Trazabilidad, el nuevo nombre de la transparencia en el mundo de los negocios
El blockchain garantiza la inviolabilidad de los datos y es un sistema cada vez más exigido en todo el mundo, no sólo para exportaciones sino para los mercados internos
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Entre las tendencias que profundizó la pandemia de coronavirus en comercio exterior se cuenta la mayor exigencia de trazabilidad que va de la mano con la digitalización. Los expertos coinciden en que garantizar la trazabilidad de los alimentos es de gran importancia para diversificar la canasta exportadora argentina. En este campo el blockchain permite la digitalización segura de trámites, desde el rastreo de cada paso de la producción a contratos inteligentes y manejo de inventarios. Desde el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) señalan que “reduce” la cantidad de intermediarios en la gestión del comercio exterior y vuelve las operaciones “más seguras y transparentes”.
Entre otros objetivos de un sistema de trazabilidad, en el caso de los alimentos, está el de garantizar la “seguridad alimentaria”, un aspecto cada vez más valorado por los consumidores de todo el mundo. Para poder hacer el rastreo en la cadena se requiere que participen todos los eslabones de la cadena, desde el productor a los distribuidores incluyendo a proveedores de insumos, transformadores e importadores.
Los expertos coinciden en que el consumidor está cada vez más demandante y está dispuesto, incluso, a pagar algo más por un producto con certificado de origen. La ventaja del blockchain es que es inmutable, ninguna de las partes puede alterar los datos y cada intervención queda documentada.
El blockchain podría eliminar uno de los problemas más importante de los productores: la falta de confianza de sus consumidores. El plus de esta tecnología es que es accesible incluso para los productores más pequeños; puede ser implementada con el uso de hasta teléfonos inteligentes. Sin embargo, existe una traba: la falta de confianza entre los actores del ecosistema. Esta traba impide que los participantes compartan información.
En el segmento industrial es una exigencia cada vez más extendida que, incluso, va en paralelo a la certificación de normas internacionales de calidad. Desde Infas, fábrica cordobesa de instrumentos de medición y equipos especiales para control de calidad de autopartes y que exporta México, Brasil, Chile, Portugal y España, Daniel Figueras subraya que, para la calidad del producto, es “casi imprescindible tenerla aunque no la exija el cliente; si hay un problema se tiene que retroceder para detectar la causa, sirve para autocontrol para que quien esté en ese proceso sepa que será auditado”.
Como ejemplo indica que tienen equipos para el control de discos de freno que venden a una de las empresas que es líder mundial: “Ellos tienen, por exigencia legal, la obligación de archivar todas las dimensiones de los discos que fabrican por diez años; el instrumental que les producimos nosotros debe garantizar que el dato que incluyen es confiable. Deben tener la trazabilidad de millones de discos de freno por una década por caso de accidente o reclamo”.
Figueras ratifica que sin un sistema de trazabilidad “desarrollado y maduro” no podrían ser proveedores de este tipo de empresas. Comenzaron a instrumentarlo al poco tiempo de haber certificado ISO en 1996 y, aporta, que cada operario que toman debe ser capacitado respecto de su “obligación” para con las normas de trazabilidad. “Es así desde el momento que entra, porque hay controles sobre el control”, resume.
La carne
En la Argentina la trazabilidad del ganado bovino es obligatoria y está regulado por normas del Ministerio de Agricultura y del Senasa. Sergio Rey, responsable de Promoción Externa en el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), explica que el sistema establece la identificación única y permanente de los animales a partir de la aplicación de una caravana que tiene impresa la Clave Única de Identificación Ganadera (CUIG),
“Este sistema es auditable y es reconocido por los terceros mercados a los cuales exporta la Argentina como un sistema totalmente confiable -agrega-. En su relación comercial, los exportadores e importadores pueden definir programas de información y/o de fidelización con sus clientes, los que forman parte de los acuerdos comerciales en el ámbito privado”.
A fines del año pasado la Unión Europea determinó que la Argentina tiene un sistema de control “confiable” para las exportaciones de carne bovina y ovina; la resolución fue después de una auditoría en la que se verificaron frigoríficos de Buenos Aires, Santa Fe y Santa Cruz autorizados para exportar. La conclusión fue que el sistema de control oficial está “bien diseñado y correctamente implementado” y proporciona una base adecuada para respaldar la “fiabilidad de las atestaciones contenidas en los certificados de exportación” al destino.
Desde DAT, importadora de carne en Colonia (Alemania) que distribuye a toda la Unión Europea, Si, la carne argentina la tiene, plantea que la trazabilidad es un requisito para ingresar a la región, sin ella no se obtienen las habilitaciones: “Es algo importante pero al tenerlas todos, no mejora el precio ni el posicionamiento. La exigencia corre hasta para productos de la misma Unión, para pasar de un país al otro”.
Avances
La empresa Trazalog nació en San Juan; desarrolló un sistema que mezcla trazabilidad con digitalización; da servicios a exportadoras de aceitunas, ajos y mosto y, fuera de esa área, avanza con un proyecto de trazabilidad de residuos y de cannabis para aceite de cannabis. Mauricio Pérez apunta que el “motor” que construyeron permite registrar todo el historial de un producto, cada una de las etapas, los insumos que se usaron, las personas que intervinieron, quiénes cosecharon, en qué camión se cargó, cada detalle de los segmentos de procesamiento y fraccionamiento, si hubo tiempo de depósito cuánto y dónde.
“Los mercados mundiales hoy requieren de trazabilidad para ingresar; es vital para no quedar afuera de las oportunidades que presentan”, dice. La clave de la digitalización es que da más seguridad que el proceso manual y, además, permite contar con los datos “mucho más velozmente”, con rastreo “aguas arriba y aguas abajo”.
En el caso de esta empresa, ofrece dos modalidades, una en la nube, que se paga mensualmente unos $25.000 e incluye las divisiones de almacenes y mantenimiento. “No somos vendedores de software sino soluciones con consultores expertos para instrumentarlo -describe Pérez-. La otra posibilidad es comprar el software solo, lo que es ideal para quienes no tienen conectividad, ya que se instalan en un servidor”. Esos proyectos cuestan entre US$20.000 y US$40.000
Agro Alium es una empresa familiar de una década de antigüedad, que exporta el 80% de su producción de ajos a Estados Unidos, Italia, España, Francia, Taiwan y Brasil…80% de la producción va afuera. Desde la firma, Lorena García plantea que Francia es uno de los países más exigentes: “Piden datos del lote de siembra, de qué tareas se hicieron, qué productos se les agregaron”. Señala que las prácticas exigidas coinciden con las que debieron instrumentar para certificar Global Gap (buenas prácticas agrícolas) para exportar.
Frente a ese contexto, comenzaron a digitalizar la trazabilidad que, hasta ahora, hacían manualmente. “Cumplir con esto no se refleja en mejores precios, pero sí tiene que ver con la seguridad alimentaria, con políticas de Estado”, sostiene García.
“Hoy no se puede vender a ningún mercado sin trazabilidad, es obligatorio. Nadie acepta acceder sin ese esquema -puntea Maximiliano Torres de MCA Mosto Concentrado-.Es un esquema que, además, permite identificar el problema y corregirlo; eso es posible solo a través de la trazabilidad”. MCA hace 12 años que aplicamos el esquema; exportan mosto en tambores a Japón, a la Unión Europea, a Estados Unidos y a Sudamérica.
Isola Asti -empresa dedicada a la elaboración de aceitunas en conserva- está en el rubro hace 15 años; con una capacidad instalada para elaborar 4 millones de kilos por año exporta el 90% de su producción a Brasil y Uruguay. Mauricio Merino indica que la trazabilidad es un requisito legal para los alimentos y está contemplada en el Código Alimentario argentino. Coincide en que aplicarlo no mejora los precios porque “no es opcional; no es un valor agregado respecto de la competencia”.
“La exigencia es la misma tanto en el mercado interno como en el externo -añade-, lo que sí es diferente afuera son los plazos. Se usa siempre cuando hay un inconveniente; por ejemplo, si es un reclamo, se abre una investigación para ver dónde ocurrió la falla y se hace un cambio o resarcimiento; si es devolución se activa un procedimiento. Un sistema trazable debe ser ágil”.
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