Negociaciones más sofisticadas
Cómo debe prepararse el país para defender su producción de "súper alimentos"
A propósito de las estrategias de negociación dentro de los formatos conocidos equívocamente como "de libre comercio", los países en desarrollo tienden a darle prioridad a su oferta exportable tradicional que suele caracterizarse por un bajo valor agregado.
En los últimos, años la diferenciación de productos -en la agricultura, por ejemplo, a partir de la ingeniería genética y de las exigencias para la preservación del ambiente- hizo que los países exportadores netos de dichos productos empiecen a considerar complementar sus pretensiones de bajar aranceles y ampliar los cupos con la inclusión de cláusulas adicionales para impedir el uso de restricciones no arancelarias.
Pero la diferenciación de productos va más allá del agregado de valor. En muchos casos los bienes son "redefinidos" a fin de adaptarlos a nuevas demandas de los mercados, potenciando así las ventajas competitivas.
Política insuficiente
Por ejemplo, la política comercial apta para sostener las exportaciones de materias primas alimentarias (y también las de productos convencionales) pueden resultar insuficientes e inoperantes cuando se pretende ingresar a mercados más exigentes con alimentos elaborados con nutrientes de alto valor energético (los "súper alimentos", porque aportar mayor cantidad de energía por cada ración a ser consumida).
En la Argentina todavía no se producen ni exportan dichos productos en gran escala, pero dadas las mayores exigencias nutricionales que se van imponiendo a escala global, sería inconcebible que por una eventual inconsistencia de las políticas de negociación comercial nuestro país perdiera la oportunidad de conquistar estos nuevos mercados.
Salvar la distancia entre la oferta exportable tradicional y una oferta potencial como la indicada puede significar la obtención de ganancias con efecto multiplicador sobre los sistemas productivos.
Posturas
Se impone, por lo tanto, un especial cuidado en la selección de los instrumentos de política comercial.
Así, por ejemplo, al entablar tratativas para la formalización de tratados de libre comercio deberían adoptarse posiciones destinadas a sortear obstáculos diversos, tales como: el uso de aranceles específicos que aplican algunos países para limitar el ingreso de determinados componentes incorporados a los alimentos; la aplicación arbitraria de medidas sanitarias y fitosanitarias especialmente focalizadas en el análisis de inocuidad sobre insumos que aportan o regulan el aporte de los nutrientes, y la inclusión de restricciones en las nóminas de requisitos específicos de origen (que pueden impedir el suministro de alimentos identificados por determinadas composiciones químicas).
De manera simultánea, la disposición para favorecer el ingreso de ciertas materias primas e insumos originarios de las contrapartes permitiría generar flujos de carácter intrasectorial (y aún intraproducto) que al impulsar la integración productiva también aseguraría la exportación de los bienes finales a los mismos países proveedores de aquellas materias primas o insumos.
Es indudable que semejantes previsiones aumentan la complejidad de las negociaciones, pero aquí se plantea para la Argentina una opción de hierro. Hasta ahora es evidente que no se han sabido explotar las potenciales ventajas competitivas del país. Por tal motivo, padecemos la típica vulnerabilidad que caracteriza a los países exportadores netos de materias primas y que no pueden siquiera incidir en la formación de sus precios.
El autor integra el Instituto de Integración Latinoamericana de la Universidad Nacional de La Plata