Preocupación. El comercio global se deteriora rápidamente
La OMC declaró que la guerra comercial entre EE.UU. y China y la incertidumbre del Brexit están debilitando la economía mundial
La Organización Mundial del Comercio (OMC) difundió una declaración el martes diciendo que la economía mundial que se debilita, la guerra comercial de Trump con China y los temores a un Brexit potencialmente tumultuoso, se han combinado para producir una desaceleración dramática del comercio mundial.
La organización con sede en Ginebra redujo su pronóstico de crecimiento del comercio para este año y 2020, lo que es un indicador preocupante, al alertar los economistas de que la economía global sigue estando débil.
Ahora se prevé que el comercio de mercaderías durante 2019 sólo se expandirá 1,2%, menos de la mitad de la tasa de crecimiento previsto en abril, dijo en su declaración la OMC. Se prevé que la tasa de crecimiento del comercio mundial alcanzará 2,7% el año entrante, por debajo del tres por ciento previsto anteriormente.
"La mayor probabilidad es que siga cayendo el pronóstico dominado por la política comercial", dijo la organización.
El deterioro pronunciado del comercio refleja riesgos que han estado creciendo en todo el mundo durante los últimos meses, con perspectivas de baja en las principales economías. El martes, un indicador muy seguido de la actividad manufacturera en Estados Unidos informó que el sector fabril se contrajo en septiembre por segundo mes consecutivo. El índice de manufactura de los gerentes de compras cayó en septiembre a su nivel más bajo desde junio de 2009, el mes que marcó el final oficial de la última recesión.
"China se ha estado desacelerando visiblemente", dijo Per Hammarlund, principal estratega para los mercados emergentes del SEB Group, un banco global de inversiones con sede en Estocolmo. "La India se está desacelerando. También se desaceleró Estados Unidos. Y Europa en particular se desacelera muy marcadamente. Esa es la principal razón de la desaceleración del comercio mundial", agregó.
Pero si la desaceleración del comercio aún es en gran medida una consecuencia de la debilidad general de la economía, crece la preocupación de que una baja del comercio por sí misma podría aumentar el retroceso de la economía hacia el futuro.
Alemania se ha vuelto una fuente destacada de preocupaciones en Europa al caer los pedidos a sus fábricas, tendencia que se profundizó en septiembre, según un estudio difundido el martes. Los problemas de la manufactura alemana derivan en parte del hecho de que compañías chinas, que se ven afectadas por los aranceles sobre las exportaciones a Estados Unidos, están reduciendo su compra de máquinas fabricadas en Alemania. Las compañías alemanas también son renuentes a invertir frente a la perpetua incertidumbre respecto del Brexit.
Al producir y exportar menos, algunas compañías alemanas están eliminando puestos de trabajo. Es probable que eso lleve a que se reduzca el consumo, contribuyendo a la debilidad en otras economías europeas, como las de España e Italia.
Los conflictos comerciales aumentan la incertidumbre, lo que está llevando a algunas empresas a demorar las inversiones que aumenten la productividad, que son esenciales para elevar el nivel de vida
Estas tensiones se intensifican mientras el presidente estadounidense, Donald Trump, impulsa su guerra comercial con China. En abril, cuando la OMC difundió su último pronóstico, el estado de ánimo se veía influido por las esperanzas de que Washington y Pekín se estuvieran acercando a un acuerdo para resolver sus disputas comerciales. Ahora eso parece lejano.
En septiembre, Trump elevó los aranceles sobre importaciones chinas por valor de US$112.000 millones, lo que amenaza a los consumidores estadounidenses con costos más elevados de los zapatos, la vestimenta y los aparatos electrónicos. Al responder China con aranceles sobre importaciones estadounidenses por valor de US$75.000 millones, Trump amenazó con extender los aranceles a importaciones chinas por valor de US$550.000 millones.
El mes pasado, Trump demoró dos semanas un incremento planificado de los aranceles sobre productos chinos por valor de US$250.000 millones, lo que hizo renacer brevemente las esperanzas de un acuerdo. Pero muchos expertos son escépticos de que, al haberse atrincherado ambas partes, se llegue a un acuerdo.
Estados Unidos y China son las dos economías más grandes del mundo, abarcando entre ambas el 40% del producto anual mundial. Al trabarse en conflicto, toda nación que participa del comercio es vulnerable a sus efectos.
La economía de Singapur ahora está en contracción y Japón, Corea del Sur y Taiwán tienen perspectivas a la baja, al desacelerarse sus exportaciones a China.
"La incertidumbre política respecto del futuro y la imposición de restricciones comerciales reales comienza a hacerse sentir en otros países", dijo Meredith Crowley, experta en comercio internacional de la Universidad de Cambridge en Inglaterra.
La OMC, que promueve el comercio global e interviene en disputas, alertó que la intensificación de los conflictos comerciales es una amenaza directa al empleo y las fuentes de ingreso, desalentando al mismo tiempo la expansión y la innovación de las empresas.
La organización difundió su pronóstico bajo el supuesto de que el crecimiento económico global registrará una tasa desilusionante del 2,3% este año y en 2020.
"Los conflictos comerciales aumentan la incertidumbre, lo que está llevando a algunas empresas a demorar las inversiones que aumenten la productividad, que son esenciales para elevar el nivel de vida", dijo en una declaración el director general de la organización, Roberto Azevêdo. "La creación de empleo también puede verse afectada al emplear las firmas menos trabajadores para producir productos y servicios para exportación".
La organización señaló como un riesgo especialmente potente la amenaza de que el Reino Unido pueda salirse de la Unión Europea sin un acuerdo que gobierne el comercio futuro.
Desde que el Reino Unido puso en marcha el Brexit a través de un referéndum en junio de 2016, Europa ha enfrentado una incertidumbre respecto de las reglas que gobernarán el comercio a través del Canal de la Mancha. Faltando semanas para que se cumpla el plazo, la situación es especialmente confusa.
El primer ministro Boris Johnson se ha comprometido a sacar al Reino Unido de la Unión Europea el 31 de octubre, pueda o no asegurar un acuerdo con las autoridades en Bruselas, pese a la suposición generalizada de que un Brexit sin acuerdo enredaría al comercio en un caos burocrático y logístico.
Ha exigido que se elimine una cláusula negociada por su predecesora Theresa May para evitar la reimposición de una frontera dura separando a Irlanda del Norte, que es parte del Reino Unido, de la República de Irlanda en el sur, que es independiente. Los europeos se han mantenido firmes, mientras que Johnson no ha propuesto una alternativa formal.
Pero el parlamento británico, alarmado por la posibilidad de un Brexit descontrolado sin acuerdo, el mes pasado adoptó una legislación de emergencia que obligaría a Johnson a buscar una extensión del plazo si no logra un acuerdo. Persiste la especulación de que podría optar por ignorar esa directiva, creando una crisis constitucional. También enfrenta acusaciones de que siendo alcalde de Londres entregó fondos del estado a una mujer con la que tenía una relación.
Se considera inevitable que pronto haya una elección, pero nadie sabe cuándo se realizará.
Nada de esto aumenta la motivación de las compañías para invertir en el Reino Unido. La economía británica se contrajo entre abril y junio. En toda Europa, el espectáculo del Reino Unido haciéndose más pobre y hundida en el pantano del Brexit no es bueno para los negocios.
"La situación británica es mucho más incierta hoy", dijo Crowley, la experta en comercio de Cambridge. "Eso alimenta la debilidad del crecimiento del comercio de otros países europeos", cerró.
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