Perspectivas y desafíos del comercio exterior para el 2020
Los principales puntos a tener en cuenta para lograr un crecimiento sostenido del sector
Si bien estamos en un escenario de definición sobre el rumbo de los próximos cuatro años, los analistas económicos y entidades internacionales prevén, en general, una caída en la actividad económica para el 2020, que impactará en el comercio exterior del país.
Cualquiera sea la realidad de la Argentina para los próximos meses, la inestabilidad económica que trae aparejada el inicio de un nuevo gobierno paraliza cualquier decisión de inversión a la espera de mayor certidumbre.
Es de esperar que recién para el segundo trimestre del 2020 podamos observar nuestro futuro con algún grado de acercamiento a alguna certeza.
En relación al comercio exterior, en los últimos años vimos una contracción de las importaciones, principalmente de productos de consumo masivo e insumos de las industrias que los fabrican. Al mismo tiempo, hubo un fuerte aumento en el portfolio de productos importados vinculados con la infraestructura energética.
Esto se debe a que, si bien se importa un 30% menos (comparando los últimos años con la gestión anterior), hubo un cambio en la composición del 70% de las importaciones actuales. Hay mucha demanda de infraestructura, como parques eólicos y solares (paneles, turbinas). Eso cambia, como vemos, la matriz de las importaciones.
Las industrias de hoy, a nivel mundial, son integradoras de partes, con lo cual es imposible suponer que un país pueda producir bien todo lo que necesita. Esto pasa en la Argentina y también en China, donde integran componentes elaborados en varios de sus países vecinos del sudeste asiático.
Tenemos el caso de Tierra del Fuego, floreciente hace unos años, pero ahora en una situación muy complicada, que esperamos se vuelva a reactivar y renovar.
El gran desafío del próximo gobierno, por eso, es mantener los logros obtenidos. No borrar y arrancar de vuelta. Es importante poder sumar y no reemplazar una industria exitosa por otra, cuando así lo exige la necesidad de empleo de un país.
Qué pasa con las exportaciones
En el caso de las exportaciones, la Argentina sigue siendo oferente de productos agroindustriales. De hecho, el 50% de lo que vende nuestro país al mundo está concentrado en 20 empresas de soja, cebada y maíz.
En ese sentido vale destacar que, durante los últimos años, la actividad frigorífica incrementó fuertemente su presencia en el mercado internacional, que junto con la industria pesquera lideraron la matriz de exportaciones cárnicas.
De cara al futuro, es indispensable apuntar al agregado de valor de los recursos naturales. Exportar harina de soja en lugar del poroto. De hecho, ahora se exportan arvejas en bolsa, que se enlatan en otros países. Esa realidad es la que se necesita revertir, para sumar ese valor agregado.
También hay que invertir en trenes y rutas, para bajar los costos logísticos, que actualmente son altísimos. Y que hacen que muchas exportaciones no sean viables por los precios internos de trasladar el producto hasta los puertos.
También es importante generar conciencia de que las importaciones no son enemigas de la producción, y que la matriz productiva de la Argentina está destinada a satisfacer en un 70% al consumo interno y no al externo.
Por último, debemos tener en claro que, además de generar divisas, el sector exportador es el mayor creador potencial de empleo, un aspecto esencial para el desarrollo económico y social.
El autor es gerente general de Outland Logistics
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