Se acerca el plazo para probar que los productos son libres de deforestación
A partir de 2025 entran en vigencia las nuevas demandas del mercado común por las cuales para exportar a ese destino hay que certificar que no se talaron árboles
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La larga y pesada negociación para lograr un acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea no llegó a buen puerto todavía, en parte por las nuevas reglas de la UE para proteger a los bosques. Un tema que preocupa a la UE es la tala de bosques en Brasil, una acción que podría dañar al ecosistema global, aseguran.
Tal como publicó LA NACION, la deforestación en la Amazonia cayó un 22,3% entre agosto de 2022 y julio de 2023, según el último balance anual realizado por el Instituto de Investigaciones Espaciales de Brasil (INPE). La mayor selva tropical del mundo, un ecosistema clave para mitigar el calentamiento global, perdió en ese periodo 9001 kilómetros cuadrados.
“Los bosques, que cubren el 31 % de la superficie terrestre, albergan la mayor parte de la biodiversidad terrestre y son esenciales para mitigar el cambio climático. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, nuestro planeta ha perdido unos 420 millones de hectáreas de bosque a causa de la deforestación en los últimos 30 años. El problema es especialmente acuciante en las regiones tropicales y subtropicales. Los últimos datos indican que la expansión agrícola es la responsable de casi el 90 % de la deforestación en todo el mundo”, se pudo leer en un comunicado de la Unión Europea en 2022.
Según resume KPMG, el 29 de junio de 2023 entró en vigencia el Reglamento Europeo Sobre Productos Libres de Deforestación (EUDR). A partir de 2025, la EUDR requerirá que cualquier compañía que desee comercializar en la Unión Europea productos como soja, ganado, cacao, café, aceite de palma, madera, caucho y todos sus derivados, pruebe que su procedencia es libre de deforestación. Los operadores deberán presentar una declaración de debida diligencia sobre los productos, que debe revisarse al menos una vez al año.
Se trata entonces de un proceso más dentro de la complejidad exportadora. La empresa que vende a esa comunidad económica tiene que certificar que el producto no procede de tierras deforestadas ni ha provocado degradación forestal, tampoco de bosques primarios irremplazables, después del 31 de diciembre de 2020, afirma la normaitiva de la UE. De esa fecha para atrás no habría problemas.
¿Cómo es el proceso? La Comisión clasificará a los países, o regiones, como de bajo, medio o alto riesgo mediante una evaluación en un plazo de dieciocho meses a partir de la entrada en vigor del reglamento. “Los productos procedentes de países de bajo riesgo estarán sujetos a un procedimiento simplificado de diligencia debida. La proporción de controles que se realizarán a los operadores dependerá del nivel de riesgo del país: 9% para los países de alto riesgo, 3% para los de riesgo medio y 1% para los de bajo riesgo”. Además, “las autoridades competentes de la UE tendrán acceso a la información pertinente facilitada por las empresas, como las coordenadas de geolocalización, y realizarán controles con ayuda de herramientas de seguimiento por satélite y análisis de ADN para comprobar de dónde proceden los productos”.
La sanciones en caso de que no se cumplan las reglas son duras, con una multa multa máxima de al menos el 4% del volumen de negocios anual total en la UE del operador o comerciante infractor.
La nueva ley fue aprobada por 552 votos a favor, 44 votos en contra y 43 abstenciones.
A nivel local
Por parte de la Argentina, recientemente, en el marco de La Rural, se realizó la XLVII Reunión Ordinaria del Consejo Agropecuario del Sur (CAS) donde se trató la implementación del Reglamento (UE) 2023/1115 de cadenas libres de deforestación. En una declaración conjunta para la UE los representantes expresaron su preocupación por “el impacto negativo que este reglamento pueda tener en el comercio internacional y manifestaron dudas en cuanto su compatibilidad con las obligaciones ante la Organización Mundial de Comercio”, dice la página oficial del Gobierno.
Desde el Instituto de Promoción de Carne Vacuna Argentina (Ipcva) expresaron la opinión de los empresarios: “la Argentina espera que este reglamento, siendo una medida unilateral y autónoma implementada por la UE, no afecte los flujos comerciales normales hacia dicho mercado y no se convierta en una barrera de acceso a partir de su plena implementación el 1° de enero de 2025″.
Aparte de esta suerte de protesta, se pusieron en marcha acciones para cumplir con la normativa. La Embajada de Argentina ante la Unión Europea en Bruselas organizó junto con Ipcva un evento en donde se lanzó “un sistema de certificación que garantizará que la carne vacuna exportada por Argentina cumpla con la nueva normativa de la Unión Europea (UE). En ese sentido, el Ipcva presentó un sistema de certificación que asegura la trazabilidad de la carne vacuna argentina, garantizando su origen libre de deforestación al estar integrado en la plataforma Visión Sectorial Gran Chaco (Visec), aplicada igualmente a la cadena de valor de la soja y alineada con el Reglamento (UE) 2023/1115″.
Esta es solo una de las gestiones que se está llevando a cabo para que el país pueda alinearse con las normativas de la Unión Europea. “La Argentina ya realizó una prueba piloto exitosa el 15 de mayo pasado, con un embarque de carne exportada a Alemania, demostrando la viabilidad del sistema y la capacidad de adaptación de la industria argentina a las nuevas exigencias internacionales”, señala Cancillería.
La realidad indica que gran parte de la producción ganadera argentina se realiza en extensos pastizales que no han requerido de la tala de árboles.
Según Cancillería, la plataforma Visec cuenta con el apoyo del Programa Al Invest Verde de la UE, “lo que refuerza la colaboración internacional para una producción agrícola más sostenible. Esta plataforma asegura la trazabilidad y certificación desde el origen hasta la exportación, utilizando tecnología georreferenciada y Blockchain para una mayor precisión y confiabilidad”.
La soja también juega en esta liga. Ya a fines de 2023 se logró exportar tres embarques a Europa de harina de soja georreferenciada que garantiza que el producto proviene de campos libres de deforestación.
Los sectores de la soja y de la carne ya realizaron, entonces, pruebas piloto para que no haya problemas a principios de 2025 para la ventas a Europa.
Mientras tanto, las discusiones sobre este tema están a flor de piel. Si esta normativa, unilateral por ahora, es o no una ingerencia en los asuntos internos de los países; si se trata, o no, de una barrera paraarancelaria; si es una manera elegante de trabar el acuerdo con el Mercosur; si se podría postergar el plazo o si es un ejemplo para lograr la sustentabilidad que necesita el planeta son temas que siguen se siguen debatiendo. En paralelo, se acerca fin de año y habrá que adaptarse. A partir de 2025, las reglas son otras.