Por qué exportar alimentos es un beneficio para el país
Cinco razones que prueban que la suba de precios es un problema macroeconómico y que los envíos al exterior generan gran parte de las divisas que se necesitan
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La escalada inflacionaria puso en estado de alerta a los consumidores y también al Gobierno, que reaccionó con medidas destinadas a controlar aún más las exportaciones de alimentos, entre ellos la carne, lácteos y granos.
A través de la Resolución 60/2021 del Ministerio de Agricultura y Pesca, que modifica el Reglamento para la Inscripción en el Registro Único de Operadores de la Cadena Agroindustrial (RUCA), dispuso más trámites burocráticos a los que ya existen para exportar, aunque esto no corre para los que tienen un establecimiento propio ya inscripto en el RUCA. Los nuevos requisitos son:
Para el exportador de granos y lácteos: informar detalle de cuentas bancarias, movimientos bancarios de los últimos 6 meses; plan de trabajo proyectado para el próximo año, con detalle de mercadería a exportar, volúmenes, proveedores y destinos; todos los detalles del personal que trabaja en la exportadora; último estado contable certificado para las personas jurídicas y manifestación de bienes actualizada y certificada para las personas humanas; constancia de ingresos de divisas, etc.
Para el exportador de ganados y carnes, lo mismo, pero agrega que “los titulares de los establecimientos matriculados que presten servicios de exportación a terceros matriculados en este registro, serán mancomunada y solidariamente responsables por los incumplimientos de los requisitos y demás condiciones de la resolución”.
Además, sobre llovido, mojado. Al día siguiente, el Gobierno nacional formalizó la creación de la Declaración Jurada de Exportaciones de Carnes (DJEC), un registro para la inscripción de exportaciones de carnes y productos derivados con el que “procura evitar posibles desequilibrios en el abastecimiento, precio y calidad del producto”, lo que generó gran malestar en el sector.
Un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) muestra que en los últimos 4 años los alimentos y bebidas sin alcohol subieron 335%, con los mayores aumentos producidos entre marzo de 2018 y marzo de 2019. Las frutas subieron un 437% y la carne 389%. Café, yerba y cacao registraron aumentos del 348%. En este período, la inflación fue del 310%.
Según la Cámara de la Carne (Ciccra), la exportación no está relacionada con el aumento de precios de la carne. “Empiezan a manifestarse las recrías largas a campo, motivo por el cual la oferta de animales de consumo se encuentra disminuida. Por ello, y a pesar de la escasa demanda del mercado interno, los precios no ceden”. Es una buena noticia, porque quiere decir que, por ahora, y si no se ahogan las condiciones, los productores piensan en ampliar su stock y habría más oferta en los próximos años siempre y cuando estén dadas las condiciones. El consumo de carne en la Argentina es de 49 kilos por habitante, un contraste con los 66 kilos por habitante registrados en 2008, después del cierre de las exportaciones, pero que provocó la liquidación de vientres y la alarmante disminución del stock. “La Argentina se quedó entonces sin carne para el mercado externo e interno”, explica el economista Lorenzo Sigaut Gravina. “Se liquidaron más de 10 millones de cabezas de ganado, y hubo un salto en los precios”, agrega.
Por otro lado, según el Indec, las exportaciones del complejo carne y cuero bovinos alcanzaron 3368 millones de dólares en 2020 (6,1% de las exportaciones totales), con una caída interanual de 16,5%. Sus principales mercados fueron China y Unión Europea. “Este año el sector apuntaba a llegar a los US$4000 millones en exportación, pero con las nuevas medidas hay que ver qué va a pasar”, apunta Sigaut Gravina.
Perder mercados es peligroso porque son muy difíciles de recuperar. “Nuestro país no puede desaprovechar el posicionamiento que hemos logrado en el mercado chino, que atraviesa un gran problema sanitario provocado por la gripe porcina africana. Esto redujo su oferta de carne porcina y han tenido buscar mercados que los abastezcan”, dice el asesor en comercio exterior Gonzalo Portugal. Esta ventana al gigante asiático puede perderse fácilmente si no se cumple con lo pactado.
Pero, ¿son la exportación y los precios internacionales los culpables del aumento del precio de los alimentos? Aquí 5 razones que comprueban que exportar es un beneficio para el país y no una carga.
1- Alimentos, una balanza positiva: según estudios de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal), la industria de alimentos y bebidas (IAB) exporta cada año alrededor de 16 veces más en términos de dólares que lo que importa. Incluye carne bovina y aviar, aceite de soja, moluscos y crustáceos a China; lácteos, malta, hortalizas, peras, manzanas y pescado, entre otros con valor agregado, a Brasil; aceite de soja a India; pellets y residuos de la extracción de aceite de soja a Vietnam; y vinos, jugos de frutas y hortalizas, miel, carne bovina, crustáceos, azúcar y té, entre otros, a Estados Unidos, entre los principales destinos.
De esta manera, las ventas al exterior de la IAB (más de US$26 mil millones promedio en los últimos diez años) representan alrededor del 40% de las exportaciones totales del país. En el mismo sentido, en los últimos diez años la IAB generó un gran superávit comercial de más de US$24,5 mil millones promedio, lo que se traduce en el doble del promedio del déficit de cuenta corriente argentino en el mismo período. En consecuencia, el sector se destaca por robustecer las reservas internacionales del país y contribuye a mitigar los efectos de la falta de divisas que aqueja a la Argentina.
2- Precios internacionales: Sigaut Gravina afirma que, si bien hay una presión de los precios internacionales en las commodities “tenemos la ventaja de que somos productores. Estos precios están subiendo en dólares. Para el sector exportador significa que, produciendo lo mismo, se cobra más dólares, algo que es positivo”.
Para Marcelo Elizondo, experto en negocios internacionales, en el caso de los alimentos las exportaciones pueden afectar los precios domésticos solo de manera excepcional. “La Argentina tiene inflación desde hace 15 años, aproximadamente. Las exportaciones argentinas llegaron a US$84.000 millones hace 10 años y ahora están en 60.000 millones, y la inflación sigue alta. Claramente no hay vinculación directa entre los precios internacionales, la inflación y los precios domésticos”.
Según el experto, hay una influencia de los precios internacionales cuando el insumo importado tiene mucha relación con lo que se produce. “Si sube el precio internacional de la carne, entonces podría subir en el supermercado, pero la incidencia del precio de exportación licúa ese impacto porque están los costos de distribución, financiamiento, logística etc. Hay muchos factores domésticos que influyen en el precio”, asegura.
3- La macro: menos no es más. Copal, en un informe exclusivo para La Nacion, analiza que en los últimos diez años se advierte una situación clara de estancamiento general. Esta merma en los niveles de actividad, empleo y exportaciones es producto de problemas estructurales tales como la inestabilidad macroeconómica que ha sufrido el país, la excesiva carga tributaria que recae sobre la producción de alimentos y bebidas (39% de carga en el precio final de los alimentos y 47% en las bebidas); costos logísticos entre un 15 y un 30% de la facturación; falta de acceso al financiamiento y problemas operativos para exportar.
4-Más costos: la entidad agrega que el incremento acumulado de los costos que soportaron las empresas el año pasado fue de entre un 45 y un 250% para materias primas; un promedio de 35% en la logística; entre un 36 y un 44% en salarios; alrededor de 50% en insumos no alimenticios, un 40% por la depreciación del tipo de cambio y más de un 20% en costos relacionados con el Covid-19.
5- Consenso: “Contrariamente a lo que se viene afirmando, la exportación de alimentos y bebidas no es la generadora de la inflación en Argentina, sino la falta de resolución de los históricos desequilibrios macroeconómicos. Mientras el IPC general en los últimos doce meses alcanzó un incremento del 42,6%, al universo de productos representados en Copal -que son regulados por la política de Precios Máximos- se les ha otorgado tan solo un incremento de entre un 4 y 10,8%”, informa Copal.
Para Nadin Argañaraz, al frente de Iaraf, entonces, “la Argentina no ha tenido una acción sistemática y sostenida para bajar la inflación. Hace falta un consenso social y político para sostener los instrumentos que permitan controlar la tasa de inflación”.
Elizondo opina que “es un error creer que hay que desalentar la exportación para cuidar el precio local. Es al revés. Más exportación genera más inversión, más producción, y eso hace que se le pueda ofrecer más al mercado doméstico. Por el contrario, desalentar la exportación es desalentar la inversión y habrá problemas de abastecimiento local. es decir, más presión de precios. El asado no se exporta, por ejemplo, entonces si se produce más para exportar, habrá más cortes de asado para el consumo interno. No hay una dicotomía. ¿Cómo hacen los demás exportadores de alimentos del mundo? Hacen todo lo posible para exportar más, no menos”.•