Programa de Incentivo Exportador: el PIE que es un tiro en el pie

El Gobierno aprobó una nueva edición del Programa de Incentivo Exportador (PIE). Esta vez incluirá maíz, cebada cervecera, girasol, sorgo y cebada forrajera. Consiste en dar un mejor tipo de cambio, hasta el 31 de agosto para dichos productos. También se liberan algunas restricciones cuantitativas como por ejemplo el “volumen de equilibrio” para el maíz, con el fin de lograr mayor ingreso de divisas.

En realidad el nombre es puro marketing porque no es un programa, ni incentiva mayores exportaciones. Sólo las concentra en el tiempo. El productor tiene un problema adicional: ante la reiteración de estos programas, a veces vale la pena vender todo mientras está vigente o esperar una nueva edición. Esto genera fuertes problemas de manejo financiero y logísticos. Cobrar pronto en un país con alta inflación puede ser una mala idea. Asimismo, si muchos intentan vender al mismo tiempo en lugar de espaciado, se generan problemas de coordinación y transporte.

Las importaciones se mantienen al tipo de cambio oficial, al cual deberán agregar impuestos, a diferentes tasas en diferentes sectores o actividades. El principal impuesto es el País, Para una Argentina Inclusiva y Solidaria. Esto redundará indudablemente en un mayor costo.

Nota de color: un porcentaje de este impuesto se destina al Fondo de Integración Socio Urbana (FISU), creado por el Decreto N° 819/19 en el marco de la Ley N° 27.453, para la financiación de la vivienda social que administra un allegado a Juan Grabois, que disputa con el ministro Sergio Massa en las elecciones. El objetivo de mayor recaudación tiene entonces algunas limitaciones, ya que debe gastarse con esos fines. Se recauda pero debe (¿o debería?) gastarse.

Nota de color dos: quedarán exentos del Impuesto País ciertos vehículos de lujo que incluyen los modelos más caros y exclusivos de la Argentina, de marcas de lujo como Ferrari, Porsche, Maserati, Lotus y los modelos más caros de Audi, BMW y Mercedes-Benz, entre otros.

La Tesorería recaudará más fondos tanto por importaciones como por exportaciones, ya que las retenciones se calcularán sobre un monto mayor. Mejoran -transitoriamente- los ingresos fiscales a costa de afectar al sector privado.

Los efectos monetarios son un problema. Por cada dólar que el BCRA compra a $340, luego los vende a $270. Instantáneamente pierde $70. Esos $70 quedan circulando en la economía y tarde o temprano volverán al BCRA para convertirse en Leliqs sobre las cuales se paga una tasa anualizada del 150%. Asique habrá más deuda o más inflación ya que hay más pesos para comprar la misma cantidad de bienes.

¿Por qué generar un programa tan complejo? Para no devaluar, y que no tenga impacto en precios domésticos. Como indudablemente los tendrá porque por ejemplo el maíz es esencial para la producción de carne vacuna, porcina o aviar. Entonces ya está en estudio un plan de compensación del mayor costo que los productores tendrán. Se recauda más pero se gastará más.

Este PIE o intervención es arbitrario, intermitente, transitorio, discriminatorio, inconsistente y contraproducente. Muchos problemas para un beneficio efímero. ¿Por qué hacerlo?

En realidad el gobierno no quiere devaluar porque gran parte de su deuda son bonos en pesos indexados a la cotización del dólar, llamados dolar-linked. Pagaría más por su deuda si devalúa.

Con esta medida, ya no es creìble que esos bonos mantendrán su valor en dólares, aunque sean oficiales. Ha cerrado una fuente de financiación: un verdadero tiro en el pie.

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