¿Cómo anda la economía? Depende...
La adhesión a un gobierno desvía la percepción personal de la realidad
NUEVA YORK.- Es la hora de la cena y suena el teléfono. Es un encuestador amable con una pregunta simple: ¿Cómo anda la economía? Alguien podría contestar basado en las noticias sobre la tasa de desempleo o quizás en base a observaciones anecdóticas, como por ejemplo si su primo desocupado desde hace tiempo tuvo suerte en conseguir trabajo.
Pero una gran variedad de trabajos académicos sugieren que su respuesta probablemente sea definida según si el ocupante de la Casa Blanca es de su partido político preferido.
¿El desempleo mejoró o empeoró bajo Ronald Reagan? En una encuesta de 1988, alrededor de 80% de los republicanos dijeron correctamente que había mejorado, comparado con un 30% de demócratas. En los 90 el patrón se invirtió en una variedad de preguntas. En una encuesta de 1997, era mucho menos probable que los republicanos dijeran que el déficit fiscal se había reducido durante la administración Clinton.
Dicho de otro modo, cuando uno le pregunta a la gente acerca de la economía las respuestas son menos una expresión de objetividad que algo parecido a cuando uno responde cuál fue el mejor equipo profesional de fútbol. Eso tiene importantes implicancias para la democracia. ¿Cómo puede la gente juzgar si un partido es efectivo si no hay ningún sentido de verdad objetiva? Y hasta podría tener implicancias para la economía misma, por ejemplo, si empresarios conservadores congelan la contratación de personal o la inversión cuando el presidente no comparte su visión.
Pero nuevas investigaciones de dos equipos de cientistas políticos agregan un detalle a estas conclusiones. Resulta que la inclinación partidista en las respuestas a preguntas sobre la economía se ve disminuida por un truco extraño: pagarle a la gente. Esa es una conclusión a la que llegan dos trabajos publicados en el Quarterly Journal of Political Science , uno de cuatro estudiosos encabezados por John G. Bullock de la Universidad de Texas en Austin; el otro, por Markus Prior de Princeton y otros colegas.
Cuando se ofreció a los encuestados un pequeño pago -uno o dos dólares- para dar una respuesta correcta acerca del desempleo y otros factores, tendían a ser más precisos y menos proclives a dar respuestas con inclinación partidista. "La gente en encuestas comunes no dice lo que piensa", dijo Bullock. "Con el pago logramos respuestas no necesariamente más reflexivas, pero sí más sinceras". El efecto fue más pronunciado cuando se premió a los encuestados por contestar honestamente con un "no lo sé", si no tenían suficiente información. Por fuera de ello parece que la gente responde objetivamente a preguntas cuando saben la respuesta pero vuelven a sus inclinaciones si no es así.
El trabajo de Bullock, Alan S. Gerber, Seth J. Hill y Gregory A. Huber concluye que ofreciendo un pago de US$ 1 por una respuesta correcta y 33 centavos por una respuesta de "no sé" eliminó por completo la brecha partidista entre demócratas y republicanos en preguntas de economía.
Según un trabajo de Prior, Gaurav Sood y Kabir Khanna, los pagos se volvieron menos efectivos para una respuesta precisa si la pregunta incluía el nombre del presidente. George W. Bush era presidente al momento de la encuesta, pero por extensión parece que los estadounidenses pueden ser más objetivos cuando contestan una pregunta al estilo de "¿el desempleo es más bajo o más alto que hace siete años?", que una cuestión como "¿el desempleo es más alto o más baja que cuando Barack Obama llegó al cargo?", aunque se pregunte lo mismo.
Todos seríamos más sabios y más razonables si tratáramos de entender al mundo como es, no como nuestros puntos de vista políticos sugieren que queremos que sea. Así seremos más inteligentes, aunque no haya un investigador que pague un dólar o dos.
Traducción de Gabriel Zadunaisky