Una Pyme familiar nació para exportar alfajores gourmet
Desde hace más de una década que venden a Brasil, Chile y Bolivia; más reciente para sus productos es el mercado de la Unión Europea
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Alfajores Cielos Pampeanos es una línea gourmet que nació pensando en el mercado externo; es una Pyme familiar de Banfield, cofundada por el matrimonio de Silvia Chus y Ricardo Vittore y a la que, con el tiempo, se sumaron sus hijos. Sus productos llegan a Brasil, Chile, Bolivia y a la Unión Europea. Producen unas 600 unidades diarias y tiene tercerizada la fabricación de las tapas.
Hace 27 años el matrimonio tenía un comercio de productos gourmet y después del 2001, cuando muchos argentinos emigraron, advirtieron que crecían las compras de budines y alfajores para mandar afuera. “Empezamos a pensar que podíamos aprovechar esa oportunidad y dimos el paso de transformamos en industria y en exportadores”, cuenta Chus a LA NACION y admite que recorrieron “al revés” el camino porque siempre se habla de consolidar el mercado interno y después vender afuera.
Comenzaron con una línea de producción en el mismo comercio, donde hacían unos 200 alfajores diarios. Con la idea de exportar visitaron al cónsul argentino en la Santa Sede que les aconsejó que era mejor empezar por el Mercosur: “Nos sugirió ir a la Cancillería; dejamos nuestra carpeta y pedimos que nos avisaran de rondas y misiones comerciales”.
En 2008 se sumaron a una misión multisectorial que organizaba la Provincia de Buenos Aires a San Pablo y Belo Horizonte; fue un viaje “exploratorio” y se sorprendieron de tener 20 empresarios paulinos como contraparte. Tenían también el asesoramiento del Instituto de Comercio Exterior de Lomas de Zamora pero les faltaba financiamiento por lo que no pudieron cerrar un primer acuerdo.
“Comentamos esa suerte de ‘frustración’ en el viaje de regreso, salió en un medio y nos convocaron del Nación y pudimos acceder a un crédito con el que compramos la empresa, instalamos el laboratorio y cumplimos con todas las certificaciones exigidas por los mercados externos”, describe Chuz.
“El objetivo siempre fue llevar a las bocas del mundo un sabor argentino, ser una suerte de embajador -agrega-. Teníamos el sello de ‘marca país’ pero hubo un cambio y tuvimos que generar el de ‘alimento argentino’; trabajamos con las autoridades porque no estaba el protocolo para alfajores; sí el del dulce de leche. Fuimos elaborando las normas y se completó todo”.
Para el sello se debe pasar una auditoría y exámenes periódicos de certificadoras que chequean que se cumplan los parámetros fijados. Por ejemplo, la tercerización de las tapas de los alfajores se hace sobre la base del protocolo del emprendimiento.
Al ser productos frescos, sin conservantes ni aditivos, es importante la rotación en góndola, por lo que los envíos no son en grandes volúmenes. La empresa vende directo a importadores que se encargan de la distribución. Chuz remarca que es “importante” conocer el mercado al que se apunta, hacer degustaciones e incluso ofrecer ese servicio a los clientes.
“En algunos países se venden solos por las colonias de argentinos, pero en otros hay que hacer un trabajo más intenso; incluso ofrecemos capacitar a los vendedores de las distribuidoras, todo eso es clave para que las ventas vayan bien y sean sustentables”, define Chuz.
Cielos Pampeanos produce variedades de maicena y de chocolate (blanco y negro) y acaban de ingresar al segmento de los conitos dulce de leche. El emprendimiento emplea a diez personas y recién hace poco tiempo intentan instalar la marca en el mercado doméstico para el que, incluso, hacen marca blanca.
Chuz enfatiza que para una Pyme el esfuerzo es “mucho” para cumplir con normas y mercados ganados. “Cuando se rompe un compromiso, no te compran más. Eso se ve en todos los casos”, apunta. Para sumar clientes participan en ferias y rondas de negocio en distintos países; además promueve la participación de las mujeres en la empresa y forma parte del programa Ganar-Ganar de Naciones Unidas Mujeres, la Organización Internacional del Trabajo y la Unión Europea.
“Ofrecemos un alimento elaborados bajo normas de calidad, con los mejores insumos y buscamos el placer de los sentidos de quienes lo consumen”, insiste Chuz.
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