Tecnología: preocupa la escasez mundial de chips
Era un problema existente antes de la pandemia; se agravó por el auge de las compras de teléfonos y computadoras en tiempos de confinamiento
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Por la falta de un chip, la fábrica estaba perdida. El 18 de mayo Toyota se convirtió en el último fabricante automotriz que se vio forzado a interrumpir la producción en medio de una escasez global de micro chips, anunciando que suspendería el trabajo en dos de sus plantas en Japón. Otras firmas entre las que se incluyen Ford, General Motors y Jaguar Land Rover, también han tenido que enviar a sus trabajadores a casa.
Y los problemas no se limitan a la industria automotriz, ya que la escasez abarca todo tipo de chips, desde dispositivos caros de alta tecnología que son la base del funcionamiento de los celulares inteligentes y de centros de datos hasta los sensores y micro controladores simples que se han convertido en un commodity digital, diseminados por doquier, desde los autos hasta los lavarropas y que a menudo cuestan sólo unos pocos centavos cada uno. En las últimas semanas compañías entre las que se incluyen Foxconn, Nintendo y Samsung, han alertado por bajas de producción, que afectan a todo, desde los teléfonos inteligentes y las consolas de juegos hasta los televisores y los router de banda ancha hogareños.
Los gobiernos están preocupados. Estados Unidos convocó una cumbre en abril; hubo otra el 20 de mayo. El ministro de finanzas de Alemania le ha escrito al gobierno de Taiwán, donde tienen sede muchos fabricantes de chips, haciendo lobby para obtener prioridad para sus fabricantes de autos. Un informe de Gavekal Research, una consultora, publicado el 4 de mayo, dijo que la escasez pronto podría afectar el desempeño de las exportaciones en varias economías de Asia oriental. Pero hay poco que puedan hacer los ministros. La sequía de chips es resultado de la interacción entre la pandemia del covid-19 con una industria notoriamente proclive a los ciclos de alzas y bajas. Es probable que persista por meses si es que no años.
“Lo más importante [que hay que reconocer] -dice Malcolm Penn, que dirige Future Horizons, una consultora de la industria de los chips- es que las escaseces son parte natural de la industria”. Dice que la fabricación de chips es un buen ejemplo de lo que los economistas llaman un negocio con “ciclo de cerdo”, así apodado en referencia a las oscilaciones habituales entre sub y sobreoferta que se analizaron por primera vez en los mercados de cerdo de Estados Unidos en la década de 1920. Tal como sucede con los cerdos la provisión de chips no puede reaccionar rápidamente a los cambios de la demanda. Aún antes de la pandemia la capacidad estaba exigida, dice Penn, señalando que la inversión de los fabricantes de chips en equipo fabril ha permanecido por debajo de su promedio de largo plazo durante muchos años.
Así la pandemia llegó en el peor momento posible. Luego de una caída temprana, la demanda en varios segmentos entró en auge, dice Alan Priestley de Gartner, otra consultora. Consumidores en cuarentena compraron notebooks y otros aparatejos. Los operadores de la computación en la nube, que son grandes consumidores de chips de alta gama, corrieron a agregar servidores para responder a la oleada de trabajadores desde el hogar. La industria automotriz se vio particularmente afectada por la decisión de bajar los pedidos al comienzo de la pandemia. La demanda de autos desde entonces se ha recuperado. Pero lo complejo del proceso de producción significa que lleva tres a cuatro meses convertir una oblea de silicio en blanco en una hornada de chips utilizables. “Puedo cancelar mis pedidos en una tarde”, dice Penn. “Si quiero reactivarlos eso tarda meses y de todos modos esa capacidad estará ocupada atendiendo a otros clientes”.
El impacto de la pandemia a su vez, se ha hecho aún peor por problemas específicos de la industria. En marzo una planta de chips propiedad de Renesas, una firma japonesa, se incendió, lo que causó graves problemas a la industria automotriz. Mientras tanto algunos fabricantes de chips se enfrentan a sus propias escaseces. Muchas partes baratas se producen en fábricas más antiguas diseñadas para procesar obleas de silicio de 200 mm de diámetro, o aún más pequeñas. (En estos tiempos 300 mm es el estándar.) Los esfuerzos por aumentar la capacidad se ven trabados por el hecho de que son pocos los fabricantes de máquinas herramientas que aún producen unidades al viejo estilo, dice Priestley. Mientras tanto el mercado de segunda mano para herramientas que operan con 200 mm está completamente agotado.
Pero el ciclo de cerdo está volviendo a cambiar. La Taiwán Semiconductor Manufacturing Company, el mayor fabricante de chips por contrato, planea invertir US$ 30,000 millones en mayor capacidad tan sólo este año. Samsung Electronics e Intel, otros dos gigantes, han comprometido inversiones por US$ 28.000 millones y US$ 20.000 millones respectivamente; fabricantes de chips de segundo nivel también están aumentando la inversión. Eso traerá alivio a la economía en general, dice Priestley, pero no inmediatamente. El 14 de mayo Jim Whitehurst, el patrón de IBM, un fabricante de computadoras, dijo que la escasez podría durar dos años. Y, dice Penn, cuando termine eventualmente la sequía, los fabricantes de chips pueden encontrar que se enfrentan a un problema familiar, pero a mayor escala: una generosa inversión en capacidad en respuesta a las serias escaseces de hoy bien podría significar una considerable sobreoferta mañana.•