Productos gourmet: el diferencial exportador argentino
En su mayoría derivados de las economías regionales, distintos sectores buscan destacarse por su cuidada producción y elaboración, que se traduce en valor agregado; casos de emprendimientos y los estímulos estatales
Los productos alimenticios gourmet en la Argentina quizás sean el as bajo la manga para poder destacarnos en el mundo y posicionar a nuestro país como un gran productor y exportador.
Siempre se ha dicho que la Argentina es el supermercado mundial, por lo que si nos tomamos en serio aquello de agregar valor agregado a nuestros productos podríamos competir de igual a igual con países del primer mundo.
Los productos gourmet, de cuidada y detallista elaboración, han comenzado a ganar nuevamente protagonismo dentro del sector agroalimentario, que aporta el 65% del total de las exportaciones argentinas. Aún su impacto es incipiente, por lo que los principales aportes que dan estos productos al país, por ahora, son la generación de empleo y el posicionamiento, más que el ingreso de divisas. Se trata de un sector netamente federal con muchas economías regionales detrás y prácticamente integrado por pymes.
Conservas, mermeladas, aceites de oliva, aderezos, infusiones y otra gran variedad de productos se encuentran dentro de una categoría que sostiene su demanda, tanto en el mercado interno como en el internacional.
Las pymes exportadoras
Arytza es una de las empresas que apostó a la exportación para hacer de su negocio un modelo rentable. Dedicada a la fabricación de aderezos y mostazas 100% naturales, tiene más de diez años en el mercado. “Comenzamos en 2003, de forma muy artesanal”, cuenta Leandro Merlo, uno de sus socios. “Nuestra idea original fue desarrollar aderezos con valor agregado diferencial, sin usar aditivos ni conservantes artificiales, libres de gluten y con certificado Kosher. Comenzamos con un porfolio de tres mostazas y fuimos con el tiempo y la experiencia agregando más productos. Hoy tenemos 16 productos desarrollados”, añade.
Poco a poco y con la ayuda de la Fundación Exportar –hoy Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional (Aaici) – y la fundación ICBC, comenzaron a participar en exposiciones internacionales y a formar parte de un consorcio de productos gourmet, dos acciones que posicionaron a la empresa en el exterior.
Tras una fuerte inversión en maquinaria y siempre pensando en la internacionalización de sus productos (se encuentran cuatro variedades de mostaza, salsa criolla y barbacoa, curry, aderezos como chimichurri y especias) la empresa está construyendo una nueva fábrica en Neuquén.
Merlo reconoce que el volumen de sus exportaciones todavía no es representativo en términos de facturación, por lo que dice que no han utilizado ningún programa de financiamiento. Sin embargo, destaca el valor de sus exportaciones durante 2017, que fue de US$40.000 a países como Estados Unidos y el Reino Unido, siendo estas el 10% de la facturación de la empresa. En tanto, estima para el 2018 un incremento del 20% o 30% de su volumen y la apertura de un nuevo mercado: el canadiense.
Otro caso diferencial es el de la empresa Liomel, de la ciudad de Rauch, Buenos Aires. En contra de la vasta realidad del sector apícola, Liomel apuesta por la producción de miel y su venta fraccionada con alto valor agregado: su miel tiene nueces, vainilla, canela o almendras.
Este es un caso naciente de una nueva era para el comercio exterior. Su primera exportación aún está siendo gestionada a través de la herramienta Exporta Simple.
Araceli Alonso, una de sus socias, cuenta que el interés en este sector surgió en 1997, cuando el campo atravesaba un período poco favorable para la ganadería, lo que la hizo pensar en otro emprendimiento. “En ese momento la municipalidad de Rauch dictaba un curso de apicultura y nos entregaban 10 núcleos (un núcleo es una pequeña colonia de abejas criadas por un apicultor partiendo de una colmena ya existente, generalmente usado para incrementar el número de colonias, criar reinas), que debíamos devolver al finalizar el curso junto con la producción”, cuenta.
Alonso señala que siempre tuvo como objetivo hacer productos derivados de la producción y fraccionar la miel, y señala que tuvo acompañamiento del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) desde el aspecto técnico para garantizar la calidad en la producción. “También fui invitada a formar un grupo que derivó en lo que hoy es la Cooperativa Apícola de Rauch, donde nos reunimos para trabajar desde el campo hasta la extracción de la miel bajo un protocolo de calidad y también para abaratar costos de la producción haciendo compras en conjunto”, añade.
A pesar del bajo precio que siempre ha tenido la miel a granel, decidió entrar al negocio pensando en el valor agregado. “De esta forma, con menos cantidad de colmenas, se puede lograr tener mayores ingresos, sabiendo que estamos desarrollando un producto con mucho valor por el cuidado desde el campo hasta que se envasa, cumpliendo con protocolos de calidad que garantizan que nuestra miel sea libre de antibióticos, no tenga ninguna alteración y sea un producto 100% natural”, dice.
Liomel pretende invertir y destinar un 50% de su producción al mercado internacional a través de Exporta Simple, siendo su primer destino Alemania. “Esperamos que sea una exportación exitosa, ya que demandó un esfuerzo para cumplir con las habilitaciones, además de factores que hicieron compleja la producción por el precio de los envases y las etiquetas, que tuvimos que adaptar a las exigencias internacionales”, concluye.
Este último aspecto es quizás uno de los puntos finales que cualquier empresa exportadora de productos alimenticios debe tener en cuenta. Es por eso que, desde la Aaici, junto al Ministerio de Agroindustria, impulsan un programa de capacitaciones a nivel nacional con temáticas específicas que incluyen packaging, normas de etiquetado, negociación, marketing y logística, entre otras.
Es que conocer de antemano las exigencias de algunos mercados internacionales para ingresar los productos argentinos acelerará el proceso de exportación.
Laboratorios Pharmamerican, con su marca comercial Saint Gottard, conoce esto por experiencia propia. Esta pyme, oriunda de la ciudad de Mar del Plata y fundada en 1994, logró en pocos años liderar el mercado argentino de infusiones de alto valor agregado, con hierbas y frutas, mediante la permanente actualización y el constante desarrollo de nuevos productos. Pero exportar no fue tan fácil.
Walter Borkowski, responsable de comercio exterior de la empresa, cuenta a la nacion que dieron cuenta de importantes barreras al momento de colocar sus productos en el exterior. Uno de ellos fue el registro de los productos en cada uno de los países: “Los organismos que controlan el registro tienen diferente criterio y algunas materias primas que son consideradas alimento en la Argentina no lo son para otros países. Esto hace que el registro demore o se solicite documentación que no puede cumplimentarse. Por ejemplo, si una hierba en la Argentina es considerada alimento, pero para otro país esa hierba es un medicamento, el organismo en el cual debe registrarse es diferente, y a su vez solicita cumplimentar con estudios adicionales que nuestra legislación no solicita. Eso nos pasó en Uruguay y Bolivia, por ejemplo”.
Y añade: “Esta situación desalienta el potencial importador, porque hace que se demore el registro y lleva gastos iniciales importantes”.
En línea con las demandas de consumo actuales, Saint Gottard produce infusiones libres de gluten, sin TACC y con certificación Kosher. Además, cumple con los requisitos de calidad de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para productos naturales elaborados a base de hierbas. Pero siempre hace falta definir estrategias específicas para cada mercado. “La estrategia que tiene la empresa para localizar clientes es buscar primero el país donde se quiere exportar, luego los contactos de los supermercados gourmet, tiendas y distribuidoras. Luego planificamos una visita y una agenda con los que se consideran más importantes. De esta manera podemos tomar contacto con las personas que deciden la compra, conocer el mercado (precios, packaging, competidores), y analizamos la capacidad del potencial comprador”, dice Borkowski.
En 2017, la empresa exportó un 50% más que en 2016. Para 2018 esperan incrementar las exportaciones en un 30% o 40%, con foco en América Latina.
Sin embargo, como gran parte de la realidad de estos productos, solo el 5% del total de la producción es destinada al exterior.
Cifras y estímulo estatal
Estas tres empresas son solo un ejemplo de los esfuerzos de cientos de pequeños empresarios por ser competitivos. Los productos gourmet son, en su mayoría, derivados de las economías regionales, que no están pasando por su mejor momento.
Tal como lo publicó la nacion, las economías regionales exportaron durante 2017 el equivalente al 8,8% del total de operaciones de comercio exterior: lo hicieron por un valor de US$5127 millones, un 2% menos que en 2016, según un informe del Ieral.
Pero su protagonismo y la necesidad de reactivarlas ha hecho que se articulen acciones desde diferentes instancias del Gobierno para ayudar a estos emprendimientos a exportar.
El secretario de Comercio, Miguel Braun, reconoce la situación y considera que, además de los programas de capacitación, “desde lo macro tenemos que reducir gradualmente el déficit fiscal y la inflación. Y tenemos que seguir trabajando en mejorar la competitividad sistémica de la economía: reduciendo costos logísticos, costos impositivos, costos del capital, reduciendo trámites y simplificando, para que las empresas puedan crecer y generar empleo”.
Desde la cartera de Agroindustria dicen que la mirada está puesta en la inserción internacional de los productos argentinos. “Para ello, el ministerio cuenta con la Secretaría de Mercados Agroindustriales y además ha creado una Secretaría de Alimentos y Bioeconomía que tiene por objetivo trabajar con las empresas para ofrecer las herramientas para mejorar su competitividad y puedan llegar a los mercados con un buen packaging y con las certificaciones requeridas por los clientes”, dicen.
Junto a esta cartera, la Aaici adelanta una ronda de negocios con la tienda alemana gourmet Galerías Kaufhof, de la cual participarán unas 40 empresas argentinas exportadoras. Los productos que ya tienen confirmados son aceites de oliva, aderezos, mermeladas, miel, quesos, dulce de leche, empanadas, productos congelados y golosinas, entre otros.
En función de los productos que sean seleccionados por la tienda, durante el mes de septiembre se realizará una “semana argentina” en la cual se promocionarán esos productos a través de degustaciones, sampling, folletería y ambientación de las góndolas con estilo argentino en 20 sucursales de diferentes ciudades de Alemania.
“El haber perdido presencia en estas cadenas hizo que la Agencia no solamente se focalice en generar oportunidades comerciales a través de acciones de promoción, sino que principalmente centre sus esfuerzos en capacitar y preparar a las empresas, para poder recuperar el terreno perdido durante la última década”, dice Alejandro Wagner, director general de Comercio Internacional de la Aaici. “Si a ello le sumamos que el contexto internacional cada día se vuelve más competitivo y que ciertas economías profundizan su blindaje comercial, es imprescindible dotar a las empresas exportadoras con potencial de conocimientos y capacidades para poder abastecer a los compradores del exterior”, añade.
Por su parte, Agroindustria llevará adelante más de 15 misiones comerciales sectoriales, con participación en 10 ferias de alimentos en el mundo e impulsará 10 rondas de negocios inversas, en distintos lugares de la Argentina.
“En marzo, daremos inicio a las Escuelas de Negocios para pymes, y por supuesto continuamos con la difusión de nuestras herramientas de diferenciación. Queremos que más empresas logren obtener el Sello de Calidad Alimentos Argentinos, una elección natural, las Denominaciones de Origen y la producción orgánica”, señala el ministro de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere.
“Es importante mencionar que las empresas con estos instrumentos cuentan con un reintegro adicional a las exportaciones del 0,5%. El gran desafío de este 2018 es lograr que todo el esfuerzo, los programas y acompañamiento del Estado, así como las inversiones y desarrollos que han generado las empresas se transformen en exportaciones crecientes de alimentos con mayor nivel de transformación, con más valor agregado que podamos ubicar en las góndolas del mundo”.
En tanto, Wagner concluye: “Varios sectores agroindustriales han demostrado un buen desempeño durante el último año, y estamos convencidos de que los productos gourmet tienen un alto potencial para seguir creciendo y que ello traccione la generación de empleo genuino”.