Puerta a puerta: los cambios en un régimen con dos modalidades diferentes
El auge y el crecimiento del e-commerce representa hoy unos 140.000 millones de compras transfronterizas; en la Argentina, el 80% de las compras internacionales por este medio no superan los US$20 cada una
Con el impresionante crecimiento del e-commerce y el avance de la tecnología, el "camine señora" de la recordada Lita de Lázzari mutó en nuestros días al "naveguen señores". Es que las diferencias de precios que se consiguen buscando en la web es considerable. Una Play Station 4 con disco de 500GB se consigue en e-bay desde aproximadamente US$250 con un juego (serían cerca de $15.000 considerando el tributo de aduana), 40% más barata de lo que se consigue en la Argentina. Un teléfono Samsung S9 se consigue 35% más barato, unas zapatillas de básquet Nike Air Max, 40% más económicas, y la lista sigue.
Nuestro país tiene una de las economías más cerradas del mundo si consideramos importaciones y exportaciones en relación a su PBI. Además, las exportaciones argentinas son las de menor crecimiento en Sudamérica, después de Venezuela. En relación con el e-commerce, presenta algunas ineficiencias que encarecen los productos extranjeros, especialmente los tecnológicos que no produce: subsistencia del alcance de algunos de los mismos por Impuestos Internos (que deberían gravar a bienes suntuarios), aranceles de importación para productos tecnológicos (cuando otros países -como Chile- poseen acuerdos de libre comercio con los principales jugadores del mundo en materia tecnológica).
En este sentido, la Argentina emprende un lento camino de apertura que ha llevado a una revisión completa del "puerta a puerta", asumiendo características más libres, incluso a las vigentes antes del recordado cepo y el dólar tarjeta, implementados en 2012. Permítanme hacer una distinción dentro de lo que el común de la gente denomina "puerta a puerta". Es un régimen con dos modalidades diferentes, con características distintas que hasta algunos especialistas confunden, y en todos los casos involucra compras hechas por particulares –no empresas–, ya que ambos sistemas (postal y courier) son plataformas utilizadas por estas últimas bajo lo que se conoce como régimen general de importación o exportación.
Puerta a puerta en los envíos postales
Recientemente reglamentado por Decreto PEN 221/19 y RG AFIP 4447/19, se trata de un régimen que usa como base la red internacional de correos oficiales, conocida como Unión Postal Universal, organismo dentro de Naciones Unidas creado en 1874 con sede en Berna, Suiza. Bajo este régimen, cuando uno hace una compra por internet, el vendedor despacha el producto por su correo oficial (por ejemplo, China Post en China, o USPS en los Estados Unidos, Correios en Brasil), y al llegar a nuestro país lo toma Correo Argentino para su entrega. Es un servicio más lento que el de los correos privados, y ofrece un envío un poco más rápido que se denomina EMS (Express Mail Service). Permite recibir o despachar hasta 20 kilogramos (44 libras) en la Argentina (esto varía en otros países). A partir de las recientes modificaciones, no es necesario poseer la clave fiscal de la AFIP para hacer estas compras y el tributo aduanero y la tasa de servicio y almacenaje del correo se abona directamente en una web separada (www.epago.correoargentino.com.ar, donde uno se loguea con un correo electrónico).
El límite por compra al exterior es de US$3000 (antes era de US$999), siempre que lo que traigamos no tenga para la Aduana finalidad comercial, y se goza de una franquicia de US$50 por persona y compra durante los doce primeros envíos del año (antes US$25 solo en el primero), límite a partir del cual los envíos no están prohibidos pero tributan el 50% del tributo único en Aduana. Una vez realizado el pago, los envíos son despachados directamente al domicilio del comprador, salvo que la Aduana indique en sistema la entrega presencial (por ejemplo, ante sospecha de narcotráfico). Los libros y publicaciones se despachan a domicilio directamente (y previo control aduanero) sin necesidad de declaración alguna.
Puerta a puerta por courier
Esta modalidad está reglamentada por la reciente RG AFIP 4450/19. Si usted no sabe qué es un courier, tenga presente la película "El Náufrago", a mi parecer, el comercial más largo de la historia. Chuck Noland, un empleado de una empresa de correo privada internacional (un courier), después de naufragar y salvar su vida, termina entregando el paquete a su destinatario. Eso es un courier: seguridad en la entrega, flota propia de aviones, celeridad, logística fina, etc. Hay varias empresas famosas en el rubro: DHL, Fedex, TNT, UPS, por ejemplo. Los couriers permiten hasta 50 kilos por envío (nuevamente, esto puede variar según el país). El monto admitido es de FOB US$3000 en importación y de US$3000 en exportación desde la reciente RG AFIP 4450/19 (límite que se podrá superar en caso de varios destinatarios cuando cada envío no supere los US$1000), y no deberá tener finalidad comercial. A diferencia de los envíos postales, acá si hay un límite anual de cinco compras al año por persona y el comprador debe acceder a la web de la AFIP con clave fiscal para afectar el cupo. No corre más el límite de tres unidades por persona. La Aduana, con sus criterios técnicos, determina si hay o no finalidad comercial.
Las últimas modificaciones en el "puerta a puerta" tienden a descomprimir las aduanas y aggiornarse a tiempos modernos en un mundo con cerca de 140.000 millones de compras electrónicas transfronterizas por año. El 80% de las compras puerta a puerta en el país no superan los US$20 cada una, y hay cerca de 10.000 envíos diarios que ingresan por la vía postal (que se estima crecerán a 50.000). Pero la espina en el zapato del "puerta a puerta" es el narcotráfico. A modo de ejemplo, los cinco muertos de la tragedia de Time Warp de 2016 consumieron drogas de diseño que entraron al país por la vía postal.
Con el narcotráfico como preocupación mundial, solo el tiempo dirá si estamos preparados para sostener la apertura de estas compras.