Radiografía Comex: 2019, un año clave para las relaciones comerciales
Los cambios globales en los negocios internacionales hacen repensar al Mercosur como bloque; en tanto, la Argentina impulsa reformas para potenciar el sector con un programa destinado a promover las exportaciones de las pymes y agilizar trámites y procesos
El 2019 puede ser una bisagra en la historia del comercio exterior argentino, ya que podría cerrarse el capítulo iniciado treinta años atrás con el tratado fundacional del Mercosur. Si se confirma esa posibilidad, no solamente se verían afectadas las relaciones entre los países que lo componen, sino que se abriría una nueva etapa en la forma en que la Argentina se vincula con el resto del mundo.
Las primeras declaraciones del ministro de Economía brasileño, Paulo Guedes, cuando fuera nominado por el entonces presidente electo Jair Bolsonaro, tuvieron el efecto de un reloj despertador en todos los países miembros para quienes cuestionaban la marcha del proceso de integración.
El gabinete de Mauricio Macri no tenía previsto debatir una reformulación del Mercosur, pero al mismo tiempo es consciente de que la rigidez del bloque es uno de los factores que retrasan la firma del tratado de libre comercio con la Unión Europea (UE). Este acuerdo, que es uno de los principales objetivos de política exterior del gobierno argentino, fue presentado como un hecho consumado varias veces, pero el fin de la negociación sigue postergándose.
Por ello, una flexibilización del Mercosur podría seducir a la Casa Rosada, donde el desempeño de la política exterior se mide en buena parte por la cantidad de tratados comerciales que se suscriben. Sin embargo, el efecto inmediato para la economía argentina preocupa a los analistas.
"Si Brasil lo bajara a un estatus de zona de libre comercio, sería un desafío importante para la Argentina", advierte Andrés Traverso, jefe de comercio exterior de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), "ya que gran parte de nuestras exportaciones a ese país son productos con valor agregado, intensivos en mano de obra; darles libertad para que negocien libremente permitiría igualar los beneficios arancelarios y nuestros productos podrían llegar a perder competitividad".
Coincide en esa advertencia Héctor Bazque, director de la Licenciatura en Comercio Internacional de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ): "La firma de nuevos acuerdos bilaterales podría poner en desventaja a los productos nacionales respecto de los provenientes de países externos al esquema de integración".
La asunción del presidente Jair Bolsonaro en Brasil y sus posibles efectos en el bloque tiene a los demás países miembro expectantes
Por su parte, Félix Peña, director del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación ICBC, considera que la reforma del Mercosur debe priorizar su articulación con la Alianza del Pacífico, y sugiere que, "por razones políticas, lo conveniente será alcanzar tal objetivo sin que sea necesario reformar el Tratado de Asunción, lo que podría plantear dificultades internas en algunos de los países miembros; esto es factible si se logra el predominio de enfoques prácticos y no dogmáticos, especialmente sobre lo que debe ser una unión aduanera o una zona de libre comercio".
Enrique Mantilla, presidente de la Cámara de Exportadores de la República Argentina (CERA), considera que los fundamentos del Mercosur quedaron desactualizados frente a la transformación de la economía global: "Las ideas económicas, las relaciones internacionales y los actores sociales que ahora son las fuerzas detrás del proceso del Mercosur han sufrido distintas metamorfosis entre 1991 y 2018".
Peña coincide en que, contemplando los cambios que están operando en los últimos tiempos en el plano global y en el entorno latinoamericano, la actualización del Mercosur es una necesidad independientemente de lo que se propongan los gobiernos de turno. Y señala que el formato de los "acuerdos de alcance parcial" que ofrece la Aladi "es la herramienta necesaria para el desarrollo de una estrategia inteligente y pragmática de articulaciones productivas de alcance sectorial".
El presidente de la Cámara de Importadores de la República Argentina (CIRA), Rubén García, es aún más crítico del bloque: "Es una unión aduanera imperfecta, con dos aduanas, con mucha burocracia y camiones detenidos en la frontera; entiendo que nos hemos perdido negociaciones con otros países; Chile ha avanzado mucho y tiene claro lo que quiere, no tengo en claro qué es lo que queremos nosotros".
La Argentina no tenía en sus planes discutir una reformulación del bloque, pero tendría que contemplarlo
"Hay que sentarse y ver qué quieren los cuatro países; cambia la presidencia pero es todo para la tribuna", observa García. "Yo quiero que el sector privado pueda saber qué esperar del Mercosur, a corto, mediano y largo plazo, y que eso no cambie", añade.
En este contexto, nadie deposita mucha expectativa en la negociación con la UE. "No es un tratado para acelerarlo, sino para debatirlo en profundidad; al día de hoy lo veo con poca probabilidad de prosperar", comenta Miguel Zonnaras, presidente de la Federación de Cámaras de Comercio Exterior de la República Argentina (Fecacera).
"Personalmente, descreo de ese tratado, viene de hace mucho y no pasa nada, me preocupa más saber qué va a pasar con el Mercosur", manifiesta Rubén García.
"En los primeros días de enero nuestra cámara va a convocar a los más entendidos en el tema para tener una idea clara de qué quiere el sector privado, y estamos esperando un llamado de la Fiesp para saber qué piensan ellos, y qué significa lo que dijo Guedes", anticipa el presidente de la CIRA.
Panorama local
Si las negociaciones internacionales enfrentan estas incógnitas, las políticas nacionales ofrecen un panorama más favorable en 2019. La gestión Macri adoptó como un eje transversal la modernización del Estado y la simplificación de trámites en todas las áreas de gobierno, y en lo relativo al comercio exterior hay una motivación especial, ya que impacta en la mejora de la competitividad de la economía, al reducir costos y tiempos en las operaciones.
En ese sentido, todos los consultados ratifican la importancia de que el Gobierno intensifique sus esfuerzos en esta materia, y a la vez expresan que la expectativa está lejos de satisfacerse.
"Los mayores desafíos son eliminar drásticamente la inoperancia y la burocracia que tienen la logística y el comercio exterior, y volver a un comercio donde seamos competitivos", opina Rubén García, de CIRA. "Muchas empresas argentinas son competitivas si no fuera por toda la carga impositiva, logística y burocrática; todo lo que las fábricas hacen para tecnificarse se diluye en esa trama", añade.
"Creemos que los grandes desafíos son bajar la presión tributaria, y alivianar a las pymes el acceso a los mercados y a la línea de créditos", agrega el presidente del Centro de Despachantes de Aduana (CDA), Enrique Loizzo.
"Falta una política de Estado en relación a los impuestos", sentencia Gustavo Segré, socio de Centergroup; "podríamos tener una cuenta corriente para los exportadores entre lo que tienen que cobrar del Estado y lo que tienen que pagar".
En el plano operativo, ocupa un lugar destacado la Ventanilla Única de Comercio Exterior, puesta en marcha en los últimos días de 2018, pero que aún tiene que incorporar a su actor protagónico, la Aduana, lo que está previsto para abril.
"Su implementación definitiva sería muy fructífera para avanzar en la reducción de los costos vinculados a la operatoria del comercio exterior", comenta Bazque, de la UNQ.
Traverso, de la CAC, considera muy importante "los avances que se puedan hacer en la actualización de los sistemas aduaneros, teniendo en cuenta que el SIM es una herramienta de 25 años de antigüedad".
Otros referentes se muestran más escépticos, como García: "El camino al infierno está lleno de promesas; la VUCE en el mundo está funcionando pero en la Argentina no veo nada que me permita tener un panorama claro".
"Hablo con el director de la VUCE y es muy interesante, pero nos la vienen prometiendo desde 2016", recuerda; "hay cosas que necesito verlas para explicarlas a nuestros socios".
Por otro lado, Héctor Bazque señala que "el Gobierno trabaja en un nuevo Código Aduanero para 2019, y las expectativas parecen estar puestas principalmente en el enfoque de la demanda, más que en las necesidades de la oferta de productos; un ejemplo de ello será el sistema ‘puerta a puerta’".
Argentina Exporta
Así como en la gestión operativa del comercio exterior se espera una renovación fundacional, el gobierno de Mauricio Macri también pisó el acelerador en el ámbito de la promoción comercial, con el plan Argentina Exporta, lanzado públicamente en septiembre y que pretende articular a las empresas con potencial exportador con cámaras sectoriales e instituciones del Estado. En este punto también hay apoyo y demandas.
"Que el Presidente y sus ministros hayan participado de esa reunión hace que se le dé la importancia que amerita", dice Loizzo, del CDA; "y que el sector privado participe junto a ellos, te da la sensación de que se trata de una cuestión de Estado".
"El plan es la respuesta correcta y necesaria al desafío que enfrentamos y está en línea con nuestra propuesta de noviembre de 2015", opina Mantilla, de CERA.
"Su construcción llevará tiempo y, en muchos de sus ejes, la acción es compleja", advierte Mantilla; "los lineamientos del plan son correctos, pero además del deseo y la dirección, se necesita una dosis sustantiva de determinación en su implementación".
"Festejamos la iniciativa", adhiere Traverso, "pero estamos convencidos de que lo que se plantee deberá profundizar más una mirada estratégica a nivel productivo y federal".
"Una inserción inteligente sería la que nos permita el desarrollo de la economía en su conjunto en todas las regiones del país, con constancia", reclama en sentido similar Zonnaras, de Fecacera; "venderle al mundo lo mejor que hacemos con la mayor agregación de valor posible e importar aquello en lo que no somos competitivos o lo que le da dinamismo a nuestra economía".
El mayor desafío es eliminar drásticamente la inoperancia y la burocracia que tienen la logística y el comercio exterior para ganar competitividad
"El primer desafío es darle contenido", dice Segré; "las proyecciones y objetivos son muy buenos pero no me queda claro cómo lo van a hacer; otro desafío es que la Agencia le dé más énfasis a la gente técnica, se observa que son pocos los que tienen experiencia técnica o académica en comercio exterior".
"Que la Argentina exporte lo apoyamos y es lo que todos queremos, pero todavía faltan medidas que acompañen ese despegue", coincide Loizzo.
Más allá de estas iniciativas oficiales, algunos de los referentes del comercio exterior argentino manifiestan una inquietud más profunda: ¿se mantendrá esta orientación de la política después de 2019?
"Lo urgente en la Argentina es definir el largo plazo", sostiene Zonnaras, "tratando de hacer las reformas estructurales que necesitamos, para no tener comportamientos económicos cíclicos, lo que para el comercio exterior es fundamental". Por eso, considera que "el desafío es intentar que en un año electoral las decisiones en política económica no hagan frenar los avances ni dilatar lo pendiente".
Como dice Segré: "Sueño con ver una secretaria o secretario de comercio exterior que se quede si hace las cosas bien, aunque cambie el gobierno".
En definitiva, el cuestionamiento al proceso de integración que llega con el año 2019 revela la necesidad impostergable de que los actores del comercio exterior argentino conciban una nueva ingeniería de inserción internacional adecuada al escenario regional y global, pero sobre todo, una estrategia que tenga chances de trascender en el tiempo como política de Estado, tal como lo fue precisamente el Mercosur durante casi treinta años.
Cómo superar la marca de 2011: desafíos que se mantienen en el tiempo
"Si bien desde hace algunas semanas la balanza comercial comienza a ser positiva, el nivel de exportaciones e importaciones se encuentra por debajo de los valores de 2011", observa Héctor Bazque, director de la licenciatura en Comercio Internacional de la Universidad Nacional de Quilmes. "El saldo es el reflejo de la reducción de las compras al exterior más que del incremento de las ventas", dice.
"Todos queremos que las exportaciones crezcan, sin embargo, el problema parece ser más productivo que comercial", analiza Bazque. "Este pobre desempeño se da en un contexto donde el tipo de cambio real multilateral es el más competitivo en años: tenemos una estructura productiva todavía muy dependiente de insumos importados, en la que el incremento del tipo de cambio no solo hace más competitivo el precio de los productos argentinos en el exterior, sino también incrementa la estructura de costos por el lado de los componentes importados.
"El desafío es el mismo de siempre", resume el académico de la UNQ, "elevar las exportaciones con mayor valor agregado, vía industrialización, pero ahora con condicionantes internos muy elevados; en esta línea, el papel del conocimiento, la ciencia y la tecnología es central".
Por otro lado, algunos referentes del comercio exterior apuntan a las responsabilidades del sector privado.
"La Argentina tiene un gran desafío que es crear conciencia exportadora: no la tenemos", afirma Enrique Loizzo, presidente del Centro de Despachantes de Aduana. "Exportamos por necesidad cuando tenemos un buen tipo de cambio; hoy, para algunos, exportar es el saldo que tengo que no lo puedo colocar en el mercado interno".
"No hay conciencia en proyectar un porcentaje de tu producción total; hay que planificar estratégicamente", reclama Loizzo. "Preparo mi empresa, mi producto y mi recurso humano para el acceso a los mercados internacionales", ejemplifica.
"El desafío más importante de todos es romper el paradigma de que si no hay un dólar alto no se puede exportar", resume, por su parte, Gustavo Segré.
Los puntos de vista de los especialistas hacen énfasis en lo cíclico de la economía argentina y los desafíos que parecen eternizarse. Resta esperar los resultados de una estrategia que recién se gesta y que, acompañada de acciones concretas, puede cambiar la historia.