Se buscan socios estratégícos adecuados para incentivar el comercio y el desarrollo
La falta de acuerdos de la Argentina con el resto de los países del mundo lleva a un aislamiento regulatorio, sanitario y financiero que hay que subsanar
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Recientemente la Hinrich Foundation y el Centro de Competitividad Internacional de IMD han publicado su índice de comercio sustentable, analizando temas económicos, sociales y ambientales. La Argentina no está entre los países analizados, pero podemos ver cuales son los criterios utilizados.
Este índice mide la capacidad y disposición de un país para participar en el sistema de comercio global de forma tal que se logren objetivos de largo plazo de crecimiento económico, desarrollo social y protección ambiental. Su propósito es estimular el análisis de la relación entre el comercio internacional y la sostenibilidad.
Esta metodología tiene 70 indicadores y mide 30 países. El supuesto que las economías más ricas tienen un comercio más sustentable parece fundamentado. En los datos se observan cuatro casos que se alejan de lo esperado. Tanto Cambodia como Filipinas tienen mejores resultados en este índice que lo que pudiera esperarse por su PBI per cápita, al mismo tiempo que Rusia y Brunei tienen peores resultados. Es muy interesante que los resultados son muy claros hasta un nivel de aproximadamente U$S 50.000 de PBI per cápita, pero a partir de ese nivel la tendencia pareciera revertirse. Tengamos en cuenta el fenomenal potencial de crecimiento que representaría para la Argentina, dado nuestro PBI per cápita menor a $10.000.
Al contrario de esta oportunidad en el comercio internacional, la Argentina se cierra cada vez más, al dificultar las importaciones y exportaciones en un contexto de gran incertidumbre.
Adicionalmente, hay otras incertidumbres en el panorama mundial que no estamos viendo. Consumidos por la vorágine de resoluciones y cambios regulatorios, las empresas no pueden prepararse para los grandes cambios que ya se han producido en el mundo. El Gobierno no parece darse cuenta que es esencial tener una clara política de apertura económica, no sólo vendiendo más, sino definiendo con quien tenemos más relaciones.
Consumidos por la vorágine de resoluciones y cambios regulatorios, las empresas no pueden prepararse para los grandes cambios que ya se han producido en el mundo.
La falta de acuerdos de la Argentina con el resto del mundo nos aisla en temas regulatorios, sanitarios, y financieros. Sin embargo, esta ausencia pudiera ser parte de la palanca necesaria para crecer si hubiera un nuevo enfoque en el gobierno, si pudiéramos aprovechar para tomar las mejores experiencias y adaptarnos directamente a los estándares más apropiados, habiendo perdido o evitado las etapas intermedias. Un ejemplo puede ser la velocidad de adopción de los celulares en la Argentina, mucho mayor que en otros países, dado que no había estado bien desarrollada la telefonía de línea. Se trata de directamente saltar etapas o, como dicen en forma simpática algunos consultores, dar un salto de rana o “leap frog”, utilizando como guía los 70 indicadores del Índice de Hinrich
Esto es relevante ante un mundo que en forma inocente se intenta ver como bipolar (EEUU y China) o multipolar, incluyendo muchos otros países, como Rusia. Para nosotros posiblemente sea más importante Brasil. Cada país tiene su propia idiosincracia.
Justamente la Argentina debiera rápidamente acoplarse a quienes tienen lo que nos falta, para ayudarnos a dar ese salto. Necesitamos instituciones y transparencia y altos estándares de calidad, al mismo tiempo que necesitamos compradores. Por eso la opción de buscar tratos oscuros con quienes no son los que mejor respetan derechos humanos o tienen buenos sistemas jurídicos no es una ayuda. Justamente, necesitamos fortalecer nuestras débiles instituciones. Asociarnos con quienes tienen problemas similares o peores a los nuestros difícilmente sea una ayuda. También necesitamos inversiones para lo cual debemos dar credibilidad a nuestras políticas. Nuevamente, si nos asociamos a quienes buscan un beneficio de corto plazo que no es sostenible en el tiempo, estaremos perdiendo el tiempo y oportunidades.
Los principios constitucionales de independencia, autodeterminación, derechos humanos o solución pacífica de conflictos, deberían ser la base de la selección de socios y aliados. Asimismo, debiéramos tener claro cuales son sus necesidades. Si pensamos en integrarnos en cadenas de valor, en generar o participar de desarrollos tecnológicos y en incentivar a las empresas locales, debemos ver qué actividades podemos proveer. Las decisiones actuales de un tipo de cambio para cada actividad, para colmo transitorio, hacen muy difícil ese trabajo.
Un acuerdo Mercosur UE, o con China u otros bloques, debería considerar los cambios tecnológicos. Es posible que las economías mundiales hayan cambiado mucho no sólo por la velocidad y abaratamiento de los medios de comunicación sino por la necesidad de resiliencia ante shocks externos, como por ejjemplo el impacto en precios que tuvo la invasión rusa. Para ello, nuestra infraestructura debería orientarse a la reducción de costos de manera de ser más flexible, y todas nuestras instituciones a ser transparentes y responsables.ß
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