una reducción de la pobreza y la indigencia que retrotraiga los porcentajes a los valores de 2023. “En particular, porque para eso el Gobierno debería aumentar la asistencia a los sectores más perjudicados, y no parece ser que vaya a transitar ese camino”, dijo el economista de Analytica.
A esto sumó que la evolución del poder adquisitivo de los sectores medios y bajos difícilmente pueda acompañar la inflación que se vislumbra en una economía en recesión, así como tampoco podría recuperar lo que perderá en el primer trimestre de 2024.
Alza en las canastas
La semana pasada se conocieron los fuertes aumentos en la canasta básica total (CBT) que utiliza el Indec para medir el índice de pobreza: una familia de cuatro integrantes necesitó contar con un ingreso de $596.823 por mes para no ser pobre. Al mismo tiempo, la inflación de enero mostró una desaceleración al 20,6% mensual (que dio un 254,2% interanual). De allí que se esperara un consecuente aumento de los indicadores de pobreza, más allá del impacto que produjo el dato concreto. Según el informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, mientras que en diciembre pasado la pobreza afectaba al 49,5% de las personas, en enero de este año el impacto se extendió al 57,4%, el nivel más alto en los últimos 20 años.
El detalle mostró, además, que el nivel ya venía creciendo desde el 44,7%, en el tercer trimestre de 2023, al 49,5% en diciembre.
“Si baja la inflación, habrá un alivio rápido; de otro modo, estaremos ante una catástrofe social”, estimó Agustín Salvia, director del Observatorio.
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