Qué le piden los industriales de Brasil y la Argentina al Mercosur
Los representantes de ambos países se manifestaron en contra de la reducción del arancel externo común y también expresaron la necesidad de mantenerse unidos para negociar con terceros países
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Los industriales brasileños y argentinos también “siembran”. Siembran opiniones, posiciones e ideas sobre cuestiones relevantes para la relación bilateral y el Mercosur. Lo hacen por ejemplo a través de Cembrar. Es la sigla del Consejo Empresario Brasileño Argentino creado en septiembre 2016.
Cembrar se reunió este mes de junio respondiendo a su objetivo de ser un ámbito institucional para articular las tareas de interés común del empresariado industrial de los dos países y, a la vez, para “hacer realidad un accionar conjunto frente a nuestros respectivos gobiernos y contribuir a la vinculación bilateral a lo largo del tiempo” (ver la declaración conjunta de la reunión empresaria binacional de este 10 de junio). Asimismo, semanas antes, los empresarios industriales de los cuatro países del Mercosur también se habían reunido en el ámbito del Consejo Industrial del Mercosur.
En la mencionada reunión de Cembrar, los empresarios de los dos países comenzaron constatando que, frente a los efectos adversos de la pandemia del Covid-19 y al panorama de incertidumbre que se ha generado, “la cooperación bilateral debe ser una prioridad”. Ante esa realidad, se comprometieron a desarrollar acciones “para fortalecer la relación comercial bilateral y desarrollar el proceso de integración del Mercosur en el futuro”.
Las acciones que se proponen realizar juntos abarcan dos campos prioritarios: el de las relaciones comerciales entre los dos países y el del desarrollo del Mercosur. En el campo de las relaciones comerciales entre los dos países, se enuncian cuestiones vinculadas a facilitación de comercio, cooperación regulatoria, y documentos electrónicos para procesos de comercio exterior.
A su vez, en lo relacionado con el campo del Mercosur, cabe resaltar en esta nota el acuerdo de los industriales de los dos países con respecto a las cuestiones que en la actualidad tienen un mayor impacto en la región y en las relaciones comerciales con terceros países. Tales cuestiones se refieren a las iniciativas que se han adelantado y que implicarían, de concretarse, lograr el objetivo de reducir el arancel externo común y, asimismo, el de la denominada “flexibilización” en las negociaciones comerciales con otros países, especialmente en el sentido que países miembros puedan negociar individualmente acuerdos bilaterales de libre comercio con terceros países. Una tercera cuestión se refirió a otro tema importante: la efectiva entrada en vigencia de acuerdos ya adoptados por el Mercosur, tales como el Protocolo de Contrataciones Gubernamentales, el Acuerdo de Facilitación del Comercio, y el Acuerdo de Comercio Electrónico.
Con respecto a la reducción del arancel externo común, se reafirmó lo ya señalado en la reciente reunión del Consejo Industrial del Mercosur (CIM), en el sentido que “desde el sector privado industrial consideramos inoportuno plantear su reducción unilateral en una coyuntura global tan compleja e incierta, que genera además la dificultad de medir su impacto competitivo para la actividad productiva de la región, frente a la inminente competencia desleal de excedentes de la producción mundial de bienes en condiciones no competitivas”.
No es el momento
Los industriales de los dos países dan su opinión en base a realistas criterios de oportunidad y sin invocar argumentos a los que pudieran atribuírsele connotaciones ideológicas o teóricas. Concretamente lo que dicen es algo así como que no es el momento para hacer una liberación unilateral.
Y con respecto a las negociaciones comerciales con terceros países, se reafirma como fundamental “la obligación de actuar en forma conjunta, como bloque a fin de preservar y potenciar la capacidad negociadora de nuestra región”.
Se agrega que para atender cuestiones de interés de un país miembro en la negociación de acuerdos comerciales con otros, “se pueden implementar modalidades diferenciales en los derechos y obligaciones que los mismos asumen, tal como se ha hecho en algunos acuerdos comerciales del Mercosur negociados hasta el momento”.
Más que cerrar puertas en las estrategias negociadoras, lo que los empresarios están “sembrando” es una idea compartida: la necesidad de llevar adelante posiciones conjuntas, que se adapten a requerimientos de un momento internacional complejo e imprevisible, aplicando enfoques y fórmulas flexibles basados en experiencias concretas que ya fueron puestas en práctica en acuerdos negociados por el Mercosur con terceros países.
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