Qué consecuencias para la producción traen los problemas para importar productos
Las medidas que impiden la entrada de insumos del exterior llevan a que se resienta la exportación, ya que varios de los componentes de la industria provienen del exterior
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Córdoba.- Tita Merello hoy cantaría “¿dónde hay un dólar, viejo Gómez? Los han limpiao con piedra pómez”. Las restricciones de divisas de la Argentina ya impactan de lleno en las importaciones; en los últimos meses -coinciden distintas fuentes- se alargaron los plazos de autorizaciones para los ítems de licencias no automáticas. Una descripción rápida incluye faltantes de neumáticos, placas de memoria ram, embragues, canilleras de hockey, centralinas (el “cerebro” de motores), envases de vidrio, pelotas de tenis y telas. Los problemas resienten la producción, reposición y las posibilidades de elección del consumidor.
Para un punto de crecimiento del Producto Bruto Industrial se requieren US$3000 millones más de importaciones. El economista Bernardo Kosacoff, profesor de la Universidad de Buenos Aires y de la Universidad Di Tella, siempre explica que “la elasticidad entre ambos valores creció en las últimas décadas”. Es obvio, entonces, que cualquier reactivación genera una mayor demanda de divisas.
A esta situación se le agrega la internacional del aumento del costo de containers (hasta cuatro veces en 18 meses) y la escasez de fletes, lo que complejiza aún más la ecuación del comercio internacional. Al no entrar importaciones no hay reposición de contenedores -ya escasos- para exportar. Además, la combinación de problemas incluye el riesgo de que haya un traslado a precios con el consecuente impacto en el bolsillo de los consumidores.
La combinación de problemas incluye el riesgo de que haya un traslado a precios con el consecuente impacto en el bolsillo de los consumidores
Desde el Ministerio de Desarrollo Productivo coinciden en que la crisis logística internacional está generando demoras en la importación de insumos (fundamentalmente provenientes del Este asiático) y genera “cuellos de botella que están limitando la reactivación de la producción”.
La importación de insumos y partes y piezas de bienes de capital se incrementó 60% entre enero y agosto respecto a 2020 según el Indec. Las importaciones en general aumentaron, respecto a 2019, 16,27%; pasaron de US$ 34.460 millones a US$ 40.068 millones.
Fernando Furci, gerente general de la Cámara de Importadores de la República Argentina (Cira) apunta que hace dos años la incertidumbre política determinó que los empresarios “consumieran stock; hoy los niveles de stock están tan bajos que hay sectores que antes no reclamaban y que empezaron a pedir. Faltan ideas para encarar la escasez de dólares”.
Respecto del 20% de las importaciones que son producto de consumo, en la mayoría de los casos de alto valor, señala hay ítems cuyas entradas se fueron cerrando “muy de a poco, hasta ser completas”.
Lucas Navarro, director del Instituto de Estudios Económicos de la Bolsa de Comercio de Córdoba, grafica que el 82% de las importaciones argentinas son insumos y bienes de capital: “La Argentina no es autosuficiente para producir, como no lo es ningún país; su inserción en las cadenas de valor del mundo es bastante marginal; América latina en general está rezagada, salvo México. Importar sirve porque agrega valor a las exportaciones”.
Según datos de la OCDE, la Argentina está en los últimos puestos entre 64 países por el contenido de importaciones en exportaciones; 7% contra 32% México. Los otros de menos contenido son Colombia, 11,6%; Brasil, 12,6% y Chile, 15,1%.
Navarro ratifica que el problema de fondo es la pérdida de reservas del Banco Central (hasta el 21 de este mes vendió US$ 700 millones) y una presión creciente sobre la brecha cambiaria que crece: “Empieza a haber un agotamiento en el uso de las mismas herramientas de siempre para salir de la situación que está peor que la del 2013. Es necesario empezar por un cambio en el diagnóstico; las condiciones se deterioran cada vez más y tratar de unir todos los cables cortados no es posible de una vez; el orden de prioridades es fundamental”.
Repuestos, neumáticos
El ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, acordó con las automotrices -individualmente- de la Asociación de Fabricantes de Automotores (Adefa) un cupo de divisas para todo este año para la importación de vehículos y autopartes, pero las empresas advierten que hay demoras y que ya las proyecciones de ventas se redujeron en 20.000 unidades. Hay playas de las empresas con autos esperando terminarse porque faltan partes como frenos y centralinas; la expectativa es que se vayan resolviendo los problemas en las próximas semanas.
Desde la cartera de Kulfas, adjudican los problemas con autopartes a la crisis mundial de semiconductores (chips necesarios para construir, entre otras cosas, los circuitos electrónicos de los coches) y demora en los fletes internacionales.
Desde la Cámara de Empresarios de Repuestos Automotor y Afines de Córdoba, su vicepresidente José Giordano indica que en los últimos meses se alargaron los plazos de ingreso de productos con licencia no automática que ya venían desde 2019.
“La explicación es que se fabrican en el país, pero en algunos casos o no son de calidad óptima o el volumen no alcanzan a cubrir las necesidades del mercado”, dice y añade que esos faltantes fomentan las operaciones “en negro”, el desarme de unidades robadas. Neumáticos, embragues y partes de motor y de carrocería son los ejemplos que aporta.
Los problemas con los neumáticos vienen planteándose desde hace meses y, desde Fate -la única empresa nacional que los produce en el país junto a Firestone y Pirelli- y el Ministerio de la Producción vienen rechazando las críticas en ese sentido.
Reynaldo Postacchini, presidente de la Asociación de Fábricas y Distribuidores Argentinos de Tractores, ratifica que en el país no se producen neumáticos de determinadas medidas y que las autorizaciones de importación son inciertas. “No se dice cuántos podrán entrar, va autorizando a medida que hay dólares y, al no saber con seguridad, los fabricantes dejan nuestras demandas para lo último. Es un proceso que viene desde hace tiempo”, advierte.
El vicepresidente de la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas, José Arata, insiste con el mismo planteo y añade que ante la escasez “se piden precios muy por encima de los reales; en vez de a $70.000 se venden a $100.000. Entran muy de a poco; hemos advertido del tema a las autoridades porque el correlato es más inseguridad vial y más costos”.
Arreglos y producción
Furci enfatiza que es “urgente” articular políticas públicas para que desde el Gobierno indiquen a los empresarios qué se hará para tener dólares. “Todos somos importadores, todos hacemos comercio exterior; las compañías más grandes por sí mismas, las más pequeñas a través de importadores -sostiene-. Lo que pasa complejiza la toma de decisiones, no habrá más producción sin importaciones”.
Leandro Caminos se dedica al arreglo de computadoras, otra actividad en la que hay discontinuidad en la disponibilidad de partes; esa realidad no se nota -por ahora- en teléfonos móviles. “No se puede armar una PC, porque si hay una cosa no está la otra; faltan memorias RAM, placas; pantallas hay estándares, no de los modelos más sofisticados”.
“Existen problemas puntuales en algunos rubros por problemas de abastecimiento o de logística internacional, por caso las placas para PCs, donde hay cuellos de botella internacionales; en memorias RAM las que antes tardaban seis meses en ser ensamblados para la venta hoy llegan a superar los 12 meses”, describen desde Desarrollo Productivo.
El presidente de la Cámara de Comercio Exterior de Córdoba, Miguel Zonaras, reitera que no ser “generadores de dólares en suficiencia” es lo que termina generando los problemas. “El Gobierno tiene muy en claro las prioridades, tiene una mirada alentadora sobre el agregado de valor y sabe que la reactivación viene de la mano de más importaciones”, añade y plantea que hay que “luchar para tener una balanza superavitaria sino existirán siempre las restricciones”.
Textiles, deportes
Sportcom, con sede en Córdoba, es uno de los principales distribuidores de artículos deportivos del país; recibieron la última autorización para importar pelotas de tenis hace casi un año. Por año, distribuyen entre 150.000l y 200.000 tubos. No es el único faltante, tampoco hay autorizaciones para pelotas de fútbol, canilleras, guantes de fitness y palos de hockey.
Para la industria textil, según la Fundación Pro Tejer “se puede importar todo lo que se quiere”. Luciano Galfione, secretario de la entidad, señala que hay más ingresos que en 2019 y que no hay faltantes de insumos para los distintos eslabones de la cadena y adjudica buena parte de las demoras a los “inconvenientes generados” por la pandemia en el mundo.
“Al haber una administración más inteligente del comercio exterior es cierto que puede haber demoras para determinados productos terminados, especialmente -añade-. Tiene que ver con que a los importadores les falta entregar la información que la Secretaría pide; no es muy distinto a lo que ocurre en otros lugares del mundo. Cuando queremos hacer exportaciones nos pasa y peor, porque nos ponen exigencias técnicas. La Argentina no está pidiendo nada que no pide el mundo; ahora se están haciendo cumplir cosas que antes no. La reglamentación no cambió”.
A criterio de Furci, los empresarios no reciben respuestas sobre sus planteos y el manejo de las autorizaciones es “discrecional” porque las autoridades “administran escasez”. “Ninguno quiere que se fundan empresas o cierren comercios, pero las decisiones rozan la subjetividad porque se trata de mantener a toda la rueda andando y es realmente dificultoso”, resume.
El problema de los envases
La falta de envases de vidrio lleva meses y, durante todo este tiempo, productores de conservas y bodegueros vienen pidiendo soluciones ya que hay operaciones frenadas. En la Argentina hay tres empresas que producen botellas (dos son pymes, una en Mendoza y otra en Rosario); la más importante es Rigolleau SA.
“La situación de faltantes de botellas complica la producción vitivinícola y puede impactar negativamente en precios del vino por acumulación de stocks”, fue el planteo en redes sociales del ministro de Economía de Mendoza, Enrique Vaquié.
Le envió una nota al nuevo ministro de Agricultura, Julián Domínguez, para avanzar en soluciones. Pidió agilizar la habilitación de los permisos para importar botellas desde países extra o intra zona Mercosur; reducir a cero las alícuotas a los aranceles y la tasa estadística para las importaciones de envases de vidrio provenientes de países extra zona Mercosur y analizar la posibilidad de subsidiar el costo de las importaciones extra zona.
Para el Ministro es “urgente” instrumentar estas medidas que, a su entender, se justifican temporalmente hasta que se normalice la provisión de envases de vidrio por parte de la industria nacional.
Fuentes de Desarrollo Productivo subrayan que la importación de envases se hace por Licencia Automática (LA), con lo cual no es necesaria ninguna autorización para importar.
Mario Bustos Carra, gerente de la Cámara de Comercio Exterior de Cuyo y tesorero de la Federación Olivícola, enfatiza que cada vez es más notable la falta de stock y ya se registran inconvenientes en la producción: “Es un insumo básico; las alimenticias están sufriendo el mismo problema; no hay respuestas concretas a las presentaciones y a los reclamos constantes”.
Por supuesto, adjudica a la falta de dólares del país las demoras en llegar a una salida. Para las bodegas o productoras de conservas más chicos el inconveniente es mayor; hay experiencias de asociaciones para la compra pero en las últimas semanas las demoras son más importantes y ya no consiguen oferta. Hace más de un año que arrastran la escasez.
El reemplazo del vidrio no es fácil, podría ser por PET o plástico pero involucra adaptación de la línea de producción, modificar el hábito del consumidor y afectación del precio. “Los envases no están y hasta los gobiernos provinciales que compraron y vendieron a las empresas más chicas ya no lo pueden hacer; se agrega un problema al esfuerzo de la actividad privada para tratar de producir”, sintetiza.
En el caso del plástico, sector en el que entre 45% y 50% de la materia prima es importada de Brasil, Colombia y Medio Oriente, el titular de la cámara Germán Aron asegura que “no hay complicaciones”; operan con licencias automáticas.
Daniel Funes de Rioja, presidente de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal), insiste con que la falta de contenedores tanto para importaciones como exportaciones es un tema “crucial” que se añade al de restricciones de determinados ingresos que ya se plantearon y para los que se están “esperando” respuestas.
“Todavía, de ninguna manera, desde el sector industrial podemos decir que hay una demora que pueda impactar o paralizar actividades, producción o generar problemas de abastecimiento en el mercado interno. Estamos siguiendo el tema de cerca e informando a las autoridades en el caso de urgencias”, agregó.
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