Uruguay se acerca a China y para la Argentina es un nuevo desafío regional
Cada vez más, los tratados internacionales modifican las fronteras para establecer alianzas que lleven a buen puerto la posibilidad de intercambiar productos en beneficio mutuo
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Los jóvenes no entienden la importancia de estudiar geografía, y pareciera que el futuro les dará la razón. Seguramente seguirán habiendo condiciones geográficas que marcan el destino de un país, como el clima, ríos y montañas, etc. Pero es indudable que las distancias se han acortado notablemente con diversos adelantos tecnológicos. El Covid ha modificado la forma de trabajar y reunirse, la globalización ha modificado los métodos y lugares de producción y los tratados internacionales actúan de forma similar a modificar fronteras.
El Mercosur surgió hace unas décadas para generar un gran bloque de comercio, basándose en países fronterizos que a su vez compartían recursos. Un concepto similar al de la Unión Europea. En ambos casos la geografía jugaba un rol fundamental. Sin embargo, la experiencia nos indica que con el Mercosur no se avanzó tanto como se deseaba y ni siquiera hemos logrado tener un consenso sobre las razones por las que no avanzamos.
Los beneficios del comercio son conocidos y tanto países grandes como chicos logran diversas ventajas que generan crecimiento, bajan los costos al consumidor, brindan trabajo y varias virtudes más. El tema es que siempre hay un “pero” a corto plazo y los beneficios son a largo plazo, por lo que en el caso del Mercosur perdimos de vista las virtudes de lograr mayor competitividad, ante las evidentes dificultades de avanzar. Sacrificamos el bienestar de la población en el altar del corto plazo y, tristemente, los ciclos políticos.
Los vaivenes del Mercosur acaban de abrir una ventana de oportunidad. Al menos es así para Uruguay, que informa que desea avanzar con un acuerdo de libre comercio con China. Es un movimiento osado. Las implicancias son masivas. No hace falta decir que Uruguay es un país pequeño, lejos del gigante asiático. Sin embargo, las oportunidades de complementación son evidentes. La distancia geográfica es notable, pero aún así pueden lograrse transacciones mutuamente convenientes si se eliminan barreras arancelarias y regulatorias. Eso es lo que Uruguay y China acaban de anunciar que estudiarán.
Los que estudian las ventajas del comercio internacional repiten una y mil veces que hay que tener en cuenta las ventajas relativas y no sólo las absolutas. Es decir, aunque un país pueda ser más eficiente que otro en todos los productos, siempre habrá alguna diferencia en la productividad que permita comerciar. Sí, es difícil de creer, pero ya está demostrado en la teoría y en la práctica. No hace falta ir muy lejos, un ejemplo de ello es la complementariedad de la industria automotriz en el Mercosur.
Hace pocos meses la Argentina manifestó que no tenía inconvenientes en modificar el Mercosur, ya sea por nuestro lado o el de otros países. Estamos en vísperas de que ocurra. Lo que debiéramos analizar son varios temas: ¿qué implica para la Argentina y el Mercosur en general? Difícilmente podamos sumarnos al análisis y negociación, dados los tiempos políticos que corren. Sin embargo, debiéramos comenzar ya a pensar si podremos lograr una adhesión a ese tratado. En ese caso, se toman como propios los términos y condiciones ya definidos previamente por quienes hayan definido el Tratado. Se gana tiempo a costa de no tener flexilidad.
La Argentina ha dejado de lado diversas negociaciones internacionales que podrían permitirnos aumentar nuestro comercio exterior. Prácticamente no tenemos tratados salvo Mercosur, que comparando con Chile es llamativo. Sólo para recordar, Chile tiene 26 tratados vigentes, y los distingue entre Acuerdos de Asociación Estratégica, Tratados de Libre Comercio, Acuerdos de Complementación Económica y Acuerdos de Alcance Parcial. Es decir, son muchos y diferentes, con diferente grado de apertura e implementación, y que abarcan a EE.UU. y Canadá, Australia, la Unión Europea, China, Alianza del Pacífico. ¿Porqué Uruguay no habría de buscar lo mismo? Empieza por la puerta grande, a pesar de la distancia geográfica. Uruguay quedará al lado de China.
Es notorio y evidente que la Argentina es uno de los países más cerrados del mundo
El Presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, ha dicho que espera avanzar con “apuro” y “ansiedad” con este acuerdo. No es tan fácil. En octubre de 2016 el entonces presidente Tabaré Vásquez visitó China y se inició formalmente, o al menos así trascendió en la prensa, la “bienvenida a la iniciativa del Tratado de Libre Comercio”. Transcurridos 5 años, el presidente uruguayo convocó a referentes de todos los partidos políticos para anunciar que el gobierno uruguayo había recibido una “respuesta formal” del gobierno China y se indicó la voluntad de realizar un “estudio de factibilidad” en los próximos meses. En otros términos, la geografía importará menos, pero los tiempos aún son largos.
Por el lado de China es evidente su apertura al mundo. Por el lado del Mercosur, y dadas las corrientes políticas de cada país, es cada vez más difícil lograr una unidad de criterio. Uruguay busca así un camino bilaterial y no en conjunto. En este caso, la geografía (otros países de Mercosur) no necesariamente ayuda.
Si Uruguay puede, ¿por qué nosotros no? Los puertos argentinos podrían complementarse y trabajar en conjunto con los de Uruguay. Tenemos productos similares, aunque nosotros tenemos más variedad. Tenemos una base industrial muchísimo mayor por lo que las posibilidades de complementación con el mundo y de lograr un salto tecnológico deberían ser mayores
Es notorio y evidente que la Argentina es uno de los países más cerrados del mundo. La participación de exportaciones e importaciones sobre PBI es minúscula. Este cierre de la economía por definición encarece los productos ya que hay aranceles para la importación. Además, con exportaciones exíguas las empresas no logran economías de escala ni hay suficiente integración tecnológica ni de conocimiento ni generación de divisas.
Los puertos argentinos podrían complementarse y trabajar en conjunto con los de Uruguay. Tenemos productos similares, aunque nosotros tenemos muchísima más variedad. Tenemos una base industrial muchísimo mayor, con lo cual las posibilidades de complementación con el mundo y de lograr un salto tecnológico deberían ser mayores.
Para crecer es esencial abrirse al mundo. Para eso nació el Mercosur. Uruguay parece tenerlo muy claro y olvidándose de la geografía, se acerca a China.ß
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