Mercosur-Unión Europea. Un paso significativo para romper un modelo de integración endocéntrica
El acuerdo estratégico entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) reviste una relevancia singular.
El Mercosur es un bloque que se concibió hace casi 30 años como acuerdo de integración económica regional y logró, hasta la fecha, un involucramiento comercial destacable entre las economías que son miembros del tratado, pero no entre ellas y terceros mercados.
El Mercosur, por caso, genera para la Argentina el 23% de sus exportaciones (y el 27% de las importaciones) y es un importante destino de nuestras ventas externas, especialmente para las exportaciones industriales tradicionales, que encuentran dentro de nuestro actual acuerdo regional un mercado que explica casi la mitad -unos US$9100 millones- de la totalidad de las ventas externas de este tipo de exportaciones.
En el mundo el comercio entre países que forman parte de acuerdos de apertura recíproca explica ya la mitad de todo el comercio transfronterizo, pero el Mercosur solo genera comercio intrazona equivalente al 20% de todo el comercio internacional de sus miembros. Así, nuestras exportaciones intrabloque sumaron el año pasado unos US$14.000 millones, pero hay otros destinos aún más lejanos que generan más ventas exteriores, como el continente asiático, al que se dirigieron el año pasado US$16.000 millones de exportaciones argentinas.
Por ello, el Mercosur debe trabajar también en mejorar la inserción en otros destinos. El nuevo pacto con la UE genera un complemento crítico.
El acuerdo con la UE no es aún el tratado de libre comercio ideal, pero genera un complemento crítico para el Mercosur
El acuerdo con la UE no es aún el tratado de libre comercio ideal que genere una liberación del comercio entre los mercados de los países de los dos grupos de manera general e inmediata. No lo es. Hay un camino aún pendiente para ello. Pero es un paso significativo para romper un modelo de integración endocéntrica y -a través de esta asociación estratégica, que aún deja materias para la integración reciproca pendiente- para buscar la inserción productiva más allá de nuestra región.
Las empresas del Mercosur tienen una escasa participación en cadenas de valor transfronterizas (en el caso de la Argentina, solo 30% de las exportaciones ingresa en ellas, mientas el 50% de las exportaciones de los países emergentes participan de esas cadenas) y nuestro modelo de unión aduanera, solo usado en pocos casos (7% del total de acuerdos de apertura recíproca vigentes en el mundo) no ha contribuido en ese sentido.
El comercio fuera de la región es mayoritario pero choca hasta hoy con restricciones propias de la escasa institucionalización de esa vinculación externa más lejana, como el hecho de que ese comercio extrabloque está gravado por altos aranceles (o por trabas no arancelarias) de ingreso a terceros mercados por la escasez de acuerdos comerciales con ellos. Mientras, el ingreso de importaciones en el Mercosur está afectado por que un arancel promedio -de más de 12%- que es altísimo y afecta a empresas locales que podrían ingresar en procesos arquitecturales de vinculación extrabloque.
Por ello, el acuerdo con la UE, aun siendo por ahora un pacto de alianza estratégica que permite cierta apertura recíproca relativa, hace prever más negociaciones futuras, pero logra desterrar ciertos defectos ancestrales.
La Unión Europea recibió en 2018 desde la Argentina exportaciones por US$9219 millones (15%del total); dentro de las cuales más de la mitad fueron manufacturas de origen agropecuario; y originó importaciones argentinas por US$11.262 millones (17% del total) dentro de las cuales las importaciones industriales fueron mayoría. Europa es el tercer continente en importancia en nuestras exportaciones, después de América y Asia.
El acuerdo también mejora el marco de fomento de las inversiones de empresas europeas en nuestra región
El acuerdo de integración entre el Mercosur y la UE permitirá fomentar el comercio entre ambos bloques (aun obteniéndose -por ahora- menos acceso con preferencias arancelarias que las esperadas) y también mejorar el marco institucional para el aliento de inversiones de empresas europeas en nuestra región (la UE es ya, actualmente, el principal inversor externo en la Argentina).
El pacto con la UE, además, nos pone en el conjunto de quienes siguen apoyando en el planeta la apertura internacional, que son mayoría (hace poco la UE firmó el más grande tratado de libre comercio -por el PBI involucrado- en el mundo, con Japón; en el mismo tiempo en el que 44 países africanos han celebrado recientemente el mayor tratado -por extensión geográfica- de apertura comercial recíproca). Hay algunos que elevan aranceles, pero a la vez muchos otros que los reducen.
Aún con resultados menos ambiciosos que los que se hubiesen esperado, el acuerdo entre el Mercosur y la UE es una noticia para celebrar. Especialmente para países como Argentina y Brasil, que tienen índices de participación del comercio internacional 40% menores que el promedio mundial.
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