Qué se hizo y qué falta para terminar de normalizar las compras al exterior
Los actores del comercio internacional reconocen que hay una simplificación y desburocratización. Esperan el levantamiento del cepo y la unificación del tipo de cambio
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CÓRDOBA.- En materia de comercio exterior, en lo que va de la gestión del presidente Javier Milei, se registran diversos tipos de avances en lo que tiene que ver con las importaciones y que van desde desregulaciones a acortamiento de plazos de pago, pasando por la reducción de aranceles para 89 posiciones. Ese segmento fue uno de los más afectados en la gestión de Alberto Fernández ya que ante la falta de dólares, se extendieron los tiempos de acceso a divisas para pagarlas y se redujeron al mínimo las autorizaciones de ingresos.
Según datos del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe, los insumos importados representan entre el 50% y el 70% del valor exportado. “Existen sectores exportadores para los cuales el acceso a insumos importados resulta vital para su capacidad de acceder a los mercados internacionales. Aranceles a la importación elevados reducen su competitividad frente a empresas de otros países, reduciendo los beneficios de exportar, y por lo tanto desalentando estas ventas externas. La relevancia de los insumos importados es heterogénea entre sectores, con más peso en el de manufactura de origen industrial”, señala el economista de la institución Lian Allub.
Especialistas y consultoras estimaron que la deuda total por importaciones rondaba los US$50.000 millones en diciembre del 2023, de los que alrededor de la mitad era pagos atrasados. Al inicio de la gestión libertaria, el Banco Central emitió un bono, el Bopreal, para importadores de bienes y servicios con operaciones pendientes de pago. Así empezó un camino de normalización de la situación.
LA NACION, a partir de la consulta con distintos expertos, estableció los …. puntos más importantes relacionados con las importaciones en la actualidad, tanto los relacionados con cambios ya introducidos como aquellos en los que se esperan decisiones. Los participantes son Soledad Pérez Duhalde, economista de la consultora Abeceb; Diego Coatz, economista de la Unión Industrial Argentina (UIA); Fernando Furci, gerente de la Cámara de Importadores de la República Argentina (Cira); Gustavo Fadda, especialista en comercio internacional e integrante de la Red Softlanding World y Fernando Landa, presidente de la Cámara de Exportadores de la República Argentina.
Pérez Duhalde subraya que el país viene de un contexto macro que “impedía tomar decisiones de eficiencia económica. El proceso de facilitación y normalización de importaciones es más que bienvenido, aunque hay que tener en cuenta que no todas las empresas están en condiciones de competir de inmediato”. Plantea que algunas requerirán de un tiempo para adecuarse, a la vez que apunta que hay aspectos que todavía están pendientes para adecuar la estructura de costos, como lo son la logística y el esquema impositivo. “Los privados están mirando para adentro y mejorando su eficiencia operativa, pero hay cuestiones que están por fuera”, sintetiza.
Es claro que la Argentina para exportar más tiene que importar más. En general, la estimación es que por cada punto de crecimiento del PIB las importaciones aumentan entre dos y tres. Coatz repasa que 80% de lo que importa el país no se produce localmente y que, una parte importante de esa cuota, está integrada por bienes de capital. “Es en ese 20% restante donde se genera tensión”, admite y subraya que, en general, el problema del flujo de importaciones tiene “más que ver con la macro que con aspectos regulatorios”.
“Se está avanzando en la apertura, en la simplificación y en la modernización del comercio internacional -define Furci-. Son herramientas que hacen que los sectores productivos estén buscando nuevas importaciones para mejorar sus exportaciones. En la cámara tenemos consultas de la industria para bajar costos. Los empresarios saben que la competitividad no vendrá de la mano de una devaluación y un tema central es el desarrollo de proveedores externos; están en su búsqueda y desarrollo”.
Con la mirada que da el otro lado del mostrador, el de las exportaciones, Landa entiende que la normalización gradual de las importaciones de los bienes que se requieren para producir es, “obviamente positivo, pero se necesita más foco en la normalización de la operatoria de las exportaciones, como la normalización del pago de fletes, el recupero de IVA y los reembolsos, para que se incorporen Pymes exportadoras y se potencie la generación de empleo”.
1.Eliminación de las SIRAs
A las pocas semanas de asumir la actual gestión eliminó el Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA), instrumentado por Sergio Massa en octubre de 2022, que aunque era para dar “mayor transparencia” terminó generando más discrecionalidades en las autorizaciones. Fue reemplazado por un sistema de importaciones con un registro donde se informa, en carácter de declaración jurada y de forma anticipada, las destinaciones de importación para consumo.
El denominado Sistema Estadístico de Importaciones (Sedi) permite el análisis y seguimiento de datos estadísticos sobre importación de bienes, a fin de “normalizar y facilitar el comercio exterior”.
Fadda puntualiza que este paso se dio en el contexto del “desmantelamiento de la herencia recibida” por los libertarios que incluyó “tres cepos”. Precisó que el esquema de licencias -que fue cambiando en los últimos años- afectaba a gran parte del nomenclador. “Era un dique de contención importante a la hora de poder planificar; pasaban largos períodos sin respuesta o no se daban los motivos sobre porqué se rechazaba una presentación. Si bien intervenían todos los organismos, al final quedaba a criterio del parea de Producción y era muy arbitrario. Con el cambio se reemplazó por un sistema estadístico que está en consonancia a lo que establece la Organización Mundial de Comercio”.
Furci apunta que la abolición de las SIRAs era una “materia pendiente” desde hacía más de dos décadas y la decisión se alinea con la “simplificación y modernización” de los procesos de comercio exterior. “Se mejoran tiempos, se da previsibilidad, permite calcular mejor los costos y trabajar de manera más ordenada”, resume.
2. Desregulaciones
Después de eliminar las SIRAs en el Gobierno se adoptaron medidas adicionales como la supresión del registro en el Sistema de Capacidad Económica Financiera (CEF), de la Declaración Jurada de Composición de Producto (DJCP) y se flexibilizó el “canal rojo normativo” de la aduana, eliminando la obligación de que ciertos productos deban pasar por ese canal. Para Fadda las CEF y la DJCP constituía un “segundo cepo”.
Flexibilizar el canal rojo, según cálculos oficiales, redujo el despacho por contenedor en US$1.200 (2,5% del valor promedio de la mercadería despachada en una importación). Hubo eliminación para 36% de las operaciones de importación enviadas a ese canal, que representan un 7% del total de importaciones.
En las últimas semanas se sumaron a las desregulaciones la eliminación de los valores de referencia para exportación; el no uso de veedores externos en despachos de importación; la derogación de los “valores criterio” para importación y la eliminación del estampillado físico de la exAFIP para importaciones (se reemplaza por un estampillado digital).
En el caso de la estampilla, acreditaba que la mercadería entró legalmente y pagó los derechos que corresponden; alcanzaba a productos electrónicos -solo se mantendrá para teléfonos celulares porque se realiza con otra tecnología-, textiles, instrumentos musicales y juguetes, entre otros.
El uso de veedores externos que quedó eliminado implicaba que las cámaras empresariales locales podían participar como veedoras de los procesos de control aduanero de la mercadería que ingresó al canal rojo. Esa participación no implicaba poder vetar el ingreso y había entidades que no los enviaban.
Pérez Duhalde plantea que la desregulación permite disminuir “costos ocultos” a la vez que señala que en el proceso hay que estar atentos a que se sigan los controles derivados de algunas normativas que impiden el dumping o que le proporcionan información de trazabilidad a los consumidores.
La supresión de los valores criterio de importación que rigieron durante años implica una baja de costos para importadores y avanza en la “desaduanización”. Ahora las mercaderías ingresan bajo un sistema de selectividad general, eliminando la exigencia de garantías precautorias.
Landa y Furci coinciden en incluir en este capítulo la mejora de los regímenes de importaciones temporarias y el repo stock (permite al usuario importar mercaderías para consumo destinadas a la reposición de aquellas que, habiendo sido previamente importadas y sometidas a un proceso de perfeccionamiento industrial, hayan sido posteriormente exportadas para consumo).
El repo stock, dice Landa, es “clave porque implica el no pago de derechos por importar un insumo de lo que después se exportará. La facilitación de la importación hace más razonable y favorece el nivel de actividad”. Furci espera que se vayan sumando otras iniciativas de facilitación del comercio alineadas con la Organización Mundial de Aduanas
3.Reducción de plazos de pagos
El Gobierno viene acortando los plazos de acceso al mercado de cambios (MLC) para el pago de importaciones. El último paso que dio fue que aquellos bienes que tenían plazos de pago de hasta 60 días se pueden cancelar a los 30 desde el registro de ingreso aduanero. Con esa medida se unificaron los plazos para todos los bienes de la economía e iguala también los plazos de pago para todas las empresas sin importar su tamaño.
Coatz sostiene que encarar la normalización del pago de importaciones es un factor positivo. Apunta que el “efecto sequía” del 2023 se trasladó al sector privado: “Esos US$20.000 millones menos complicaron más los números y la deuda se fue acumulando, no se pagaba. El proceso se fue normalizando con costo mayor porque el Bopreal implicó mayores costos -añade-. No se rompió ningún contrato. El camino de la normalización del giro a los proveedores es positivo para todo el sistema”.
Furci enmarca estas medidas en las políticas para “terminar de romper con las ineficiencias y desventajas”. Admite que todavía se espera la “solución final” pero “se vienen dando pasos en el desarme del cepo en comercio exterior. Es una señal de que está firme la decisión de salir, se están esperando las condiciones”.
Una “mejora notable y notoria” en el acceso a divisas para poder pagar las compras, define Fadda, quien repasa que se viene “dejando atrás” un esquema en el que se establecía “a qué precio importar, a qué precio exportar, cupos, cuotas. Todo eso combinado con el control de cambios, que solo tuvo otra característica en unos años de (Mauricio) Macri cuando hubo flotación administrada”.
El especialista señala que aunque todavía no hay acceso anticipado al MUC se mejoró “ostensiblemente”. “La subsistencia del cepo -puntualiza- y desvela a los importadores porque hay condiciones de compra que son de contado o con pago anticipado”.
4.Apertura de importaciones
En una política de “apertura” comercial el Gobierno redujo las alícuotas para los aranceles de 89 productos “que encarecían los precios de bienes utilizados de manera extendida en la economía”. La medida incluye a neumáticos para autos y motos, plásticos, pequeños electrodomésticos y artículos de uso doméstico.
En mayo ya se habían reducido los aranceles de heladeras y lavarropas (del 35% al 20%) y de los principales insumos plásticos (del 12,6% al 6%). También hubo baja para fertilizantes, que ahora tienen un arancel del 0%, incluyendo a la urea, el nitrato de amonio y la mezcla de ambos, que tenían un arancel de importación del 5,4%, 6% y 3,6% respectivamente.
Los herbicidas, cuyos aranceles para la importación de aquellos a base de glifosato, atrazina y 2-4D pasaron del 35% al 12,6%. Mientras que la atrazina primaria descendió del 24% al 10,8% y los herbicidas a base de 2-4D en sal bajaron del 35% al 12,6%.
En abril, cuando los precios de los alimentos subían, se facilitó su importación, a la vez que se acortaron plazos de pago y se otorgaron beneficios impositivos.
“La industria pide que algunas herramientas se usen de manera eficiente, ágil, para evitar competencia desleal y que daña el tejido productivo -detalla Coatz-. El industrial necesita importar, por supuesto, pero también hay que tener en cuenta los sobrecostos que afronta; el peso tributario, los costos logísticos. Enfrenta aspectos en los otros países que tienen mejores condiciones. Por eso la UIA enfatiza en la necesidad de poner en marcha una agenda de competitividad para igualar la cancha”.
Pérez Duhalde también sostiene que así como los privados tienen que trabajar puertas adentro de las empresas, hay temas que las exceden: “Falta avanzar en una reforma impositiva, en bajar los costos logísticos. Del precio de un auto el 56% es impuesto, ese es un ejemplo claro”.
5. Tipo de cambio
La unificación del tipo de cambio es un reclamo transversal de todos los actores del comercio internacional. En el caso de los importadores, cuando en setiembre Economía oficializó la rebaja de diez puntos porcentuales de la alícuota del impuesto PAIS (pasó del 17,5% al 7,5%), hubo un impacto directo en el valor de las divisas que utilizan. El ministro Luis Caputo ha ratificado que ese fue el primer escalón hacia su desaparición.
Coatz reconoce que el tipo de cambio es un tema “central; clave. Exportar va de la mano de importar, y es la vía para generar más divisas, aumentar el consumo y las inversiones”. Furcci insiste en que un tipo de cambio único es esperado por todos los sectores, además de que tienen expectativas también en “empezar a discutir mejor integración intra Mercosur y fuera del bloque. La Argentina dramáticamente necesita establecer líneas comerciales con otros países para tener nuevos mercados y para que otros vengan a competir”.
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