Un sector que crece y podría jugar a favor de la balanza comercial este año
El rol de la infraestructura es clave para no perder las oportunidades que brinda una menor necesidad de importar y también un mercado externo que busca cada vez más alternativas viables para abastecerse
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CÓRDOBA.- Para este año los consultores privados proyectan que la balanza comercial logrará un superávit de entre US$12.000 y U$$ 15.000 millones. Esto se da por una probable mejora en las exportaciones agrícolas (después del impacto negativo de la sequía en la última cosecha) y de la reversión del déficit comercial energético a partir de la puesta en marcha del gasoducto Néstor Kirchner. También, por supuesto, jugará un rol clave el encarecimiento de las importaciones. Con la lupa puesta sobre el sector energético, hay una duda respecto de qué pasará con las obras adicionales que requiere el gasoducto.
La clave para que el resultado de la balanza comercial energética sea superavitaria pasa, principalmente, por las importaciones. El último año en que el balance fue favorable con una cifra relativamente importante fue 2010, cuando cerró con US$1800 millones a favor del país; en el 2020 quedaron a favor US$900 millones pero en ese caso fue crucial el rol de la pandemia de Covid-19 que afectó la actividad económica y los precios internacionales.
Según las proyecciones de la consultora Economía & Energía (E&E), este 2024 habría un superávit de US$2282 millones. De los últimos años, debido a la invasión rusa de Ucrania, el 2022 fue el más difícil ya que las importaciones llegaron a US$12.868 millones y el déficit cerró en US$4353 millones.
La estimación de E&E es que las importaciones se reducirían a US$5563 millones mientras que las exportaciones rondarían los US$7800 millones con un nivel de ventas externas de petróleo en torno a los 190.000 por día, mientras que los volúmenes de exportación de gas natural y de combustibles para el abastecimiento de aeronaves y buques las mantuvieron constantes a los niveles de 2023, aunque con una baja de los precios internacionales.
El economista Fernando Marengo ratifica que la energía jugará a favor de la dinámica de mejora en la balanza comercial. Según su análisis, este año el superávit del sector podría ser de US$6000 millones gracias a la rehabilitación del oleoducto trasandino que permite la exportación a Chile y la ampliación de los oleoductos del valle (Oldeval, une Vaca Muerta con Buenos Aires) que permitirá vender afuera por el Atlántico.
“Además, en la medida en que se sustituya gas importado por el Vaca Muerta se baja el costo promedio del gas y, por ende, también el de los subsidios -agrega-. De esa manera se mejoran las cuentas fiscales de manera exógena. El ajuste fiscal planteado por el gobierno es de 5 puntos del PBI, pero como el agro generaría 3 puntos más, el real sería de dos. Claro que hay un tema de temporalidad, el ajuste es ya y el campo y la energía aportarán en la segunda parte del año”.
Marengo admite que debe cumplirse la expansión en la capacidad de compresión del gasoducto Néstor Kirchner y que es “crucial” hacer la reversión del Norte para llegar con el gas de Vaca Muerta a distintos puntos del país. “Es un golazo -grafica-, podemos vender a Brasil, debemos apuntar a eso y, entonces, el superávit puede ser más alto”.
La obra de la reversión -122 kilómetros- cuesta unos US$710 millones; el 75% lo cubre la Corporación Andina de Fomento (CAF) con un préstamo ya aprobado. Hay que tener en cuenta que Bolivia ya avisó que a partir del próximo invierno dejará de enviar gas en firme, así que ese tramo deberá ser abastecido por Vaca Muerta, lo que implica un ahorro importante de divisas.
Desde el Iaraf, el economista Nadín Argañaraz coincide en que es “fundamental” lo que pase con el gasoducto ya que las importaciones energéticas cayeron “fuerte” por la sustitución de importaciones lograda a partir de esa infraestructura. “Si se afecta de alguna manera esa dinámica, se complica”, dice a la vez que proyecta un saldo a favor de unos US$5000 millones. Agrega que la recesión jugará en línea “con una menor necesidad de importación”. Subraya que la cifra de superávit “excede lo coyuntural, es estructural. La recesión sería temporal, pero lo que se gane por la obra, no”.
Las posibilidades con el GNL
Julián Rojo, economista experto en energía de la Universidad de Buenos Aires y de la Di Tella, también entiende que “lo lógico” sería que este año haya un “leve superávit” en la balanza porque en la ecuación impactará la mayor exportación de petróleo aunque admite que hay que seguir de cerca la evolución de los precios. Reitera que la obra de reversión del gasoducto es “necesaria” porque con menos gas boliviano “el norte argentino puede tener algunos problemas” y añade que no se debe perder de vista que si el gas es reemplazado por electricidad, las centrales térmicas funcionan a gasoil, “por lo que se debería importar más”.
Todas las fuentes consultadas coinciden en que a las obras las deberían ejecutar los privados, pero a la vez reconocen que hasta que la macroeconomía argentina no esté estabilizada es “difícil” conseguir fondeo a largo plazo.
“El planteo de que deben volver las obras con el programa público-privado requiere de una economía ordenada. En la administración macrista la idea de los PPP fracasó porque la macro se desordenó en abril 2018 y eso marcó el certificado de defunción; no se pudo conseguir el financiamiento”, aporta Alejandro Einstoss, economista, consultor en Energía y Servicios Públicos e Integrante del Instituto Argentino de la Energía General Mosconi.
Señala que todo el escenario parece ordenado para que este año la energía de “buenas noticias”, tanto en producción como en exportación, en particular por el lado del petróleo: “Para que eso se concrete hay que ordenar la macroeconomía y hacer las obras en carpeta y las licitadas que se pusieron en duda”. Reitera que la reversión del gasoducto norte es “crítica” para abastecer el centro y norte del país, reemplazar las importaciones de Bolivia y también la llevada de barcos.
“Se necesitan definiciones -añade-. En mayo debería estar concluida la segunda parte del Néstor Kirchner, la que va desde Salliqueló y llega hasta San Jerónimo con la idea de exportar gas a Brasil. Son cuestiones que requieren de claridad”.
La Argentina hoy tiene el potencial concentrado en el petróleo ya que para GNL faltan obras de infraestructura. Para exportarlo no alcanza con producirlo, es necesaria la construcción de una planta de licuefacción; en el mundo hay unos 50 países que importan GNL y solo 20 que tienen una planta para exportarlo.
Einstoss sostiene que hoy el precio del GNL “no ayuda”. Para ser competitivo en boca de pozo debería costar unos US$2 cuando en el mercado interno se paga a US$3,80. “Se requiere de una ganancia de competitividad muy grande y es clave el costo de financiamiento -repasa- Todas las obras con financiamiento privado parece lejano. En Vaca Muerta se desarrolla fuerte en petróleo y ahí está la oportunidad, los privados la ven y expanden oleoductos de exportación; el GNL es una posibilidad pero se requiere de una macro mejor y de infraestructura”.
Rojo apunta que a medida que pasa el tiempo el escenario va cambiando por lo que hay que estar alertas para no perder más oportunidades. “El mundo al que se enfrenta la Argentina no es el mismo del de hace 15 años; la demanda de petróleo pico sería en 2030; China crece menos que hace unos años, lo hace al 4%. No hay mundo creciendo tanto y eso se refleja en los precios. Por la falta de infraestructura la ventana de exportación es más limitada; van surgiendo requisitos ambientales en la demanda. Por ejemplo, ya rigen para los biocombustibles por parte de la Unión Europea”, grafica.
A más largo plazo
El exsecretario de Energía de la Nación, Emilio Apud, enfatiza que para hablar de comercio exterior de la energía el horizonte debe ir más allá del 2024, pensarla al menos a 10 años: “El desafío es ser competitivo a nivel mundial; competitivos con gas natural y petróleo. No nos podemos quedar en la balanza de este año”.
Es menos optimista respecto de la balanza energética de este año; entiende que puede ser neutra porque “no se cumplieron los objetivos” del gasoducto Néstor Kirchner de “evacuar 40 millones de metros cúbicos al día; si no se hacen las obras complementarias y los compresores necesarios habrá que importar 30 millones metros cúbicos diarios y rezar para que el precio no sea alto”.
En ese contexto indica que se neutralizará la “bonanza” derivada de la exportación de crudo que, “gracias al esfuerzo de los privados”, tiene un saldo exportable alto. El consumo interno es de 550.000 barriles diarios y, sostiene Apud, se pueden producir 700.000 con “precio atractivo”. Además, describe que con la “ayuda” de la energía hídrica se puede liberar parte del gas que se requiere para las centrales térmicas. “Así la balanza comercial energética sería neutra”.
Con una mirada a una década, el experto plantea que el país debe suscribir a la tendencia mundial de que el CO2 es una causa antropogénica que acelera el calentamiento global. “Se aceptó como cierta en el mundo y hay normativas para desalentar el consumo de combustibles fósiles -dice-. La transición energética llevara entre 40 y 50 años; menos no puede ser. El mundo consume 14.000 millones de toneladas equivalentes de petróleo al día; el 80% del consumo energético es de fósiles”.
Para Apud ese es el período que tiene la Argentina para “colocar la mayor cantidad de producción de petróleo; después se acabará la era del petróleo porque se dejará de consumir”. Subraya que la Argentina tiene recursos más importantes que sus necesidades. En la cuenca neuquina, explica, quedan 537 millones de TCF (Vaca Muerta 308 millones TCF) y el país consume 1,9 millones por año. Quedarían -con un crecimiento anual del 3,4% de la demanda actual durante 40 años- US$1,2 billones bajo tierra sin valor. Vaca Muerta tiene el 38,4% del total, pero es el único yacimiento de shale en explotación comercial y ya aporta cerca del 50% del gas y petróleo que se produce en el país.
“Estamos obnubilados por el cortoplacismo y la crisis y no vemos cómo avanzar. Debe haber un esfuerzo mancomunado entre Relaciones Exteriores, Energía y Economía para aprovechar el tiempo que nos queda. Con una macro desordenada no se puede, pero ya no podemos soportar más dilaciones”, define.
El cierre del 2023
En todo 2023, la balanza de dólares de la energía fue negativa por US$ 47 millones. Pero, respecto al 2022 mejoró en US$4.312 millones. Al descomponer la variación el dato es que que el efecto precio generó un extra de US$ 153 millones y el efecto cantidades uno de US$ 4.312 millones.
En materia de precios, la caída hizo que por vía de las exportaciones se perdieran US$1753 millones y que por vía de las importaciones se ahorraran US$1906 millones. El saldo fue positivo en US$153 millones.
Respecto a las cantidades, las mayores exportaciones físicas aportaron US$1.122 millones, mientras que las menores importaciones permitieron ahorrar US$1.906 millones. De esta forma, el saldo mejoró en US$4159 millones. La suma del saldo de precios y del saldo de cantidades permite llegar a los US$4.312 millones, que representaron la mejora respecto al 2022.
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